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jueves, 31 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 14

Uia, publicando todos los días el fic se termina pronto...¿qué hago luego ^///^?




Capítulo 14


-Michael ha retomado el liderazgo del Paraíso – revela Castiel.
-¿Y ahora? - pregunta Sam inquieto.
-Bueno – acota Dean – Por lo que sabemos Mike es tan tradicionalista como el ninja así que supongo vendrá tras de ti, Sammy.
-No entiendo lo del ninja, pero mi hermano es tradicionalista y sí, vendrá por Sam – declara el ángel.
Dean no puede más que revolear los ojos fastidiado por el otro.
-Tal vez deberían matarme y terminar con todo – ofrece despacio el aludido, su hermano lo mira, sólo eso, no necesita más, le parece estúpido y no va a dejar que lo haga – Es todo el planeta Dean, no soy más importante que billones de personas.
El mayor quisiera decir que sí lo es, que no es responsabilidad de ellos siempre sacrificarse, que se salven solos. Quisiera hacerlo pero no puede, sabe que llegado el caso él haría lo mismo que propone su hermano pequeño.
-No serviría de nada, Sam – informa Cass.
-¿De qué hablas? - le interroga Dean con una extraña mirada de “qué carajos me ocultas”.
-Matar a Sam sería matar su consciencia, Lucifer tomaría el control del cuerpo y lo reviviría para ya nunca dejar volver a tu hermano. Ahora que Michael ha vuelto intentará matarle y matar a su hermano, pero los demonios también están tras de él, intentando recuperar a su creador.
-Entonces debemos mantener el muchacho a salvo – Bobby no pregunta, lo aclara.
-Sí, pero más importante, él puede ayudarnos.
-Ya lo dijiste Cass, pero ¿cómo hacemos eso, cómo quieres que entrene para controlar el poder de Lucy a la par que lo mantiene encerrado? - le increpa el mayor.
-Usaremos un ser empático - el resto lo mira – Él podrá decirnos cuando Lucifer está ganando terreno sobre Sam y detener el entrenamiento, lo pondremos dentro de un círculo de aceite sagrado y conozco sellos que mantienen a los ángeles restringidos.
-¿Y si Lucy lo controla por completo? - pregunta angustiado Dean.
-Es un riesgo que debemos correr – dice el ángel y la mirada verde que recibe casi le hace retroceder, no sabe por qué, pero ese humano parece capaz de cargárselo si sigue en esa línea de estrategia.
-Tiene razón, Dean, y lo sabes – acepta Sam – Lo haré.
-¿Qué? Pero...
-Nada Dean, es mi decisión.
El mayor no dice nada, no hay más para agregar, su hermano tiene razón, es su decisión, él odia eso pero es verdad.
-¿Ese empático... - interviene Bobby - …será lo suficientemente hábil como para decirnos quién es el traidor?
-Sí – confirma el de la gabardina.
Dean no dice nada, sabe de qué hablan, podrá no ser el más inteligente en la viña del señor, pero de ahí a idiota hay un gran trecho, en cuanto vio a Raphael supo que alguien los había traicionado.
-Bien – habla el hombre en tanto se pone en pie.
-¿Qué haces... - empieza Sam mientras intenta impedir que se levante.
-Estoy bien – y se lo sacude de encima.
-Muchacho... - lo intenta Bobby y es el último que lo hace, reciben una mirada que pone a cada uno en su lugar.
-Estoy bien y hay trabajo que hacer. Cass, tu ve por ese empástico, tráelo lo más rápido que puedas.
-Empático – corrige automático Sam, su hermano ni lo mira.
-Bobby tu consigue aceite sagrado, mucho. - se pone la ropa – Sammy, necesito que reúnas grupos pequeños de trabajo, junto con Samuel hagan agrupaciones de no más de veinte personas, los quiero separados, el empaltico va a tener que empezar por ellos – Sam sólo lo mira, al igual que los otros – Necesitamos una lista con los nombres de todos, que cada persona aquí sea identificada, lo que pasó hoy no va a volver a pasar.
Se acerca a Castiel.
-¿Y tú? - pregunta su hermano
-Me marcho – la frase cae como agua helada y comprende que lo has malinterpretado – Dejé algo detrás, voy a buscarlo.
-¿Qué cosa?
-No es nada importante para esto, es sólo importante para mí – mira a Cass – Bien, transportes interestatales Castiel un pasaje para Lawrence, por favor – el otro lo mira sin entender nada – Que me lleves a Lawrence – aclara y desaparecen.

********************

Esa mañana la noticia sobre el ataque se ha regado por el campamento y todo mundo pregunta por Dean y su condición, decir que está bien es gastar saliva porque el no verlo hace que todos sospechen, aún así se hace lo que les dicen. Para Samuel y John hacer algo que ha sido ordenado por su nieto e hijo, que ni siquiera se ha tomado el trabajo de explicarles en persona, no es precisamente un trago dulce, pero ambos ponen en práctica los medios para tener una lista de los cazadores así como la organización de pequeños grupos de trabajo que le permitirá tener a unos separados de otros.
Dean regresa pronto pero Cass sigue con su viaje, Sam intenta averiguar qué cosa había ido a buscar pero el mayor sabe guardar sus secretos.
Dos días después del ataque Castiel aún no regresaba pero todo estaba listo para su arribo, las personas identificadas, el aceite preparado y un lugar de entrenamiento repleto de sellos para impedir la salida de un ángel, lo suficientemente apartado y cubierto para que se pudiera trabajar sin ojos curiosos.
Dean se ha pasado esos días trabajando dejando todo listo, entrenando y jugando con los niños del campamento que parecían adorarlo, su madre sonreía cada vez que lo veía con los pequeños, su hijo tenía un don con ellos. Sam en cambio meditaba la decisión tomada y trataba de juntar las fuerzas para afrontar el reto, aún así no podía dejar de ver y estudiar a su hermano, parecía estar en perfectas condiciones físicas y mentales, pero él lo conocía lo suficiente como para dudar de esa brillante sonrisa que dedicaba a todo el mundo.
-Sam, deja de mirarme o te juro te doy una paliza
Su hermano lo había estado siguiendo como un perro faldero desde lo ocurrido con el arcángel, estaba empezando a impacientarlo el darse vuelta y chocar con el faro Sam a cada instante.
-Estoy bien, ok?
-Eso dices, pero...
Dean se vuelve hasta quedar frente a frente con el gigante con complejo de sombra.
-Pero es cierto, estoy bien – sentencia.
-De acuerdo, Dean, es sólo que no me cuentas nada y...
-Sam – lo interrumpe poniéndose serio – Sí, estuve en el infierno. Sí, fueron miles de años. Sí, recuerdo cada hora de cada día, pero no me molesta, es como una pesadilla, está ahí – se golpea la cabeza con los dedos – pero no se siente real. De veras Sam, estoy bien. Aléjate, has tus cosas, ve a entrenar, no sé, algo que te aleje más de dos metros de mi o que te haga mirar hacia otro lado que no se en el que esté yo.
Se aleja caminando fuerte, golpeando el piso en cada paso y su hermano se queda porque no quiere enfurecerlo, cosa que sabe logrará si sigue presionando. Dean parece estar bien, sonríe mucho, hace chistes, aparece en cada reunión que se realiza y está involucrado en cada nueva pista, pero Sam tiene miedo de que sólo sea una máscara, que debajo esté destruido, no siempre puede ver a través de su hermano y ésta es una de esas veces.
-SAM – le llama Samuel – Ya llegaron.
El muchacho corre junto a su abuelo y juntos se dirigen a la Sala de Estrategias. Bobby, Cass y una muchacha están allí. Sabe que esa debe ser la persona que lo ayudará en el entrenamiento pero le molesta que sea tan joven, que parezca tan inocente.
-Sam ella es Selene – los presenta Bobby.
-Encantado – dice él y le tiende la mano.
Ella lo estudia unos segundos torciendo ligeramente la cabeza, sus ojos del color de la miel se prenden de los multicolores masculinos y una sonrisa de labios coral se extiende en su cara.
-No es cierto – afirma con voz dulce – Pero al menos eres educado.

