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domingo, 27 de febrero de 2011

Dean, MI hermano: Capítulo 7

Holaaaa!!! Ahora sí, el último capítulo de éste fic.
Espero les guste, la verdad es que yo adoré escribirlo y éste capítulo en particular me llevó muchas lágrimas mientras lo hacía, así que me gustaría que los emocionara aunque sea un poquito!




Hermano

Las fuerzas de Sam están prácticamente agotadas, Dean ha desaparecido y está seguro de que fue en busca de Michael, no sabe que pasará esa noche, pero no tiene tiempo de dormir, tiene que encontrar a su hermano. Pero en ocasiones las cosas no siguen los deseos de uno y una vez más la oscuridad, una vez más el sueño, una vez más un recuerdo, una vez más …... su hermano.

Ver a su hermano en ese lugar es algo que no esperaba, es el cementerio donde está su madre, Sam sabe que Dean no ha ido nunca, veintiséis años sin pisar ese sitio. Pero ahí está, frente a la tumba, hablando.
-Mamá... papá...estoy tan cansado, yo... lo siento. Me equivoqué, cometí tantos errores – mientras hablaba los ojos se le ponían vidriosos- Hice cosas... cosas terribles – su hermano tragaba con un dificultad y pasaba la lengua por los labios – Inicié todo esto... no tuve la fuerza para resistirlo, para mantenerme fiel a mí mismo y a ustedes...Y ahora...ahora Sam...Sam está pagando las consecuencias – lágrimas empiezan a rodar por su rostro – Papá, moriste creyendo que Sam podría convertirse en una especie de anticristo... lo que no supiste...lo que nunca imaginaste...es que iba a ser yo el culpable de ello...papá... yo empecé el apocalipsis, fue MI culpa ...y resulta que Sam es el mismísimo recipiente de Lucifer y es mi culpa que éste haya quedado libre – las lágrimas caen libres desde una mirada vacía – Viene tras él papá y tengo miedo...porque no creo que Sammy pueda resistirlo ...porque siempre está enojado...porque siempre elige al resto... Papá, me pediste que si no podía salvar a Sammy lo matara...él mismo me lo pidió...pero, ¿cómo hago? ¿Cómo mato a lo único que tengo?...¿cómo destruyo aquello por lo que lo di todo?...Toda mi vida, mis sueños...mi alma. ¿Cómo destruyo a la mejor persona que he conocido? - su hermano cae vencido ante la tumba de su madre- ¿Por qué siempre es mi responsabilidad? ¿Por qué siempre mi trabajo?...¿Por qué Dios me pide que mate sangre de mi sangre? ...Y lo peor es papá...que TU me enseñaste a hacer mi trabajo...¿¿SE SUPONE QUE MATAR A MI HERMANO ES MI TRABAJO??!!...- Dean se serena un poco – He visto el futuro, sé cómo serán las cosas si no doy el SI...Sé lo que debo hacer...debo estar ahí para detenerle...debo estar ahí para... – Dean parece atragantarse con las palabras, respira como si sufriera de asma – ahí para...Oh! ¡Dios!...debo estar ahí para matarle – mira hacia el cielo con rencor y devuelve la vista a la lápida – Mamá, después de esto, yo...yo se que no volveré a verte. Sé que estás allí, en el paraíso y deseo que tengas una vida hermosa, deseo con todo el corazón que encuentres a papá y... y si tengo éxito... sé que vas a encontrar a Sammy...quiero que lo cuides...que le cortes la corteza del pan...que le digas que es tu ángel...lo abraces y lo beses cada día – su hermano suelta un suspiro entrecortado y firme y decidido se pone en pie – Quiero que sepas que siempre te he amado, que intenté que tu luz estuviera presente en nuestra familia, quiero que sepas que si pudiera pedir un último deseo sería recibir un abrazo tuyo. Quiero que sepas, que te extrañé cada día de mi vida y ... - pierde otra vez la compostura - y que ...que yo no...que yo no voy a estar ahí...No me busquen...diles lo que quieras, miénteles, de ti aprendí que mentir para proteger del dolor a quienes amas no es pecado. Lo que voy a hacer mamá, eso no tiene perdón, no habrá paraíso para mí, si te soy sincero creo que ni siquiera habrá un infierno. Si pudiera apostar diría que hacer esto me va a costar todo, creo ...creo que esta vez sí me va a costar el alma...creo que esta vez realmente voy a destruirla...no creo que quede nada...Mamá, si mato a Sammy, todo lo que fui será destruido y ¿sabes qué?, voy a merecerlo, no esperaría menos. No quiero menos. ...Ojalá mi recuerdo también se pierda y no tengas que pasar por esto, que nadie sepa lo que hice, que nadie sepa que existí. - Dean se limpia el rostro surcado por las lágrimas, ya no llora, ya no hay nada en sus ojos, es como si ya hubiese perdido el alma – Te amo mamá. Lo siento.
Mira una última vez la tumba y se marcha.

