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martes, 11 de octubre de 2011

Promesa - Capítulo 4

Holaaaaa!!! Ya he dicho que no voy a prometer nada, y no prometo, que luego me ahorcan con mi propia lengua jejeje.
Continuación y nada más!!



AMIGOS




-Castiel, te necesito. -espera unos minutos y nada sucede, juega una carta que espera sea un as- Es sobre Dean.

No pasa mucho tiempo entre la oración y el sonido de alas agitadas colándose en su cocina.


-¿Qué pasó? -pregunta el ángel sin modular y Bobby se admira de la poca emoción en la voz, contrastando abiertamente con la premura con la que ha aparecido.
-Desapareció. -informa.
-No es posible que haga eso -Bobby entiende que Castiel se lo ha tomado en forma literal, a veces era un poco cansador hablar con ese ser.
-Se fue, desperté hoy y se había ido. Lo busqué por todos lados y no está, ha dejado el Impala, su ropa, dinero, armas, todo y se marchó. Las gotas de sangre que perdió después de sacarse el suero llegan hasta le portón de salida y luego se pierde. He conducido en las inmediaciones, preguntado a cuanta gente encontré, pero nadie lo ha visto.

Los dos se quedan en silencio sopesando la información, pero Bobby tiene un miedo dando vueltas en su corazón y no puede evitar hacerlo voz.

-¿Crees … -tiembla al intentar decir lo que teme- … crees que se haya … -un silencio para coger aire- … suicidado? -todo su cuerpo se sacude ante la opción, Dean es lo único que le quedaba y si el muchacho escogía esa salida él no se creía con fuerzas de no hacer lo mismo.
-No -declara rotundo el ángel, pero la seguridad de alguien que no entiende a los humanos no es suficiente para calmar los miedos del viejo cazador.
-¿Estás seguro?
-Sí.
-¿Cómo? -pregunta ante la contundencia de la respuesta.

El ser lo mira como si sopesara contestar o no a la pregunta, si Bobby tuviera que apostar a algo diría que el tipo de gabardina vio en su interior toda la agonía de esa posibilidad y se apiadó de él.

-Desde que lo saqué, su alma y mi gracia han estado de alguna manera conectadas. No sé como, no sé si pasa siempre, no queda en el Cielo ningún ángel vivo que haya rescatado a un ser humano del Infierno, pero sí se que es cierto lo que digo. Dean no está muerto, si así fuera, yo no sentiría lo que siento. -“Además está el pacto”, piensa pero no lo dice, sería cargar con más preocupaciones al hombre y ha llegado a estimarlo lo suficiente como para ahorrarle el mal trago.

Bobby lo mira con la sorpresa dibujada en el rostro, vamos, que él había visto a ese ser hacer mucho por los chicos, principalmente por el mayor, pero nunca había dado muestras de estar condicionado de tal manera.

-¿Me estás diciendo que sientes porque él lo hace?
-No. -lo mira calibrador unos instantes- No, sus sentimientos y los míos están separados, pero una parte de mi gracia siente lo que él.
-Así que está vivo -no es una pregunta, pero aun hay duda en la afirmación.
-Sí.
-Ve en su busca entonces.
-No puedo, tiene el grabado en sus costillas, no puedo encontrarlo si no me llama.

El viejo asiente aún preocupado, quiere localizar a Dean, traerlo a casa, cuidarlo, que esté seguro y alejado de la tentación de una muerte rápida. Quiere tenerlo rodeado de la única estabilidad que ha conocido en años. Quiere tenerlo a su lado, bajo su mirada.

-¿Cómo está? -Castiel sabe a qué se refiere el hombre pero lo cuesta poner palabras a las sensaciones.
-Mal. -advierte la preocupación cruzando la cara del cazador- No está físicamente herido, pero … -no sabe, de verdad no sabe cómo se llama eso, lo que sí sabe es que lo que sea que siente el hombre está provocando a cada instante con más intensidad, que sus ojos piquen de forma extraña y se llenen de una película acuosa que le impide ver con precisión.