***************************

Sintió la presencia antes de ver a quien lo observaba, cerró los ojos en busca de paciencia.
-Cass, si empiezas igual que Sammy te juro que no me va a importar que me duela, te voy a pegar.
-No entiendo.
Dean pensaba que a veces Castiel se hacía el autista para pasarlo bomba.
-Sabes bien de que hablo, déjame en paz, ya les he dicho mil veces que estoy bien – perfora los ojos azules con dagas verdes – Y estoy bien, de veras, no sé cómo hacer para que me crean pero estoy bien.
-Vine a buscarte porque trajimos a la chica que va a ayudarlos.
El cazador se queda cortado con cara de circunstancia, hasta se le suben un poco los colores.
-Ah! - hace una media sonrisa – Vamos entonces – y se pone en movimiento.
-Dean? - la inseguridad no es propia de Castiel, pero en ocasiones ese hombre hace que se sienta de esa manera, sin saber si es la persona más fuerte que conoce en la vida o la mejor mentirosa.
El cazador se vuelve a verlo y entiende la preocupación que reflejan los cristalinos ojos, tiene ganas de gritar pero sabe que eso que ve no es común, no en ese ser y no puede evitar hacer caso a esa parte suya que siempre está pendiente del bienestar ajeno.
-De veras Cass – dice con la voz relajada – Se que no lo entienden, se que tienen sus dudas pero hablar de ello no ayuda y realmente estoy bien.
Desvía la mirada dirigiéndola a la nada, el ángel lo mira y por unas milésimas de segundo se le permite avistar un trozo del abismo de dolor que anida en ese ser.
-Conoces el Infierno, estuviste allí, nunca hablamos de eso pero sé que tú me viste en ese lugar. Viste en lo que me estaba convirtiendo – vuelve sus grandes ojos y los clava en los de su amigo, porque así siente a esa criatura, un amigo – Fue horrible regresar, cuando desperté allí y creí que nunca había salido...yo, lo odié. - siente dentro surgir el mismo dolor que en ese momento pero logra controlarlo – Sin embargo también fue una oportunidad, esta vez pude resistirme, ser fiel a mí mismo y es por esa razón que te digo estoy bien, sé que no fue real, pero se sintió así, de alguna manera eso me hace sentir mejor.
El ángel no entiende de esas cosas, no entiende del deseo de redención, de pagar con dolor los errores del pasado.
-¿Cuánto fue Dean?
-No estoy seguro, en algún punto me perdí a mi mismo, me olvidé que existía y perdí la cuenta de los días. Tampoco importa Cass, lo que importa es que estoy aquí, que aún puedo ayudar, eso es todo lo que a mí me interesa.
Toma el camino hacia la tan utilizada sala de reuniones dejando atrás a su amigo. No repara en la pena en la mirada ajena, no ve la culpa del otro. A Castiel le duele por lo que le ha contado el hombre, le duele porque implica un sacrificio más grande del que el otro pueda imaginar, la conciencia de la existencia es un don divino, un don que no se pierde ni después de la muerte, para perder esa condición se debe soportar un sufrimiento que logra afectar el alma misma, una herida que nunca cicatrizará, no importa lo que diga Dean, él estaba marcado no sólo en esta vida, una alma herida es un alma que cargará su pena aún en el paraíso.

Continuará...



Abrazos y buena suerte :D

miércoles, 30 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 13

Buenos Días!!! (aún no almuerzo :P ) Nuevo capi, siempre creí que éste era medio malo, no me convenció cuando lo terminé, pero bueno, la historia está hecha, no voy a alterar el destino ahora ;)