Sam despierta bañado en lágrimas y desesperado, debe encontrar a su hermano, tiene que detenerlo, tiene que evitar que diga sí. Dean ya no cree en él, pero Sam cree en su hermano, ha aprendido tanto sobre él. Ha aprendido a ver el hombre escondido debajo de la máscara, el auténtico ser, el verdadero corazón. Dean dice que él, su hermanito pequeño, es la mejor persona que ha conocido, pero Sam sabe que se equivoca porque la mejor persona que ellos han conocido es el mismísimo Dean.
Dean que olvidó sus sueños para proteger los de otros, Dean que perdió su familia pero lucha por la de los demás, Dean que da su vida por extraños y el alma por un hermano, Dean que se siente culpable si no puede salvar a alguien, Dean protegiendo a los niños, Dean prefiriendo a la familia antes que a la venganza, Dean que sufre más porque su hermano eligió a un demonio que porque liberara a Lucifer, Dean que se interpone a los monstruos y recibe las heridas, Dean que sufre a escondidas, Dean que no se permite amar para continuar con su trabajo, Dean que fue al infierno y volvió y jamás se quejó, Dean que se traga la mierda y la entierra para no joder la vida de los otros, Dean que lo da todo, Dean que nunca pide nada.
Sam llama a gritos a Castiel, tiene que encontrar a su hermano y sabe cómo hacerlo, sabe que no habrá muchas paradas en esa despedida. Y lo hace, lo encuentra y lo regresa a casa de Bobby, le duele el alma ver lo vencido que está, puede notar el vacío en su interior, el mismo que vio abrirse mientras hablaba en el cementerio. Lo intenta todo, razonar, convencer, pero todo parece caer tragado por el dolor inmenso en el alma de su hermano. El menor ya no sabe que decirle, cómo convencerlo, ha escapado nuevamente, vuelven a traerlo pero Sam sabe que no podrán tenerlo allí por siempre y lo que es peor, lo necesita, necesita su ayuda para rescatar a Adam. 
- ...voy a decir que sí de todas formas. Lo haré...Estoy avisando- le advierte Dean.
- No, no lo harás – replica seguro Sam – Cuando estés presionado tomarás la decisión correcta.
Dean sigue diciendo que se equivoca, trata de convencerlo de ello.
-Yo...yo no lo entiendo. Sam, ¿por qué estás haciendo esto?
Y es en ese momento, en ese preciso instante, cuando Sam entiende el propósito de sus sueños, él ha visto el interior de su hermano, no hay nadie en ese planeta que lo conozca mejor y de repente sabe exactamente qué es lo que debe decir, qué es lo que su hermano va a entender, lo que va a registrar, porque si hay algo en que su hermano es condenadamente bueno es en ESO. Sam sabe lo que debe decir, le nace del corazón, sin miedos, con seguridad.
-Porque...- y sonríe confiado – sigues siendo mi hermano mayor.
Sam confía y Dean no lo sabe, pero cuando esté ahí, a punto de dejar todo, de darse por vencido, mirará a su hermano con la desolación en los ojos y verá esa confianza, la misma que le mostraba cuando sólo era un bebé y lo acunaba, cuando lo cuidaba, cuando le pedía que durmiera con él siendo pequeño, la misma confianza que le ha hecho arriesgar la vida sabiendo que su hermano mayor estaría ahí para respaldarle, la que le permitió dejarlo por un tiempo conociendo que siempre podría volver, la que sentía cuando estaba en peligro pero sabía, sin ninguna duda, que allí afuera, en alguna parte, desesperado, muerto de miedo y decidido estaba Dean, buscándolo, la misma que le hacía saber que lo encontraría a tiempo y le salvaría el pellejo. La confianza de que su hermano jamás le defraudaría, porque su hermano estaba ahí para él, para enseñarle a ser un buen hermano, un buen soldado, un mejor hombre, para mostrarle el camino, porque Dean era su maestro, su consejero, su modelo a seguir, porque Dean era su hermano mayor. 
Y Dean le mirará, verá su alma, su corazón, verá a Sam, su Sammy, su hermanito y no podrá hacer más que lo correcto, porque podría morir, ir al infierno, matar demonios y ángeles, pero jamás, JAMÁS, podrá decepcionar a su hermano. ¿Cómo seguiría Sam adelante si él no da el mejor ejemplo? 
Así que Dean luchará contra su cansancio, contra su angustia y su dolor y empujando todo hasta el fondo demostrará una vez más cuál es el camino que se ha de seguir y allí, a su lado, estará su hermanito y lo verá, y aprenderá, y cuando le llegue el turno de elegir, cuando le llegue el turno de sacrificarlo todo, recordará y elegirá, y lo hará bien. 
Y Sam podrá decir con orgullo, “Lo hice porque me enseñaron, lo hice porque me mostraron el camino, lo hice porque tuve un hermano, un maestro que me educó con el ejemplo, lo hice por él, por Dean, MI HERMANO”.



----------------------FIN--------------------

TARÁNNNN!!! Fic terminado! Realmente espero que les gustara, cualquier comentario es bienvenido!!

Besos Y Buena Suerte!!

jueves, 24 de febrero de 2011

Dean, MI hermano: Capítulo 6

Ajá!! Más cerca del final de éste fic, uno más y terminamos!!


Familia

Sam estaba agotado, hace días que no duerme como la gente. Siempre dentro de la cabeza estropeada de su hermano y luego horas de angustiosa culpa que no ayudaba. Hoy se había dormido durante todo el viaje, por suerte no tuvo pesadillas o su hermano lo habría estado cuestionando sobre qué cuernos le pasaba.
Ahora la noche ya era entrada y el sueño volvía a reclamarlo, cada día tenía más miedo de dormir y conocer un nuevo secreto de su hermano, durante el día apenas podía mirarlo a la cara sin decirle todo lo que le ocurría, pero se mordía la lengua porque no quería disgustar más a Dean de lo que ya estaba, Castiel no aparecía, las cosas se estaban yendo al carajo, la esperanza había abandonado el edificio hacía rato y las fuerzas ya estaban utilizando las reservas. No agregaría más peso a los ya sobrecargados hombros de su hermano.