Bobby le da tiempo esperando que el ser encuentre una forma de expresar lo que no conoce en carne propia. Lo ve pasarse la mano por el cabello, de atrás a adelante, ha visto ese gesto en el mayor de los hermanos cuando se encontraba preocupado, en especial si la fuente de esa inquietud era Sam. Siente cierta calidez en el pecho al advertir que tiene frente a sí un ángel que ha estado aprendiendo de un humano. Sonríe por dentro al pensar que jamás habría creído que Dean Winchester se convertiría en modelo a seguir por un ser como el que tiene de pie en el centro de su cocina.

-Es como si tuviera algo clavado en el pecho, esa cosa no deja que respire con facilidad, cada inspiración y espiración duelen y hay momentos en los que el aire es sólo insuficiente. A veces siento como si todo mi cuerpo pudiera temblar por el dolor que lo recorre, es … es agonía, pero sé que no está herido...es … -suspira y mira directo a los ojos de Bobby, hay pena en ese rostro y el cazador se asombra ante el dolor crudo que traspasan los orbes azules- Nunca sentí algo así. -se sincera- Ni aún cuando más humano estuve, ni cuando morí, ni cuando no encontré a mi padre, yo me sentí mal, mucho, pero no de esta manera. -sigue la lucha en busca de palabras y de repente parece hallarlas- Ésto es como si le hubieran cortado una parte enorme del cuerpo y dejaran la herida abierta y sin posibilidad de cicatrizar. Ésto es doloroso inclusive para mí.

No puede hablar más sobre ellos porque las lágrimas corren libres por su rostro, al intentar sentir mejor a Dean se ha sumergido tanto en su conexión que ya no puede separar sus emociones de las del humano, y éstas se han colado en él de forma virulenta repercutiendo en cada parte de su ser invisible.

Bobby mira maravillado como el primer sollozo arremete contra el ángel, le duele saber que esa emoción no es suya, saber que es Dean quien siente esa desazón dibujada en cada línea del usualmente inexpresivo semblante. Le hunde el alma tener la descripción desnuda de lo que está sintiendo su muchacho.

“Su muchacho” piensa y es él quien debe contener ahora el nudo en su garganta, demonios, esos chicos no se merecían nada de eso, pero Dean...Dean era sólo el piñón en el que todos se habían apoyado durante décadas y había terminado por ceder ante el peso. No era justo, nada justo. Sabía ahora que Dios existía, tenía la certeza absoluta, lo irónico era que creía menos en él que nunca.

Observa cómo el ángel mira con curiosidad las lágrimas que ha juntado con sus dedos, confundido ante los sentimientos que le han invadido por unos instantes. Es testigo de la lucha que mantiene para recobrar la compostura y el momento en que lo logra. Un segundo después no hay rastro del llanto, no hay humedad, ojos y nariz roja, no hay nada en su expresión.

-¿Vas a ayudarme a encontrarlo? -pregunta el hombre con la esperanza amarrada fuerte en un rincón.
-Sí. -la respuesta sorprende a Bobby, no puede evitarlo, estaba preparado para la negativa.
-¿Por qué? -sabe que el ángel les ha ayudado, pero en general ha sido cuando había algún tema celestial involucrado.

Conoce que aún está en guerra y ahora que Dean no se digna llamarlo no sabe cuáles serían sus razones para dedicar parte de su tiempo en la búsqueda de un hombre que era probable no quisiera ser encontrado.

Castiel lo mira midiendo cuál ha de ser su respuesta, hasta dónde abrirse, cuánto revelar de lo que lleva encerrado dentro y empieza a carcomer una vez más la lealtad a su padre.

-Porque es mi amigo. -informa- Y porque no se merece nada de lo que está pasando. -reconoce antes de querer siquiera detener su lengua.

Bobby le sonríe, la primer sonrisa que se ha permitido desde que dos meses y medio atrás Dean tomara su pistola, se dirigiera al cuarto seguro y disparara con certeza una bala en la cabeza de Sam.


Continuará...
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Y eso es todo por hoy!! Espero que lo disfruten y MUCHOS BESOS :)

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