Capítulo 13


Hay momentos en la vida de las personas cuando están a punto de hacer alguna cosa en que se les cuela la sensación de que algo malo puede pasar, ese día que decides caminar porque presientes que no es una buena idea conducir, el que cambias el camino de todos los días porque hoy te parece mala idea, o que debes llamar a un conocido porque tal vez no tengas otra posibilidad. Es una sensación extraña y molesta que se cuela en el interior de uno y lo hace andar mal todo el día o directamente cambiar los planes que se tenían.
Eso le pasó a Sam ese día, unas horas después de iniciado el viaje junto a su padre se empezó a sentir incómodo, a cada kilómetro que se alejaban la incomodidad crecía, pronto estaba dando golpecitos con los pies y las manos. Finalmente tuvo que detenerse, convencer a su padre de regresar no fue sencillo, pero sentía la urgencia de hacerlo, algo estaba mal, condenadamente mal.
A medida que se acercaban al campamento su ansiedad crecía, no sirvió de ayuda encontrarlo revolucionado, pronto supieron que habían sido atacados, no había muertos, un solo herido, Dean.
Si el padre estaba preocupado el hermano sintió una mano estrujar su corazón, la posibilidad de perderlo estaba siempre ahí, pero no podía ser así, no antes de empezar, no antes de que pudiera devolverle algo de todo lo que le había dado.
Corrieron hasta la sala de urgencias que habían instalado cuando las heridas en los entrenamientos se hicieron moneda corriente, en la habitación hay dos camas ocupadas, en una se encontraba descansando entre sueños su madre, en la otra Dean. Alrededor de la segunda estaban Bobby, Jo, Ellen, Cal, Jim y Christian. Sam y John se acercaron a ellos, sus caras demudadas en muecas de espanto y dolor, los ojos de Ellen estaban enrojecidos y Jo lloraba en silencio, los hombres no están en mejores condiciones, incluso el primo se veía alterado. Cass se mantenía un poco alejado, observando las reacciones humanas como de costumbre. Los recién llegados estudiaron al herido, la palidez que cubría las facciones les lleva a pensar, por un terrible momento, que han llegado tarde cuando le ven hacer una pequeña inspiración que les devuelve el alma al cuerpo.
-¿Qué pasó? - pregunta John.
Todos se miran buscando a quien tenga el valor de contar, la impaciencia hace que Sam sienta el deseo abrumador de empezar a los gritos para obtener respuestas, deseo que casi cumple, pero Bobby toma la palabra.
-Fue Raphael, Sam.
-No es posible, pusimos sellos.
-Yo estoy aquí, es prueba suficiente – interviene oportuno Castiel.
“Cierto” piensa Sam, una cosa era hablar con Dean en campo abierto otra muy distinta poder entrar en los edificios protegidos.
-Bien, de acuerdo, fue Raphael, ¿qué hizo? ¿qué pasó con Dean? - sigue John quitando las palabras a su hijo menor.
-El lo atacó, ese ángel o lo que fuera – habla con voz descompuesta Ellen – Dios! John. - le explica con una disculpa en los ojos - Lo atacó frente a todos nosotros y no pudimos hacer nada, no sabemos qué pasó pero lo vimos ahí, sufriendo, Raphael sólo buscaba.... - se detiene sin poder continuar.
-¿QUÉ? - pregunta impaciente Sam.
-A ti, hijo – le revela Bobby con suavidad – Raphael quería a Lucifer y Dean no se lo dio, así que lo tocó, ya sabes, como cuando te ponen a dormir o te curan.
-¿Lo enfermó? - interroga el muchacho.
-No, él... - intentó explicar el hombre.
-Sam, tu hermano no tiene nada físico, ya lo curé de esas heridas – intervino Castiel – Sólo tenía mal un brazo y la estocada que le hizo al final, cuando ya estaba yo aquí.
-¿Por qué se ve tan mal si ya lo curaste? - pregunta el padre.
El menor puede ver la preocupación en el rostro del ángel, pena inclusive, no son emociones muy expresadas por ese ser y eso lo asusta.
-No lo hirió en el cuerpo, se introdujo en su mente, no sé que vio Dean, pero cuando llegué... - copiando un gesto humano se pasa nervioso la mano por el cabello negro – Miren, vine en cuanto supe que Raphael estaba aquí, cuando llegué a él tenía sujeto a Dean, crucificado en el aire de hecho, al atacar por sorpresa logré romper el efecto bajo el que se encontraba, sin embargo me tomó mucho, demasiado traer la consciencia de Dean de regreso y cuando volvió... - traga con dificultad -...nunca había visto algo así – mira al muchacho a los ojos y deja traslucir en los propios el horror de lo visto – No había nada ahí Sam, era tu hermano, su cuerpo físico, pero dentro de él no había nada, su alma no estaba.
La revelación golpea tanto al padre como al hijo con un dolor sordo. El silencio cae como una mortaja en la habitación.
-Aún así me salvó la vida – agrega el ángel.
-¿Qué? - es John hablando quien no entiende.
-Me impactó, yo...Ver lo que vi me sorprendió y me distraje, Raphael me atacó por la espalda, no habría reaccionado a tiempo, pero Dean vio lo que sucedía, me apartó al tiempo que tomó mi espada y lo mató.
-¿Dean mató a Raphael, a un arcángel? - cuestiona Sam con los ojos entrecerrados pensativos.
-Sí.
-¿Por qué? Es decir, si él no estaba en su cuerpo ¿por qué salvarte? - a John no le importa que su hijo matara a un ángel, sólo le interesa saber sobre su estado.
-Creo que fue instinto, estaba en peligro y me protegió, sólo una reacción.
-¿Sigue así? ¿Cómo lo viste cuando volvió? - es Sam quien se lo plantea.
-No, al menos no lo creo. Después de matar a Raphael me llamó por mi nombre, antes de que lo curara, pude ver que estaba de vuelta, pero no sé cuáles serán las consecuencias.
-¿Entonces? - interrogó John.
-Hay que esperar, sólo queda esperar. - recalcó Bobby.
Un sollozo los interrumpió, era Mary.
-¡Dios! Basta, por favor basta, que se detenga, que no grite más, basta,¡¡por favor!! – hablaba entre sueños a causa de los calmantes que le habían suministrado.
-¿De qué habla? - preguntó John mientras se acercaba a ella y con ternura la sostenía entre sus brazos.
Las miradas volvieron a recorrerse, especulando, ¿cuánto contar?¿cuánto dolor transmitir?
-No sé qué pasaba en su mente pero gritaba – Bobby cierra los ojos he inspira juntando fuerzas - Nunca olvidaré esos gritos – mira al chico – Sam, no quieras saber, por favor, no creo que seamos capaces de explicarlo, pero parecía que le estaban arrancando el alma a hachazos, repetía una y otra vez lo mismo, las mismas palabras, entre alaridos, lamentos y jadeos, siempre las mismas... “No, no lo haré, nunca lo haré”, una y otra vez.
Las palabras se cuelan en el cerebro de Sam y entiende qué significan porque las ha escuchado antes, se las mostraron en recuerdos, recuerdos de su hermano en el Infierno, saberlo le quema el estómago, se lo revuelve y lo estruja hasta que el dolor mental se transforma en físico.
-¡No!
Se le escapa mientras el resto trata de ayudarlo preocupados de ver el rostro del muchacho volverse tan blanco como el del mayor.
-¿Qué tienes? - pregunta su padre
-Yo....... nada – dice sin levantar la cabeza – Se que vio Dean, dónde estuvo.
Lo miran esperando la respuesta.
-En el Infierno, ¿verdad? - pregunta el ángel
-Sí – reconoce con el dolor burbujeando en cada célula del cuerpo - ¿Sabes cuánto pasó allí Cass?
-No, pero Sam – mira a Dean – Tiene que haber sido mucho, para que un ser termine en el estado que le vi pasa mucho.
-¿Cuánto? - exige la respuesta.
El ángel lo piensa, estudia las probabilidades.
-Milenios Sam, pasan milenios. Dean tiene que haber vivido miles de años en ese corto tiempo. - deja la noticia recorrer los presentes - ¿Qué eran las palabras? - pregunta el ángel porque imagina la respuesta.
-Se negó – el dolor le cierra la garganta – Se negó a torturar, a romper el sello, se negó una y otra vez, por milenios.
La revelación hace entender a los presentes, sólo horas para ellos habían sido miles de años para Dean, pero lo más importante, habían sido miles de años en el infierno, siendo torturado para aceptar un destino que se negó a cumplir, el muchacho había luchado todo ese tiempo para que ellos no vivieran el Apocalipsis. Milenios protegiendo personas a las que ni siquiera recordaba.
Dean no lo sabía, no podía saberlo ni imaginar, que sus acciones tendrían consecuencias, su negación en una fantasía se convirtió en cuento oral, una historia transmitida una y otra vez entre los cazadores resucitados, entre los que venían de afuera, los que aún no llegaban y se enterarían que ese que buscaban los había protegido, aún vencido, aún perdido en el olvido había intentado su salvación, que era un hombre capaz de pasar la eternidad en el Abismo para salvarles a todos. A partir de ese día su nombre empezó a sonar por el campamento y por el mundo rodeado de aires de leyenda.

**************************

Sam, Cass y Bobby se encontraban solos con la cama de Dean entre ellos, los demás se marcharon a descansar, aún su padre se había ido llevándose a Mary.
El menor siente la culpa atrapada en el pecho, si no fuera por él, por Lucifer su hermano no habría tenido que aguantar ese martirio, volver a vivir el infierno no era algo que Sam pudiera imaginar siquiera y Dean no sólo lo había hecho, había estado más tiempo y había logrado la segunda vez lo que no logró en la primera, resistir.
El miedo que se colaba en sus huesos por no encontrar a su hermano cuando despertara le complicaba mantener la mente tranquila y someter a Lucifer, rogar era estúpido, nadie parecía preocuparse por ellos, aún así sentía el ruego latir en la lengua, a punto de salir en forma de voz y si bien se mantenía callado su mente hacía el trabajo, el ruego silencioso se repetía en su cabeza, que Dean estuviera bien, que su hermano estuviera bien.
Su hermano, siempre la pagaba su hermano, ¿habría alguna regla en alguna parte que dijera que Dean debía tener una vida de mierda?¿no tenía derecho a ser sólo una persona más?
-Hay algo más – habla Castiel interrumpiendo la quietud imperante causando un pequeño espasmo de sorpresa en Sam.
-Dime – contesta resignado el muchacho
-Alguien los delató, alguien hizo venir a Raphael y le dejó el camino limpio. Es una suerte que te marcharas o estarías muerto.
-¿Qué podemos hacer? - pregunta práctico Sam, no tiene sentido engañarse, Dean es su mayor preocupación, pero hay otras cosas en juego también, como tener la cabeza del desgraciado que los engañó en bandeja de plata
-Llama a un empático o un psíquico, te ayudará para saber quién es el traidor y también con el entrenamiento que debes empezar.
-¿Conoces alguno?
-Puedo ayudar.
Se quedan en silencio unos instantes.
-Mató a un arcángel Cass, creí que sólo los ángeles podían matar a otros como ustedes y Dean no sólo mató a uno, ahora se carga a un arcángel. ¿Cómo lo hizo?
-No lo sé... - el tiempo se extiende
-¿Qué? - pregunta Bobby ante la falta de palabras de Castiel.
-No cerró los ojos, él no cerró los ojos, vio la gracia de un arcángel quemarse frente a sí y no cerró los ojos, no le supuso daño.
-¿Qué significa? - increpa Sam
-No lo sé – mira sincero al humano frente a él y una mueca en forma de sonrisa se le escapa – Parece que últimamente no sé nada y en lo que respecta a tu hermano, no entiendo mucho Sam, él es muy complicado y siempre está rodeado de sucesos y cosas imposibles.
Un quejido los interrumpe, se vuelven a ver al hombre que comenzaba a despertar, abre los ojos, los mira extrañado y por un segundo Sam teme que no los recuerde, entonces habla.
-¿Qué soy, Blancanieves y ustedes los enanitos del bosque?
Sam no reprime su sonrisa en tanto se acerca a su hermano.
-El enano eres tú Dean – lo abraza
-Cuidado Samantha – dice el rubio – No me mojes la remera con tus lágrimas.
Sam ríe, ese que escucha es Dean, es más Dean del que ha tenido en mucho tiempo, de alguna manera su hermano ha regresado completo a él. Castiel no puede más que sorprenderse una vez más por ese humano que rompe cada molde que existe, mientras Bobby sonríe con el orgullo pintado en la cara.
Mira al ángel que le salvó del calvario que estaba viviendo horas antes.
-Gracias.
-Gracias a ti – dice el otro.
Asiente con un movimiento de cabeza, no necesitan más.
-Estabas apurado en la mañana – al menos espera que fuera esa mañana puesto que no recuerda cuánto ha estado durmiendo - ¿No te largas ahora?
-No.
Algo en la actitud, la mirada, hace que le moleste.
-¿Por qué? - pregunta presintiendo que es importante la respuesta, Bobby y Sam sienten lo mismo de pronto así que clavan sus miradas en el ángel.
Castiel se lo piensa antes de contestar, ha pasado mucho ese día como para agregar más, pero no puede callar, sería peligroso hacerlo.
-No puedo – cruza su mirada con el humano, el lazo de reconocimiento que los une se tensa alerta ante las palabras que se van a decir - Michael ha vuelto al Cielo.