Ahora sí que no sabía dónde estaba, una casa semi derruida, oscuridad, polvo flotando en el aire de los haces de luz, el sonido del viento entrando por las rendijas de las ventanas.
-¡¡Pequeeeñaaa!! ¿Dónde estás maldita?- era la voz de Dean y Sam la siguió hasta encontrarlo.
Era una cacería, por el hierro en las manos de su hermano, estaba detrás de un espíritu. El aire se movió creando ondas y Dean salió disparado en el aire y quedó sujeto a la pared. Frente a él se personificó el fantasma. Era una niña pequeña de seis o siete años, vestía un bonito vestido y el cabello le caía en hondas hasta la cintura, en la mano derecha sujetaba un cuchillo y en la izquierda una muñeca de trapo a la que le faltaba un ojo.
-¡Des-gra-ciada, suéltame! - le gritó Dean tratando de soltarse de la fuerza invisible que lo sostenía allí.
-Seré pequeña, pero no tonta. Si te suelto vas a sacarme de mi hogar y no voy a permitirlo.
Sin hacer gesto elevó más a su hermano y luego lo dejó caer con violencia, éste soltó un gemido y utilizó todo el cuerpo para poner boca arriba. La niña apareció sentada a ahorcadillas sobre él y utilizando energía sobrenatural lo apretó contra el piso imposibilitando sus movimientos. Mientras elevaba la mano con el arma y lentamente hacía un corte en su mejilla. Acercó su cara a la de él y pareció esforzarse en estudiarlo.
-Dean. Ese es tu nombre- su hermano abrió sorprendido los ojos pero no dijo palabra.
-Vamos, puedes hablar, yo sé que sí, Dean- otro corte, ahora en el cuello.
-¿Qué quieres?- preguntó su hermano
-Yo nada Dean, tu entraste a buscarme. ¿Qué haces en mi casa?
-Cazarte.-
A Sam le daban ganas de matar a su hermano cuando se ponía gracioso en esas situaciones.
-Viniste solo Dean, eso no fue inteligente.
-Sí, bueno, no tenía opción y la inteligencia no es mi rasgo característico.
Otro corte.
-Papi te dejo solo esta vez y parece que la cagaste- su hermano intentó pegarle- No te sirve Dean, no podrás librarte de esto por la fuerza, aunque aún puedes hacerlo.
-¿De qué hablas?
-Sabes que mato gente en esta casa pero.... ¿sabes por qué lo hago?
Su hermano negó con la cabeza mientras ella le practicaba otro corte, esta vez en el pecho.
-Lo hago porque no pasan mi prueba. ¿Quieres intentarlo?
Y mientras preguntaba realizaba otro corte.
-No tengo opción ¿verdad?- le dice sarcástico Dean y la niña ríe.
-Eres divertido, a esta altura la mayoría grita y ruega, pero tú eres divertido.
-Me alegro que te suba el espíritu- otra risa y otro corte -Hum! Empieza con la maldita prueba.
-¿Sabes lo que hice aquí?
-Sí, mataste a toda tu familia.
-¿Sabes por qué?
-La creencia extendida es que estabas como una cabra. 
Un corte, más largo esta vez, más profundo y un sonido contenido de su hermano.
-No estaba loca, ni poseída que fue lo que ellos pensaron, yo era diferente, tenía poderes, habilidades que ellos no entendían. Sabía cosas antes de que ocurrieran, secretos, cuando la gente era buena o mala- un par más de cortes – Mis padres estaban tan asustados de mí que decidieron llamar a un sacerdote para que me exorcizara, pero el hombre al que llamaron era malo y no podía hacer nada.
-Porque tú no estabas poseída, un sacerdote no servía.
La niña levantó el cuchillo y le perdonó el corte.
-Tienes razón, pero ellos no lo sabían y ese hombre era malo, muy malo, yo podía ver toda la podredumbre de su alma. Mis padres eran muy creyentes, así que cuando les dijo que debían matarme antes de que yo hiciera algo terrible pensaron que era la palabra de Dios, que era lo correcto.
-¿Tus padres intentaron matarte?
-No, mis padres no lo intentaron, lo hicieron. 
Mas cortes y la sangre empapaba la camisa de Dean.
-Enviaron primero al tipo ese, pero yo lo esperaba, sabía que venía por mí, así que lo maté o al menos eso creí. Al ver lo que había hecho mis padres se horrorizaron y ellos mismo decidieron hacer lo que consideraban necesario. Yo me había defendido del sacerdote, pero no podía hacerlo contra mis padres, no pude hacerlo y ellos me mataron. 
-No lo entiendo, ¿cómo es que murieron entonces?
-El hombre malo- más cortes y la camisa era harapos- No estaba muerto como yo creía, él entro con un cuchillo, éste cuchillo, y masacró a mi familia, luego lo puso en mi mano y cayó muerto antes de llegar a la puerta. Todo el mundo creyó que yo era la culpable, pero lo único malo que hice fue no matar a ese hombre.
Otro corte y otro y otro...
-Lo lamento- dijo Dean y Sam sabía que era cierto, porque a pesar que ese fantasma lo estaba haciendo carne picada él lamentaba lo que le sucedió a la niña.
-Puedo ver que es cierto, pero aún no pasas mi prueba.
-Deberías empezar antes de que me desangre.
-JAJA!! Eres gracioso.- más cortes - ¿Tienes familia?
Dean no respondió y los cortes se hicieron más largos y profundos.
-Responde, ¿Tienes o no?
-Sí.
-¿Qué tipo de familia?
-Un padre y hermano.
-¿Los quieres?- nada- ¿LOS QUIERES?
-¡SÍ!
-¿Harías cualquier cosa por ellos?
-Sí.
-No me mientas, si lo haces te mataré.
-Haría cualquier cosa por mi padre y Sammy- 
Y mientras tanto a Sam se le formaba ese nudo que se estaba convirtiendo en visita reiterada.
-¿Matarías por ellos?
-Sí.
Ella lo observó, lo estudió y le correspondió con otro corte.
-¿Morirías por ellos?
-Lo haría.
La niña se detuvo y lo miró concentrada.
-Llámalos.
-No.
-¿Por qué?
-Porque sería una trampa, además ninguno de los dos vendría.
-¿Por qué no? Puedo ver dentro de ti, tu hermano vive en esta misma ciudad y tu padre se sacrificaría sin dudarlo por ustedes.- Sam no sabía que Dean había estado en la misma ciudad que él hasta esa noche “¿Qué habría estado haciendo allí?¿Sólo era la cacería?”
-Lo sé, pero ninguno contestará el teléfono, están ocupados.
-Estás enojado con ellos- otro corte- Yo también estaba enojada con mi familia, aun así no pude dañarlos y tú tampoco puedes dañar la tuya, ¿por qué no?
Dean no contestó y ella seguía estudiándolo, casi como si pudiera escuchar lo que él pensaba.
-Es el amor ¿verdad? Yo también los amaba y a pesar de que me estaban matando no pude dejar de amarlos. ¿Es eso verdad?
-Sí, es eso.
-Bueno, si no los llamas morirás aquí.
-No me importa, prefiero morir a ponerlos en peligro.
-No es verdad- esta vez no fue sólo un corte, esta vez clavó el cuchillo en el hombro de su hermano y un grito estrangulado se esparció por la tétrica casa- Crees que no estás tan mal, pero voy a matarte, muy despacio, si no los llamas.
-No lo haré, nunca lo haré- le espetó Dean apretando los diente y mirándola directo a los ojos, aunque lo intentaba no podía despegarse de esa fuerza invisible y el esfuerzo lo debilitaba a cada instante.
-Bueno, veamos si es cierto.
Levantó a Dean y lo pegó a la pared, le quito la camisa de un tirón y todos los pequeños cortes que venía haciendo quedaron a la vista, su hermano parecía una rejilla. La niña se puso frente a él y comenzó a jugar con el cuchillo. Un corte desde el hombro derecho al izquierdo. Otro desde el cuello al ombligo. Le cortó en los brazos, la cara, las manos, clavó el cuchillo en las piernas. Dean gritaba, pero estaban en una zona retirada y nadie acudiría a su rescate. 
La pequeña niña siguió y siguió, cada tanto le ofrecía el mismo trato que antes, pero Dean nunca aceptó. Cuando todo su hermano era un muñeco roto y desgarrado el espíritu soltó su fuerza y Dean cayó arrastrándose contra la pared y quedando echado sobre su lado izquierdo.
-Estás muriendo, no te quedan más que minutos, llama a tu familia y te liberaré.
-No, no lo haré, mátame de una vez, clava ese cuchillo en mi corazón y termina con todo esto.- contestó su hermano con un hilo de voz.
-¿Por qué lo haces?¿Por qué los proteges? Puedo ver dentro de ti, ambos te han lastimado tantas veces, has hecho todo por ellos, cumpliste todas las órdenes de tu padre porque sabías que era lo que él necesitaba de ti. Estuviste sólo en tu dolor, cuando tu padre tendría que haberte consolado tu tenías que consolarlo a él. Cuando deberías haber estado jugando aprendías a cazar y autodefensa. Cuando deberías haber estado en la escuela tú cazabas monstruos. Cuando debería haberte enseñado deportes y a aceptar las derrotas te reprochaba por no haber cuidado bien de tu hermano. Y tú hermano, Sammy, él no es mejor. Prácticamente criaste a tu hermano, dejaste de comer a veces para que él estuviera alimentado. Te peleaste con el mundo por protegerlo. Y él te pagó reprochándote por cumplir las mismas órdenes que lo mantuvieron con vida y abandonándote cuando más lo necesitabas. ¿Nunca les dijiste verdad? Nunca les has dicho a ninguno de los dos por las cosas que has pasado. Las veces que no cenaste, que te curaste tus propias heridas, las veces que has llorado a escondidas, cuando de la bronca has roto tus propias manos contra las paredes. Nunca les has dicho cuánto odiabas sus peleas y que sólo pensaran en ellos, en sus obsesiones, tu padre con la venganza y tu hermano con su vida normal. ¿Alguna vez les has confesado que tú también tenías sueños y aspiraciones? ¿Que también querías una familia estable, otra realidad, que extrañas a tu madre y la tranquilidad de que la vida de nadie dependa de tus reacciones?- se acercó a Dean y lo pateó con fuerza en el estómago-¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ NO LOS LLAMAS?
Dean respiró un par de veces luchando por mantener los ojos abiertos y juntar la fuerza para contestar.
-Porque los amo, porque son mi única familia,...porque no son perfectos pero son lo único que tengo,...porque sé que me aman y porque me necesitan...Porque yo estoy ahí para ellos y porque ellos lo saben...Porque cuando uno ama no puede pedir que los demás te amen de la misma manera,...das todo lo que tienes, tus deseo,...tu vida y alma si es necesario, porque nunca he pedido que sean como yo,...ni que sean diferentes. Y sí, a veces me enojan y me decepcionan,...a veces tengo ganas de gritarles y golpearlos, pero no puedo, no puedo ...porque si yo renunciara no quedaría nada de la familia que fuimos una vez. Mi padre se ahogaría en su obsesión por la venganza y mi hermano no volvería a hablarle nunca. Porque ...aunque nunca lo haya pretendido soy el chicle que mantiene unidos los pedazos de lo que somos y nunca, NUNCA, utilizaría eso para dañarlos- traga con dificultad – Así que mátame maldita porque no vas a obtener lo que quieres de mí. 
Ella se queda de pie y aunque Dean no lo ve porque sus ojos se cierran, Sam si nota la sonrisa que se extiende en su cara. Sin que medie tiempo la apariencia del espíritu ha cambiado y ahora se encuentra limpia y prolija, resplandeciente. Se agacha junto a su hermano y pone una diminuta mano en su pecho, el observador ve que el cuchillo ha desaparecido y la muñeca de trapo luce como si fuera nueva.
-Al contrario Dean- susurra con voz dulce, su hermano abre los ojos y registra extrañado el cambio ocurrido- Justamente esto es lo que yo buscaba.
-No...no entiendo
-Familia, Dean, el verdadero significado de la familia- a medida que habla las heridas de su hermano empiezan a desaparecer y recobrando éste la fuerza se yergue hasta quedar sentado, la espalda contra la pared, las piernas extendidas y la pequeña niña a un lado.
-Durante todo este tiempo estuve buscando recobrar mi fe en la familia. Buscando personas que comprendieran porque no hice nada para defenderme, todos los que vinieron sucumbieron al dolor y acabaron por llamar a sus seres más queridos. Hasta hoy nadie lo logró, no lo hacían porque no entendieron que amar no es sobre recibir sino sobre dar. Cuando entraste aquí, pude ver en ti algo diferente, tu alma era más sabia, cargada de dolor, desdicha, culpa, pero también de amor desinteresado. Tu proteges a inocentes y te arriesgas por extraños, pero por tu familia serías capaz de todo aunque ellos ni siquiera te hablaran. Porque la familia es cierto que no se elige, pero es de por vida y si tu das lo mejor de ti a ella, quizás logres que los demás te vean y te quieran, por la familia se muere si es necesario.- las heridas de Dean habían desaparecido ya pero éste no se levanta.
-Sabes que igual debo sacarte de aquí, ¿no?
-Te dije que eras gracioso Dean.- hace una pausa- Sí, lo sé, pero no vas a necesitar hacer nada, ya estoy lista para irme.
Una luz blanca empezó a iluminar desde el centro de la niña.
-Gracias Dean!- exclamó y justo antes de desaparecer agrega- Si encuentro a tu madre le diré que tiene razón- su hermano la mira sin entender- Eres un pequeño ángel- dice risueña y desaparece.
-Adiós pequeña.
Dean estuvo allí sentado un largo rato, cuando se repuso levantó todas sus cosas y se dirigió al Impala. Condujo durante cerca de una hora y se detuvo frente al apartamento que había ocupado Sam cuando estudiaba. 
Sam se vio a sí mismo salir del lugar con Jessica del brazo, recordaba esa noche, era la noche en la que cumplió 21 años. Dean tomó el teléfono y lo llamó, el recordaba esa llamada.
-Feliz Cumpleaños Sammy!
-Hola Dean, gracias.
-¿Cómo has estado hermanito?- mientras hablaban Sam y Jessica se habían detenido en la esquina.
-Bien Dean, estudiando. ¿Dónde están?
-Aquí y allá, trabajando.
-¿Estás bien?
-Sí, sólo llamaba para saludarte.
Un auto se detuvo frente a la pareja y comenzaron a hablarles, Sam sabía que eran sus amigos y venían a buscarlo para festejar el evento.
-Dean debo irme, me esperan.
-De acuerdo, cuídate Sam.
-Tú también- dijo el menor y cortó la comunicación. Luego subió al auto y se alejaron.
Dean se quedó allí sentado por un largo rato viendo la ruta por la que se habían ido. Sonrió irónicamente y se dijo en voz alta.
-Te quiero Sammy.