Continuará...

Besitos <3<3<3

martes, 29 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 12

No me odien, acá viene la conti!!



Capítulo 12


¿Cuánto llevaba allí, treinta, cuarenta años, un siglo? No lo recordaba, no intentaba hacerlo, no tenía sentido, estaba en ese lugar y nada más importaba, sólo que Sam estaba a salvo arriba, en alguna parte su hermano vivía. Lo que pasaba con él, bueno, eso era inevitable, como la necesidad de respirar que le atacaba y no le permitían satisfacer.
Las muertes podían ayudar a medir los días si es que alguien quiere hacer algo así, una decena de muertes lentas, un día más que se pierde entre la sangre de los condenados. No, no era muy alentador. La suya no era una condena con un tiempo límite para cumplirse, la eternidad le esperaba sentada a un lado en el calabozo en que Alastair se divertía con él.
El dolor no se puede explicar, nunca creyó posible que algo doliera a tal extremo que uno no pudiera sentirlo, que el aturdimiento nuble cada sentido hasta que se pierda la consciencia en una bruma insensible, pensar en ese dolor era como una bendición que le retiraban. Porque Alastair no era como otros demonios, él no disfrutaba de matar simplemente, el tenía que desollar, quemar, crucificar, estirar, empalar, junto con miles de cortes, golpes y otras minucias, eran obras de arte para él y le gustaba que sus lienzos estuvieran conscientes de cada pincelada que daba. Cuando el punto en que el cerebro se rinde lo rodeaba en su gloria, el maldito se tomaba todo el tiempo del mundo en hacerlo volver, sólo para continuar con su quehacer, los descansos son obligatorios, pero no son para alimentar la esperanza, cada minuto libre significaba un tiempo extra en la tortura aplicada.
El sueño que había tenido era parte de ese tratamiento, volver a sentirse humano, recordar lo que era amar, estar seguro, feliz, volver a tener emociones, era un paso necesario para seguir disfrutando de toda la atención de quien recibía los trazos del arte de ese demonio.
Cada día perdía la voz entre gritos desgarrados, sólo para recuperarla segundos después de morir, muerte que no duraba más porque morir no era un tiempo libre, era cerrar los ojos para volver a abrirlos y estar donde se empezó.
-Bonita fantasía te cargaste – se burlaba mientras trabajaba el demonio – Es la primera vez que veo a alguien no creyente siendo salvado por ángeles,¡¡¡ JAJAJA!!!
Ácido cayendo sobre las heridas abiertas, dolor infinito extendiéndose por los nervios.
-Te hubiera dejado más tiempo allí, pero me aburría. Dedicarme a ti es mucho más divertido, además... – continúa hablando concediendo toda su atención al afilado cuchillo que hacer resbalar entre la piel y carne - ...eres lo más interesante que ha llegado en mucho tiempo, no sólo eres un cazador, también mataste a uno de los nuestros, uno de los demonios mayores, algo así no sucedía desde hacía siglos, desde Samuel Colt de echo y, bueno, Azazel era muy importante por aquí.
Otra vez el ácido recorriendo la herida y las convulsiones del cuerpo dañado.
-Bueno, creo que es hora de la pregunta – Dean había soñado con eso, con esa pregunta - ¿Te unes a mí en mi pasatiempo y dejas de serlo?
Sí, definitivamente había soñado con esto, con las consecuencias de ceder a ello, no sabía si era cierto o no, pero cometer un error se podía aceptar, cometer el mismo dos veces no. No lo haría de nuevo, diría que no por todos los siglos y milenios que existiera el Infierno. Olvidaría su nombre, que era humano, a su hermano, sus motivos, lo que nunca debería olvidar era que la respuesta a la pregunta siempre debía ser...
-¡NO! Púdrete desgraciado – la risa en forma de respuesta recorre los pasillos infestados de criaturas aberrantes, no importaba, la decisión estaba tomada, sería el pasatiempo del otro por cuanto el otro quisiera. Cada singular segundo de su vida sería medido por el dolor recibido y la respuesta a esa pregunta, cada uno de ellos, el “Sí”, bullendo por salir, el “No”, rozando el aire con el sonido de su fonética.
Esa fue la respuesta, la única que Alastair pudo conseguir, pasaron décadas, siglos, milenios. Era cierto, con el tiempo se olvida todo sobre quién o qué se era, sólo podía recordar que era importante negarse, se abandonó al vacío de la nada esperando que el final de los tiempos llegara, que su alma se destruyera sin quedar ni una partícula de recuerdo suspendida en los fuegos del Averno. El olvido y descanso del espacio en negro y perdido.
Todas las memorias cubiertas por heridas y sufrimiento, nada quedaba del cazador que fuera, ni siquiera sus carceleros recordaban quién era.
El dolor hacía mucho tiempo ya que se había convertido en parte de su vida, no tenía memoria de algo diferente, no recordaba que existían otras cosas, risa, amor, llanto. Para ese ser no había otra cosa que el suplicio constante de su existencia. Si fuese capaz de ver su reflejo en un espejo no sabría de quien eran los ojos verdes, la piel, las manchas sobre ésta, no reconocería el cabello rubio oscuro, los hombros donde tantos se apoyaron, las manos que tanto hicieron o los pies que tantas distancias recorrieran, su físico era el mismo que al ingresar a ese sitio, sólo que ya no había nadie que habitara dentro de él. Los ojos que vería no eran más que dos cuencas vacías de expresión, tan terribles de ausencia como las calamidades que se sucedían en cada segundo.
Había perdido aquello que define a la humanidad y no era el alma, había perdido la consciencia de existencia, era un animal que no reconoce su reflejo porque no sabe que existe.
La secuencia de los días sucediéndose sin importancia, con la seguridad anidada de que todo lo que respira un día deja de hacerlo, con la esperanza grabada de que un día le permitirían alcanzar ese sueño lejano.
A pesar de ser nada y sentir nada una voz se cuela hasta la criatura desvalida, un sonido que se repite constante, una palabra, letras, cuatro letras, una y otra vez, se estiran en una espiral de tiempo que se arremolina alrededor de los despojos, pujando insidiosas hasta penetrar en el tímpano ….. “DEAN”, dice la voz. La musicalidad de la palabra se abre paso en la mente detenida, juega con fragmentos de memoria e insiste cargosa en busca de significado…

“DEAN”

DEAN”

DEAN”

DEAN”