Despertó sin sobresaltos, se puso de costado en la cama para poder observar a su hermano cuestionándose si aún estaría dispuesto a sacrificarlo todo por él, si aún lo consideraba su familia. Porque Sam estaba aprendiendo que Dean era una gran familia, la mejor que podría haber elegido. Se preguntó si no lo habría entendido demasiado tarde.




Continuará...

Besos!! :D

miércoles, 23 de febrero de 2011

Celtic Woman - A New Journey - You Raise Me Up



Y por qué tenemos éste video acá?
Porque resulta que el tema me encanta, y si está cantado por estas mujeres directamente me obsesiona. Por otra parte me está inspirando para una parte de un fic llamado PROMESA que estoy escribiendo, así que está aquí por muchas razones, pero sobre todo porque es hermoso.

LETRA EN INGLÉS

When I am down and, oh my soul, so weary;
When troubles come and my heart burdened be;
Then, I am still and wait here in the silence,
Until you come and sit awhile with me.

You raise me up, so I can stand on mountains;
You raise me up, to walk on stormy seas;
I am strong, when I am on your shoulders;
You raise me up: To more than I can be.

You raise me up, so I can stand on mountains;
You raise me up, to walk on stormy seas;
I am strong, when I am on your shoulders;
You raise me up: To more than I can be.

You raise me up, so I can stand on mountains;
You raise me up, to walk on stormy seas;
I am strong, when I am on your shoulders;
You raise me up: To more than I can be.

You raise me up, so I can stand on mountains;
You raise me up, to walk on stormy seas;
I am strong, when I am on your shoulders;
You raise me up: To more than I can be.

You raise me up: To more than I can be.

LETRA EN CASTELLANO

Cuando estoy deprimido y, oh mi alma, tan cansada;
Cuando los problemas llegan y mi corazón está agobiado;
Entonces, me quedo quieto y espero aquí en el silencio,
Hasta que llegas y te sientas un rato conmigo.

Tú me levantas, para que pueda pararme sobre las montañas;
Tú me levantas, para caminar sobre mares tormentosos;
Soy fuerte, cuando estoy sobre tus hombros;
Tú me levantas: A más de lo que puedo ser.

Tú me levantas, para que pueda pararme sobre las montañas;
Tú me levantas, para caminar sobre mares tormentosos;
Soy fuerte, cuando estoy sobre tus hombros;
Tú me levantas: A más de lo que puedo ser.

Tú me levantas, para que pueda pararme sobre las montañas;
Tú me levantas, para caminar sobre mares tormentosos;
Soy fuerte, cuando estoy sobre tus hombros;
Tú me levantas: A más de lo que puedo ser.

Tú me levantas, para que pueda pararme sobre las montañas;
Tú me levantas, para caminar sobre mares tormentosos;
Soy fuerte, cuando estoy sobre tus hombros;
Tú me levantas: A más de lo que puedo ser.

Tú me levantas: A más de lo que puedo ser.


Eso es todo!! Espero les diera un momento de paz!

Dean, MI hermano: Capítulo 5

Y como he estado perdida subo dos juntos para compensar!!


Soledad

Otro sueño, otra noche y Sam comenzaba a odiar su nueva habilidad, siempre había querido saber más sobre su hermano pero esto era diferente, ver la otra cara de sus propias experiencias dolía porque al parecer Dean siempre terminaba cargando con la culpa y no entendía que propósito tenía ver todo eso.
Su hermano trabajó todo el día en el Impala que tenía algunos desperfectos aprovechando la ausencia de algún caso interesante. A la noche ya no iba por mujeres, conseguía una botella de algo fuerte y caía desmayado en la cama, no hablaba, estaba distante y cansado.
Como de costumbre no pasaba mucho hasta que él mismo caía rendido y pronto despertaba en la vida de su hermano. 

“¡Maldita sea!” reconocía otra vez el sitio y ya quería darse la cabeza contra algo, lastimarse para ver si de esa manera podía salir de esa pesadilla en que se habían convertido las primeras horas de su sueño.
Estaban en una cacería, un ser extraño al que se enfrentaron una única vez, sabía que allí en alguna parte su padre acechaba y Dean le vigilaba, pero al que veía era a él mismo, entre las ramas de los árboles y arbustos, agachado, sigiloso, siguiendo el rastro de una bestia peligrosa de la que casi no sabían nada excepto que mataba familias y para destruirla necesitaban madera santificada. Se ve a sí mismo y reconoce ese momento como el último en que estaría junto a su padre y hermano por dos años, esa era la noche en que dejaba a su familia para ir a la universidad. Odiaba esto porque creía saber a dónde llevaba, la angustia que le provocaría a su hermano y otro momento glorioso que se vería empañado por la “otra cara de la moneda”.
Y sí, Dean está allí, le observaba desde un lugar que su otro yo no puede ver, sin enterarse que estaba ahí para protegerlo y eso hiso porque ve antes que él o su padre a la criatura que le ha escogido como presa. Como solía hacer, su hermano se interpuso entre la presa y el Shavro. Fue un movimiento rápido y certero, en instantes su hermano estaba frente a la criatura y la hacía cambiar de dirección, Sam escucha sus propios gritos y los de su padre llamando a Dean, pero éste está demasiado ocupado recibiendo un zarpazo en el brazo y protegiendo su cuello de los temibles y afilados dientes. Aún tirado en el piso trata de alcanzar la estaca de madera que llevaba, arrastrando los dedos y retorciéndose porque el Sharvro se ha encaprichado con la herida y entierra en ella sus asquerosas garras, Dean logra alcanzar el arma y con un giro fluido y fuerte la clava en la sien del ser que le tiene atrapado, la criatura se queda quieta y cae muerta hacia un lado, logra ponerse en pie y examina la herida, sangra pero no parece seria, se coloca la chaqueta de cuero que perdió en la pelea y ésta disimula todo el estropicio. Aún se oyen los gritos de su familia así que se dirige hasta ellos.
-Ya está hecho- informa. 
Su padre y hermano lo miran y ninguno de ellos nota la mueca de dolor, porque su padre ya está emprendiendo el reto contra Sammy, por haberse descuidado e incumplido con las órdenes dadas, se suponía que tenía que quedarse en el auto y servirles de apoyo, no de carnada. Comienzan los gritos e insultos y ambos se dicen cosas horribles. El observador no los mira, ya recuerda eso, pero lo que no recuerda es la expresión de su hermano, éste tiene los ojos como vacíos, de aparente resignación, casi como si adivinara lo que estaba por suceder. De pronto su cara se contrae en una mueca de dolor y lleva la mano izquierda al brazo herido.
Sammy y John siguen discutiendo y no lo notan, el sudor comienza a perlar la frente de Dean y pasa la lengua por sus labios, respira más agitado, algo no va bien. Pero Sam está ahí y no recuerda nada de eso, nunca supo que su hermano fuera lastimado ese día, no recuerda las pequeñas gotas de sangre cayendo al piso desde su mano apretada en un puño, ¿cómo había dicho Dean? “Una de las peores noches de mi vida” y quizás se refería a algo más que solo el alejamiento de su hermano.
-Papá- reclama Dean, pero su padre está demasiado ocupado enfrentándose al menor de sus hijos.
-Sammy- intenta ahora, pero a éste tampoco le interesa lo que su hermano tenga para agregar, esa noche no le importa nada, esa noche su padre le ha cansado.
Siguen discutiendo, que la caza, que los estudios, que la vida normal, que el entrenamiento, sólo están tirándose toda la mierda encima y no les importa los daños colaterales.
-Entonces VETE, vete y no vuelvas- exclama el padre.
Y Sam sabe que ahí terminó la pelea, sabe que miró a su padre y aunque le dolía irse así esa era su oportunidad y quizás no tuviera otra, recuerda todo eso, tomó lo poco que tenía en el auto sin mirar a su padre, luego se volvió a su hermano, lo miró con lástima y bronca conjugadas, él quería a su hermano pero odiaba esa vida, Dean no le había dicho nada, el creía porque estaba dolorido por su marcha, ahora no estaba tan seguro, algo más pasaba, su hermano mayor apretaba los dientes y un músculo se contraía en su mandíbula, pero no decía nada. Siguió con la mirada a su hermanito que se dejaba, tragó con dificultad y subió al auto. Y el Sam intruso le siguió.
Su padre condujo hasta el hotel que en el que se había hospedado tres días atrás al inicio de la cacería, frenó en la puerta del cuarto pero no detuvo el auto.
-Papá...- empezó a decir su hermano.
-Ahora no Dean- cortó de lleno John- Necesito pensar y aclararme. Me voy unos días, no te preocupes, no voy a cazar- miró a su hijo mayor- Por favor Dean, baja.- le dijo y el dolor que no había demostrado mientras peleaba con el menor se dejó ver en sus ojos.