Dean abre los ojos, tiene frente a sí otros que le resultan conocidos, extraños, azules, vivaces, escucha en la distancia un risa cruel y unas palabras.
-Te dije que era más creativo que mi hermano.
Aquel que acaba de volver ve al ser que habla moverse con una velocidad inusitada, empuja fuera de la línea de ataque a la criatura de los ojos azules y recibe en las entrañas el ataque del otro, percibe el filo de la extraña espada traspasar la piel, la carne, las vísceras pero no le duele o no reconoce el dolor, sujeta al atacante con el brazo izquierdo impidiendo que se aleje de él, parecen abrazados. Con un movimiento veloz de la mano libre clava una cuchilla de lado a lado en el cuello de su prisionero, éste abre los ojos de sorpresa en el instante de consciencia que le queda. Unas palabras no entiende pero sabe importantes se abren paso entre los labios agrietados de quien empuña el arma, se acerca y habla al oído, despacio y el sonido se reproduce en un eco.
-Y yo te dije que todavía eras mi pequeña puta – le mira a los ojos – Puta – lo más terrible de la escena es la voz que habla sin odio ni rencor, una voz que habla, pero no dice.
Una luz enceguecedora mana desde el interior del ser asesinado, luz que el otro observa impasible hasta que desaparece. Cuando el show de fuegos artificiales termina desprende el arma del cuello y deja caer el cuerpo sin contemplaciones, hay gente, hay personas, seres a su alrededor. Humanos, que lo miran sorprendidos y asustados, de repente recuerda que algo le molesta y es la espada que aún tiene clavada, la quita sin ceremonias, una mueca se cuela en su rostro y un chispazo de reconocimiento le inunda la mente.
Fue un truco, se dice, el muerto, el ser que yace a sus pies con dos enormes alas negras grabadas de ceniza en el suelo, él era el culpable, un truco de ese...arcángel, recuerda, “Raphael”, se dice.
Mira unas manos, manos grandes con callos, rústicas, llenas de sangre, pecas y piel dorada, son sus manos, las manos de un ser, un hombre, un humano, él. Él era humano y tenía una misión, una tarea, él cuidaba, protegía, él era cazador, pero era más, era algo mucho más importante y el recuerdo le golpea la mente...hermano, él era hermano, hermano mayor de Sam...de Sammy,...él tenía nombre también, porque él existía, él era la palabra, las cuatro letras, él era...DEAN.
Las memorias regresan haciendo que la cabeza le duela como si la hubieran estado usando de pelota, todo había sido una trampa de Raphael, una ilusión, un castigo, una manera de robarle el secreto de la ubicación de su hermano. Un trampa, horrible y eterna, pero no real, tal vez no estuviera mucho mejor, pero lo cierto es que no estaba en el Infierno. Su madre vivía, Bobby vivía, Ellen, los otros también y él. Mira al otro ángel, al amigo, el de los ojos penetrantes.
-¡Hey! Cass - dice - ¿Vas a curarme o tengo que rezarle al gallo primero? - cuestiona con un intento de sonrisa en la cara.
Termina de decir las palabras y el desvanecimiento se lo lleva a los brazos de Morfeo, a un descanso que no ha tenido por más de tres mil años.

Continuará...

Muchos Besitos!!! :D

lunes, 28 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 11

Oh, sí, sigo bien, vamos bien!! Cuando se me corte la inspiración van a matarme!!