Dean lo observó y pudo ver sin problemas lo mismo que Sam veía ahora y su hermano siempre había sabido dar el espacio que los demás pedían.
-Sí, señor- dijo su hermano y cumplió con la orden.
Se quedó allí de pie mientras su padre se alejaba con el Impala quien sabía a donde. Entonces el dolor que había estado sufriendo le venció y sosteniendo el brazo lastimado cayó al piso. Sam intentó sostenerlo pero sólo atrapó aire. Como pudo, en cuatro patas Dean logró entrar en la habitación, tomó el teléfono y marcó un número.
-Caleb, sí soy yo. Necesito tu ayuda...No, está bien, no hay problema, sólo dame información- mientras hablaba con el amigo de su padre forzaba la voz para parecer normal y apretaba la herida cada vez más fuerte. 
Sam podía ver lo nudillos blancos y el sudor cayendo por su cara.
-Un Sharvro...sí, lo matamos pero quiero saber qué pasa si te clava sus garras...¿veneno?, ¿qué clase?¿hay antídoto?...¿qué? Ok, no ya te dije que no es nada. No Cal, es sólo que tenía mis dudas. Sí, a veces yo también intento aprender algo. Hasta pronto Cal y gracias.
-Bueno Dean, estás jodido amigo- se dijo a sí mismo- Según Caleb esa cosa tiene un veneno bien bonito, no te vas a morir condenado pero las vas a pasar negras durante un par de días- respiró profundo- Primero la cura.
Un poco enclenque se paró y comenzó la búsqueda de lo que Sam suponía eran las cosas recetadas por Caleb. Las desparramó todas sobre la mesa a la vez que encendía la cocina, sobre la hornalla colocó la hoja de un cuchillo, se sacó la campera y el resto de la ropa hasta quedar con el torso desnudo, la herida estaba abierta y más sangre de la que Sam habría creído manaba de ella. Dean tomó otro cuchillo y pasó la hoja por la carne abierta haciendo un corte profundo en forma de cruz, respiraba fuerte, apretaba los dientes y se retorcía, pero no gritaba, después de terminar los cortes estaba tan pálido que Sam creyó se desmayaría pero su hermano era fuerte y resistió. Éste tomó agua bendita y la esparció por toda la herida y agarrando el cuchillo al rojo vivo de la cocina, respiró un par de veces y lo apretó contra ella. Un grito estrangulado se escapó de su garganta y el dolor lo tiró al piso provocándole arcadas, pero en ningún momento soltó el arma hasta que esta volvió a su color original.
Sam estaba a punto de llorar, otra vez su hermano, otra vez ese cabezota, no pidió ayuda a nadie, se quedó ahí viendo como todos hacían sus dramas y él se tragó los suyos. 
Lo que Sam no sabía aún es que todo eso acababa de comenzar, porque ese veneno no sólo infectaba la carne, infectaba la mente y contra eso no había antídoto más que el tiempo.
Dean dormitaba de a ratos, Sam se había acercado a la cama y podía ver lo enfermo que estaba, seguro que tenía fiebre y parecía que le dolía todo el cuerpo. 
-Aaaagghhh!- exclamó de repente, curvando la espalda y estrujando las sábanas con las manos. 
-Mamá...¿qué pasó con mamá?...¿papi?
-MAMÁAA!!!
-No llores Sammy, yo voy a cuidarte.
-¡Te extraño mami! Te extraño, te extraño, te estrañ...
-No te preocupes papá, todo va estar bien...
-Papá va estar bien Sammy, porque papá es como un súper héroe, él va estar bien, tiene que estar bien...
-Lo siento papá, lo siento, me descuidé. No señor, no volverá a pasar...seguiré cada orden...
-¡Sammy! SAMMY, por Dios ¿estás bien?
-¡¡AAAHHH!! SAMMY, ¡¡NO!! Noooo...no.....no, él no...Sammy no...
-Papá...¡¡PAPÁ!!!!!!!!!!!!!!!!
Y Sam sufre sin poder hacer nada, queriendo volver atrás en el tiempo, volver a ese momento en que escuchó su nombre en un susurro y cerró sus oídos.
-NO, no te vayas, Sammy!!
El cuerpo de su hermano se movía violento por las contracciones y espasmos, Sam veía la el sudor y la sabía consecuencia de la alta fiebre que sufría. 
-¡Detente! Papá no lo digas. ¡Basta! Por favor, no peleen, por favor, por fav...Aaaagg!!
-Sammy no te vayas, no nos dejes...no me dejes.
-Sammy...Sam-my...Samm...
-Lo siento Sammy...
Sam sujeta su cabeza con las manos, intentando apagar el sonido de la voz de su hermano.
-Basta, basta, por favor, basta...-repite una y otra vez.
-¡SAM! SAM, ¡¡¡DESPIERTA!!!- esta vez es el vozarrón de su hermano, el de ahora, el mayor y Sam despierta sentándose en la cama.
-Dean!
-¿Pero, qué te pasa?¿estás bien?- pregunta preocupado como siempre el mayor
-Sí, sólo una pesadilla.
-¿Quieres contarme?
Sam lo mira, ¿qué le diría?, “hey, hombre, sabes qué, resulta que estuve viendo lo hecho mierda que estabas el día que me fui y te dejé tirado. Y por cierto, quién carajo te dijo que debes hacer todo solo y pasar por lo jodido sin ayuda”.
-No la recuerdo Dean, era fea la desgraciada, pero se me ha borrado. 
Dean no le cree, claro, pero tampoco puede hacer nada. Así que vuelve a acotarse.
-Lo siento Dean.
-¿Por qué?
“Por dejarte solo en la vida” piensa
-Por despertarte- dice.