Capítulo 11


Las reuniones seguían sucediéndose y ahora eran tantas y en tantas partes que habían recibido llamada del agente Hickman para tratar de averiguar por qué había gente que debía estar muerta caminando por cada rincón del planeta, porque no todos los cazadores eran conocidos pero había un porcentaje de ellos que sí, y cuando más y más gente informa que ha visto a su vecino muerto desde hace un tiempo paseando por el patio trasero a la policía no le queda otra que investigar, y si en el curso de dicha investigación se descubren que la gente no está loca y realmente hay muertos volviendo a la vida entonces informan al FBI y, el FBI manda a hacer reconocimiento al nuevo agente de los expedientes X, o sea Hickman, porque los expedientes X no existen, cómo las brujas, pero que los hay, los hay y no se llaman expedientes X, se llaman “SPN Files” es decir “SuPerNaturales Files”.
Después de todo, por más idiota que sea la fuerza de la ley en algún momento ha tenido que registrar algo extraño, en todos los años que suceden hechos sobrenaturales algún agente ha tenido que investigarlos y resulta que Hickman y Weiss han sido destinados a echar un vistazo a esos no existentes archivos. Destino que los ha llevado de cabeza a Dean y Sam, ¡cómo no!
Por suerte para los hermanos en lugar de juzgar los agentes quieren ayudar, así que en menos de lo que pudieran imaginar tienen a una red mundial localizando y trasladando a los cazadores desde los cuatro puntos cardinales. Esto provocó otro incidente que los agentes han sabido controlar, por muy extraño que parezca, o no, los satélites captan muchas cosas y una de ellas es a personas, un dato que no es menor cuando en un lugar, en el centro de los Estados Unidos, se empiezan a congregar miles de personas que entrenan cada día como si estuvieran a punto de declarar una guerra civil. Consecuencia de la tecnología ahora hay una facción, también “X” es decir “SPN”, de la CIA enterada de los sucesos, de algunos al menos, sin embargo, como si hubiese una acuerdo tácito en cada sector del gobierno, nadie los interrumpe, nadie les ataca o cuestiona, es casi como si cayera sobre la realidad diaria un hechizo que hace a los no involucrados, en forma directa, mantenerse apartados de lo que se viene.
-Dean
-¡Cass! ¡Dios! Casi me matas del susto, ¿Qué pasa?¿Averiguaste algo?
-No tengo mucho tiempo, pero hay algo que debes saber, Joshua...¿recuerdas a...
-Sí, lo recuerdo – corta impaciente por saber el hombre
-Me pidió que te avisara que Lucifer puede ser de ayuda – con la cara de Dean se podría escribir un poema sobre la sorpresa – Su energía al menos – aclara levemente el ángel – Él dice que Sam puede aprender a controlarla y de esa manera tendrán la fuerza de un arcángel de su parte.
-¿Cómo sabes lo de Sam?
-Johsua.
-¿Cómo vamos a controlar a Lucy?
-No lo sé – escucha la nada - Tengo que irme.
-Esp... - no tenía sentido, el maldito se había ido.
Dean corrió el camino de regreso a la Sala de Estrategias (ya le pusieron el nombre nomás) a comunicar la noticia de último momento de los canales emplumados. Un brillo de esperanza en la noche cerrada.
Sam y su padre se marcharon de inmediato en busca de antiguos textos que John tenía a resguardo en uno de sus tantos escondites en los cuales creía recordar había información sobre posesiones de ángeles. Dean no los acompañó, se sentía un poco violento al estar cerca de John, no le gustaba discutir con su padre, siempre se guardó sus pensamientos y críticas. Su vida y la de Sammy habían dependido de seguir las órdenes de ese hombre, confiar en él y en su capacidad de mantenerse vivo y mantenerlos a ellos en igual estado no había sido más que instinto de supervivencia. Reconocía que tenía razón en sus pensamientos, pero su padre había echo lo mejor que pudo, era un hombre diferente a él, no podía pedir que hiciera lo que él hubiera querido, cada quien toma las decisiones que siente y puede. Juzgar y culpar no servía de nada y era una pérdida de tiempo, por experiencia sabía que personas como su padre no cambiaban, o se los aceptaba como eran o se los dejaba ir y él sólo tenía un padre, bueno, dos con Bobby, pero no echaría a ninguno. De todas maneras era tiempo de otras cosas, era hora de avanzar y encarar nuevos retos.
El resto de los cazadores se mantenían ocupados, entrenaban, aprendían sobre los nuevos tiempos, ahora estaban involucradas también las criaturas que Dean descubriera días atrás.
Un grupo de varias decenas de personas se encontraban en el galpón que visitaron el primer día, su ocupación era investigar todo tipo de documentos que les pueda reportar armas o ventajas contra ángeles y demonios, Dean se reunió con ellos puesto que allí estaban su madre, Ellen, Caleb, Jim y Bobby, todos ocupados, cada uno con su tarea, todos blancos perfectos.
El ataque vino de ningún lado y recorrió cada individuo, los cazadores fueron despedidos por los aires por medio de una energía indetectable, Dean se recuperó primero y tomando el cuchillo mata demonios se preparó para identificar la fuente del poder, no necesitó esforzarse, de pronto tenía frente a sí a Raphael. Era un hombre que pensaba rápido, el cuchillo no le servía, no tenía a su alcance una espada idónea para matar arcángeles y dudaba que ninguno de los presentes guardara aceite sagrado cerca, también se le ocurrió preguntarse qué carajos había pasado con todos los símbolos anti-ángeles que habían pintado por todo el campamento.
Sus compañeros intentaban pararse sobre sus pies pero la visita no se los permitía y Dean no podía evitar pensar que tenía seres queridos ahí.
-Dean – una sonrisa, una terrible y su cuerpo volando unos metros hasta dar con sus huesos en el piso, carta de presentación de un ángel caliente (en Argentina se suele usar como sinónimo de “cabreado”) – Te dije que Zacharaiah no tenía ni de cerca mi imaginación. Hoy te lo voy a demostrar.
No hubo ningún movimiento, ninguna insinuación de una acción pero el brazo recientemente cicatrizado del cazador se abrió limpio en cada herida, sobrepasando las anteriores llegando hasta el hombro, el dolor fue tan agudo y repentino que Dean no pudo contener el grito estrangulado. Mientras los presentes procuraban actuar pero el arcángel se los impedía sin esfuerzo.
-Hg...Hijo de puta – resolló el muchacho.
-Yo no tuve madre Dean – entonces volvió la vista a un punto del recinto – Pero tú sí.
Mary fue arrastrada contra su voluntad hasta quedar de pie frente a su hijo.
-Dime Dean, ¿dónde está tu hermano?¿Dónde está Lucifer?
-Vete al demonio.
-¡Ah! No deberías ser tan insidioso, puedo hacer muchas cosas para pagar tus pullas – gira un dedo y Mary recibe heridas lacerantes por todo el cuerpo que la cubren a ella y el piso de sangre en segundos.
-¡¡Nooo!! - gritó el muchacho intentando detener en vano el ataque.
-¿Tan pronto cedes cazador? Dime dónde está.
-Nn...no, D ...Dean, no dejes...... que gane – alcanza a decir su madre antes de caer en la inconsciencia.
-¡NO! -
-¡¡¡JAJAJA!!! - la risa cruel y grabe del ser retumba en las paredes – Vamos Dean, dime lo que quiero y te prometo una muerte rápida.
Sabía que se la daría, pero acababan de descubrir que Sam podía ser su mejor arma y aunque no lo fuera él no le vendería, por ahora su hermano era la única carta con la que contaban y no la iba a tirar a la basura, aún si significaba que todos allí murieran, daba gracias de que sólo los más cercanos supieran la localización de Sammy e imploró porque ellos tuvieran la fuerza de resistir. Miró a cada uno de los reunidos en ese fatídico lugar y la tristeza y determinación de sus ojos les dijo a todos que no iban a salir del lugar en una pieza, terminaban de ver la clase de poder de ese ser y no tenían ninguna posibilidad de escapar.
-Jódete – fue la respuesta del cazador y el inmortal lo lanzó en el aire disfrutando el sonido de huesos rotos cuando su cuerpo dio con el piso.
-Disfrutaré esto.
-Sabía que eras un sádico. - habla entre jadeos pero mantiene el tono mordaz de la voz - Ya se porque los abandonó su padre, ustedes están locos.
El ser sólo cerró el puño y Bobby cayó muerto. Dean únicamente atinó a agachar la cabeza, estaba impotente no había nada que pudiera hacer por él, ver morir a su amigo, su segundo padre de una manera tan simple y cruel lo embargaba de un pena inabarcable.
-Dímelo.
-No – un monosílabo frío y resignado de alguien que sabía estaba a punto de vivir el más terrible de sus días, no se equivocó.
El arcángel se dedicó con tranquilidad y pasmosa precisión a matar uno por uno a todos los cazadores de la sala, eran más de treinta personas que no tuvieron otra opción que aguardar su turno ante un ser tan superior en fuerzas que ni siquiera les permitió correr.
A pesar de los gritos nadie acudió a su rescate, únicamente podía pedir que fuera por algún tipo de conjuro y no significara que todos estaban muertos.
Esos mismos gritos llenaron los oídos de Dean de súplicas y ruegos. Cerró la mente y el corazón, dejó que los sonidos le resbalaran por la piel hasta caer en el olvido del vacío en su interior. Muchos se mantuvieron firmes a sabiendas que el sacrificio que se hacía tenía una meta superior, sus amigos estuvieron entre ellos y como el cazador supo desde que vio a Cal, los perdió de nuevo, uno a uno en unos instantes que se le antojaron eternos.
Nadie mereció el perdón del angelical soldado, para él no eran más que animales de dos patas que no merecían ni siquiera su desprecio.
-Sólo quedas tu Dean – lo dijo con auténtica alegría y el cazador sintió la bilis crecer – Sigues sin decir palabra. Para ser alguien que se comportó de forma tan arrogante la última vez que nos vimos hoy no pareces tener mucho que demostrar.
La tortura empezó y continuó por horas, o tal vez eran minutos o días, Dean no sabía, el dolor era como una capa de irrealidad que tapaba todas las demás sensaciones y emociones, no lloraba ni gritaba, soportar el dolor era esfuerzo suficiente. Cada parte de su cuerpo era una herida y la sangre se mezclaba con la de sus compañeros, el lugar se parecía más al set de filmación de una película de terror que a algo real en el tiempo y el espacio. La mente de Dean se concentraba en una cosa, aguantar sin decir nada sobre Sam.
Finalmente encontró un resquicio, con su agudeza habitual un tanto obnubilada pero aún existente, pudo captar el momento en que la impotencia que él había sentido mientras Raphael mataba a todos era transferida a éste por la terquedad del cazador y encontró la voz para realizar un último esfuerzo con el propósito de hallar el final.
-Si... - tuvo que escupir un poco de sangre antes de continuar – ...sigues..... siendo mi …....puta, eh?
Un momento de furia, sólo uno, el arcángel no pudo controlarlo, porque ese era diferente, ese era un grano en el culo, una protuberancia que había que reventar. Un movimiento brusco, un gesto violento y el cazador cayó muerto.

********************


-Bienvenido Dean – la voz surgía de la distancia – Beltrán terminó contigo, ahora me toca a mí.
Algo en la voz, el nombre, la actitud, el aroma del aire, en la tierra que pisaba hizo abrir los ojos al nombrado, deseó no haberlo hecho.
Porque no estaba muerto, Raphael no había, de una vez por todas, acabado con su vida, su sufrimiento, Raphael no existía, los últimos tres años no existían, no existía Sam matando a Lilith ni cayendo al infierno ni saliendo con Lucy dentro, no existía el regreso de sus amigos ni sus muertes porque simplemente Dean no existía.
Ahora sabía dónde estaba, el lugar de donde nunca había salido, el lugar que le generaba cada pesadilla, aquel al que había, voluntariamente elegido ir, estaba en el Infierno y conocía a quien estaba frente a él.
-¿Me recuerdas?
Nadie que hubiera conocido a ese ser lo olvidaría jamás, nadie olvidaría su nombre, éste se abre paso entre los labios del cazador, rezumando odio y desprecio.
-Alastair.

Continuará... 


No me odien...hasta mañana :P

domingo, 27 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 10

Con éste capi vamos un tercio de la historia, uf, falta aún :P



Capítulo 10


Había sido una semana de locos, el regreso de John, las explicaciones, las teorías, las preguntas incansables, su padre había vuelto y parecía que nunca se había marchado, seguía igual que antes, hablaba igual, organizaba igual y ordenaba igual. Sólo que su padre no era el mayor ahora y a Samuel no parecía caerle muy bien que el yerno no aprobado intentara robarle el control de la situación. Si Dean los veía a menos de cinco metros de distancia entre uno y otro se alejaba tan pronto como sus piernas se lo permitían, Sam se quedaba tratando de generar un poco de entendimiento entre esos dos hombres acostumbrados a ser la voz de mando, pero no sólo fracasaba, estaba empezando a desarrollar la misma fobia acerca de su cercanía que su hermano.
Finalizando la semana ambos hermanos estaban agotados de tratar con gente demandante y un padre y un abuelo insoportables. Eran testigos de un nuevo enfrentamiento junto con el resto de los Campbell, sólo se mantenían la mirada mientras trataban de aguantar a dos hombres que parecían niños peleando por un juguete, la voces subieron de tono y habrían seguido si Dean no hubiera visto por la ventana a su madre acercándose, no la había recuperado para que sufriera por cosas que tenían solución.
-Es suficiente – los mayores se detuvieron, medio sorprendidos de que alguien se atreviera a callarlos – Puede que ambos se crean los reyes del gallinero, pero no olviden que lo que está en juego es más grande que decidir cuál de los dos es el jefe o tiene razón en cada maldita cosa. Salgan fuera, bien lejos, mátense a golpes si quieren o hablen. - los mira fijos a los ojos y ambos hombres le responden la mirada – No me importa cómo pero solucionen esto, cuando vuelvan traten de comportarse como la gente experimentada que se supone que son. Las personas en quienes vamos a tener que apoyarnos para sobrellevar estos tiempos.
Se retira de la habitación, toma a su madre del brazo y se alejan juntos, dejando detrás un grupo de personas en silencio, los más jóvenes se marcharon dejando a los otros dos para que hicieran justo lo que Dean había propuesto o para librarse de los gritos que podían continuar.
-Es un hombre extraño – declara Samuel
-Lo es – a John le cuesta, le cuesta horrores tener que ponerse de acuerdo en algo con ese hombre, le cuesta tener que dar explicaciones, consensuar. - Pero tiene razón.
Samuel mira a quien tiene junto a sí, su yerno, nunca llegó a conocerlo bien, no le agradaba cuando era joven, pero ese hombre había tenido las agallas y la fuerza para buscar al ser que había matado a su hija, había encontrado el camino que ellos habían seguido por siglos y se había convertido en uno de los mejores, no lo había conocido, pero muchos otros sí, entre él y sus dos nietos el apellido Winchester era conocido, temido y respetado entre los cazadores.
-De acuerdo, déjame mostrarte algo y luego hablaremos.
Se marcharon juntos, Sam les vio, esperaba no tener que enterrar ningún cadáver esa noche, pero no fue necesario, cuando ambos hombres regresaron había un nuevo respeto, una camaradería, esa que se instalada en una relación cuando se guardan secretos. Todos quedaron gratamente sorprendidos del cambio, Dean se quedó curioso por el camino recorrido.

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El tiempo pasa, las cosas pasan, pero los instintos de Dean se mantienen firme debajo de la superficie de la piel acostumbrada y a pesar de los sucesos recientes no olvida que no confía del todo en su abuelo, que tiene confesiones que hacer a su padre y que debe traer el plumífero culo de Cass para interrogarlo. Todas cosas pendientes en su lista de “Cosas que hacer antes de estirar la pata” y se lo toma a risa porque ya está cansado de estar deprimido.
En uno de sus paseos meditativos, eso dice, pero en realidad huye de todo por un rato, encuentra la razón de por qué no confía en Samuel, se ha alejado un par de kilómetros de la base del campamento, éste se ha hecho tan grande que ocupa varias hectáreas, así que para estar a solas consigo mismo, sin gente preguntando por él a cada instante debe recorrer siempre unos cuantos miles de metros, en esta ocasión ha tomado un camino entre el bosque circundante, aquel que tomaron su abuelo y padre antes de volverse carne y uña, el que viera desde la pequeña casa que ocupa su madre, es siguiendo ese camino que encuentra el motivo de su gusanillo inquieto.
Es una construcción antigua y reforzada, grande, se escuchan gritos provenientes de dentro y Dean no puede, ni quiere, contener su curiosidad, sorpresa se lleva cuando encuentra dentro varias criaturas, vampiros, banshees, brujas, hombre lobos y muchas más pero la que le hace hervir la sangre es la djin que ve, porque se le hace conocida, es la que mató a sus amigos y vecinos a principio de año.
A pesar de la bronca contenida no dice nada y sigue investigando, entonces encuentra lo que buscaba, la razón de todo ello o parte, su abuelo y primos junto con un pequeño grupo de cazadores está entrenando usando esas criaturas, pero hay algo aún más raro, entrenan juntos no en contra.
-Ya decía yo que olía la peste de la mentira en esta familia - dice suave con toda intención.
Los practicantes se vuelven sobresaltados y escucha sin problemas el “mierda” que lanza Samuel, pero no se queda para escuchar las explicaciones, emprende el regreso y es en la tan utilizada sala de reuniones que los nuevos integrantes de su familia lo alcanzan. Están allí también Bobby, su padre, Ash, William y otros cazadores de los cuales no recuerda los nombres.
-Dean, espera – medio le grita su abuelo
-Sí, supongo que puedo hacerlo. Si me dices de qué va todo eso – y no puede evitar ver la mirada que cruza ese hombre con su padre y el resto.
Le duele como ninguno de los presentes imagina que todos sepan menos él, le duele que su padre haya confiado más en ese hombre que apenas conoce que en el hijo que ha hecho todo lo que le ordenó por años, pero es quién es y no dice ni demuestra nada.
-Para ganar esto vamos a necesitar más que cazadores, estamos haciendo una tregua con estas criaturas, van a ayudarnos en la batalla – confiesa Samuel presuroso
-Ni siquiera sabemos contra qué nos enfrentamos – recalca Dean
-Pero tu ángel ha dicho que la Tierra misma estará en peligro y esas son todas criaturas de la tierra, no quieren servir a ángeles o demonios.
A pesar de que lo dicho tiene sentido el secreto no lo tiene y “no es mi ángel” tiene ganas de agregar pero no está de humor.
-¿Por qué si es tan buena idea no lo han dicho antes?
Todos se miran incómodos y antes de que abran la boca lo entiende, de esa manera que a veces te caen las cosas, justo en el lugar correcto.
-¿Es por Sam, verdad? - los mira uno por uno – No me han dicho porque yo se lo diría a Sam.
-Dean, muchacho. Sam tiene a Lucifer dentro, que él sepa nuestros planes es un riesgo que no debemos correr – intenta convencer su abuelo.
Una furia fría invade a Dean. Mira a Bobby y a John sin poder creer que estuvieran de acuerdo con esa excusa.
-Tienen dos opciones – dice contundente – O me permiten contarle todo o él y yo nos largamos de aquí – no hay vuelta atrás en eso, está muy harto de que los juzguen.
No se le pasa por alto la sonrisa sobradora de Bobby, le entibia el corazón saber que el hombre no ha estado precisamente de acuerdo con ese secreto. El resto, a excepción de su padre, empieza a argumentar entre gritos “es un peligro”, “no sabemos qué puede pasar”, “Sam está poseído”, “Lucifer sabrá todo”, “Sam es un peligro”, y el vaso ya lleno de Dean rebalsa, justo cuando Sam ha entreabierto la puerta de la sala con intención de entrar por una consulta.
-BASTA – es la voz de Dean y como el menor la experimentara en otras ocasiones no parece por completo la de él.
Sam observa por la rendija abierta cómo todos se quedan quietos, aguardando, ve a su hermano cambiar, crecer, hacerse imponente sobre gente mayor y peligrosa, él parece una gato salvaje a punto de atrapar a su presa, es una mezcla entre el efecto que ha presenciado cuando Zaira estaba muriendo y en el hospital donde internaron a Lisa. Parece traspasar la piel de su hermano e inundar el ambiente de un efecto dominante sobre quienes lo rodean.
-Ninguno de ustedes tiene derecho a ocultar esto ni a juzgar a Sam – y el aludido no tenía idea que el tema central era él – Pueden argumentar lo que quieran pero si quieren al verdadero culpable de que mi hermano tenga dentro a Lucy, ese soy yo, no él, yo empecé todo esto. – Sam entraría a contradecirlo si no fuera porque tampoco parece poder reaccionar – No voy a permitir que ninguno de ustedes lo denigre por ese hecho, porque si ha sucedido fue sólo para salvarles el culo a ustedes y a su descendencia – no se mueve, no alza la voz, pero continúa – Nadie va a tratar a mi hermano como un paria, no me importa si son familia o cazadores. No sé que está sucediendo allí afuera, pero por alguna razón estoy metido justo en el medio, si no tratan a mi hermano con el respeto que se merece tomo mis cosas y me largo de aquí, los dejo solos en esta batalla que están tan ansiosos por encarar.
Los presentes se quedan mudos por dos razones, una de ellas la voz con que han sido dichas esas palabras, la otra que pueden intuir en esa aura que rodea al joven cazador una fuerza desconocida, una fuerza que les hace preguntarse si no será cierto que ese hombre esconde dentro de sí, aunque no lo sepa, el secreto para ganar esa guerra.
El muchacho se mueve buscando la salida y se encuentra con la sonrisa apreciativa de su hermano, le responde de igual manera, no necesitan hablar, son una unidad, ellos contra el mundo si es necesario.
El resto cuenta, por supuesto, no saben el motivo de la necesidad de ese joven pero no pueden perderlo, hablan con Sam y con Dean, les cuentan sus planes, sus proyectos, las criaturas que han logrado convencer, cuántos seres sobrenaturales han prometido su apoyo en la lucha y los hermanos están sorprendidos porque sienten que la que se acerca es realmente una batalla por la Tierra, por el derecho a seguir habitando su planeta.
El mayor decide en ese momento que debe hablar con los demás cazadores, debe dejar las cosas en claro aunque no sepa bien cuáles. Le pide a su abuelo que los reúna y aunque toma un buen par de horas tener a la gente reunida lo logran, Dean no quiere dar un discurso, sólo aclarar algunos puntos, ser sincero con todo el mundo. Se siente ridículo de pie frente a tantos, se ve como en esas películas que el héroe da el discurso alentador que lleva a la victoria, pero él es demasiado sincero consigo mismo como para hacer algo así.
-Mi hermano y yo hemos cometido durante nuestras vidas terribles errores que han desencadenado sucesos penosos para todos – Sam está detrás de él y aún lo siente ponerse rígido – Todos han ido conociendo las historias que se cuentan sobre nosotros, son ciertas. Mi padre, mi hermano y yo hemos estado en el Infierno. Mi padre y mi hermano han sido poseídos por demonios, yo mismo casi me convierto en uno. Sam tiene en su interior en estos momentos al mismísimo Lucifer, yo fui destinado a ser el recipiente del arcángel Michael, pero en lugar de tomar ese camino y matar al Demonio, me resistí como el testarudo que soy aunque eso significara la destrucción de la humanidad. - todo es dicho con premura, no está cómodo en esa situación.
Los cazadores se miran unos a otros sorprendidos por la confesión.
-No estoy dando excusas, sólo intento que entiendan un poco. Viajé al futuro y vi la humanidad destruida por la mano de Lucifer, mi yo del futuro me rogó que le dijera que sí a Michael, en lugar de eso llame a mi hermano y le dije que seguíamos juntos. Durante esa batalla estuve a punto de rendirme porque no hallaba la fuerza para continuar. Soy obstinado y un cabeza dura. No me conocen por ser la lamparita más brillante de mi familia. Pero siempre he luchado por ella – la voz es serena y recorre el valle sin esfuerzo llegando clara al oído de cada espectador – No se el motivo de quien los trajo de vuelta para elegirme a mí para que buscaran, pero voy a ser sincero con ustedes – se pasa nervioso la lengua por los labios – No sé contra qué peleamos aún, no se cómo debemos pelear, no se si tenemos posibilidad de ganar, lo que sí sé es que voy a pelear, que voy a luchar contra lo que sea que quiera eliminarnos, pero también deben saber que voy a proteger a mi familia, a mi hermano. Porque si él y yo ganamos algo en esta vida ha sido al otro, no me importa que Lucy esté dentro de él, voy a pelear por mi hermano, deben tenerlo en claro. Yo peleo por mi familia – suspiró resignado – Así que ahí lo tienen, no soy nada especial, no tengo ningún poder oculto, me he mandado las cagadas más grandes que puedan imaginar, pero si aún están dispuestos a pelear pueden considerarme un soldado más porque pueden dar por seguro que yo estaré ahí.
Sin nada más que decir comenzó su rápida retirada y se encontró cara a cara con su padre.
-Tu vienes conmigo – se alejó sin esperarlo sabiendo que el hombre lo seguía sorprendido por la rudeza usada.


*******************


-¿Qué rayos fue eso hijo? - no se refiere al mini-discurso, sino a cómo le habló y Dean lo sabe. Se vuelve y mira al hombre.
-¿Que qué fue eso, señor? ¿Qué carajo fue el que nos guardara ese secretito?
-Hijo…
-Hijo nada – lo encara, no le importa nada, por un tiempo ganaron los buenos sentimientos pero su padre le debe demasiado – Sam y yo aguantamos suficiente de ti, demasiada mierda nos largaste, si hubieras dejado tu venganza podrías haberte dedicado a criar a tus hijos, pero tú que nos metiste en éste camino, tu. – puntualiza con un dedo en el pecho del hombre y la voz cargada de reproche y odio – No tienes derechos a guardarnos secretos como este, a juzgarnos como débiles. No lo somos, cometemos errores, sí, pero nos hacemos cargo de ellos.
-Dean...
-No me interesa, no me interesan tus excusas y me cansé de darlas por ti. Estoy harto de que tus misiones sean más importantes que tus hijos. Puedes hacer lo que quieras conmigo, puedes gritarme furioso por no haber sido un buen soldado, por haber caído, pero no te atrevas a meter a Sam en esa bolsa, él aún carga con las consecuencias de salvarnos del apocalipsis, no vas a agregar sal en esa herida. – sus ojos están fríos y el padre no es capaz de interpretar el dolor escondido en ellos – Te lo digo ahora, cara a cara, ya no somos chicos, no das las ordenes y no nos guardas secretos.
El hombre puede ver que Dean tiene razón, ya no hay un chico, un muchacho frente a él, es un hombre, un hombre endurecido por una vida llena de un golpe tras otro, muchos de los cuales provocó él mismo y sabe que es verdad, no tiene derecho a callar cosas, a juzgarlos o dudar de ellos, porque sus hijos crecieron, lo hicieron bien y él reconoce, muy dentro suyo lo hace, que poco de eso tiene relación con él y mucho con Dean.
Las justificaciones no servirían de nada, porque no importa que al aceptar el secreto se relacionara mejor con su suegro y les permitiera trabajar juntos, lo que importa es que traicionó a sus hijos.
-Lo siento – aclara y los ojos verdes se abren por la sorpresa – Tienes razón, ustedes son mis hijos y no sólo porque los quiero, sino porque los respeto como los hombres y cazadores que han llegado a ser, te digo que no volveré a hacer algo así. - el joven está presto a retirarse pero el padre lo detiene, lo toma fuerte de los anchos hombros que parecen ser capaces de sostener el peso del mundo y le mira directo a los ojos – Estoy orgulloso, Dean, quiero que lo sepas, no me importa todo lo que ha pasado o cómo, no me importa nada de ello, estoy orgulloso del hombre que eres, tendría que habértelo dicho muchas veces hijo – Dean incómodo trata de irse pero no lo deja – Debes saber que veo en ti más de lo que nunca llegaré a ser, tú tienes unos valores por los que nunca podré regirme con la naturalidad que lo haces tú. No importa si no lo he dicho antes, quizás no tenga la posibilidad de decirlo después así que lo digo ahora. No hay nada, nada que puedas hacer para que esté más orgulloso del hombre que eres y más gratificado de que seas mi hijo. Te quiero – termina y lo abraza, ahora sí el hijo abraza liberado de sus culpas, remordimientos y dudas a su padre.
Es una relación nueva, una de pares que Dean no sabe si tendrá el tiempo suficiente de experimentar, pero no le importa, por lo menos es un inicio y ya está cansado de pensar en el futuro, es hora de disfrutar el presente.
Sam observa la el rostro de su hermano en la distancia, no sonríe, pero sus ojos muestran un indicio de paz, se retira junto con su madre para darles privacidad, se va feliz, su hermano lo ha defendido de todos incluso de su padre, Dean sigue ganando cada día a pulso el cariño y lealtad que le tiene, espera tener la fuerza para hacer honor a sus sentimientos.


Continuará...


Buena Suerte a todos!!