Al dormirse descubre que la pesadilla no termina, pero por suerte la peor parte ha pasado, su hermano está de pie y en condiciones. Ya tiene el cuarto ordenado y los pertrechos listos para partir. Cerca del mediodía su padre llega a buscarlo, entra precipitado y en la cara una huella de preocupación.
-¡Dean!¿estás bien?
Su hijo lo mira inocente.
-Sí señor ¿por qué?
Su padre lo mira de arriba a abajo constatando que sea cierto lo que le dice pero no descubre pruebas de nada raro.
-Caleb me llamó ayer a la noche, me dijo que le preguntaste por el veneno de Sharvro.
Dean lo estudia un segundo y le dedica una sonrisa de medio lado a su padre.
-Ah! Eso. No fue nada, un rasguño, después de que te fuiste comencé a sentirme mareado y lo llamé. Hice lo que me indicó y estuvo bien, nada grave.- declara restándole importancia a todo lo sucedido los últimos dos días.
Sam puede ver que su padre no lo cree del todo, pero no tiene pruebas. Se acerca a su primogénito y lo abraza. Dean está tan sorprendido como Sam.
-Lo siento hijo.- dice John.
-No pasó nada papá. No te preocupes por mí, estoy bien.
La muestra de afecto dura sólo segundos, John corta el lazo y recoge sus cosas y las de Dean saliendo de la pieza hacia el Impala. El joven se vuelve al llegar a la puerta y observa la habitación, la tristeza que transmite golpea a Sam.
Va hasta la cama que él mismo ocupaba en ese cuarto y toma una camisa olvidada, la mira durante unos segundos hasta que escucha a su padre llamándolo, la mete entre sus cosas y se marcha.


Sam despierta por segunda vez esa noche, esta vez no se mueve, sólo mira hacia el techo y piensa en Dean.
Dean su hermano, su cabezota, terco, autosuficiente y completamente dependiente hermano, el hombre que siempre ayudaba y nunca pedía ayuda, el hombre más solitario que conocía.


Continuará...

Un comentario...por fi!

Dean, MI hermano: Capítulo 4

Capítulo 4 y vamos en cuenta regresiva!





Lealtad

Otra noche y ambos estaban cada uno en su cama, acababan de vivir otro día de desasosiego acercándose más y más al Apocalipsis. El sueño se cernía sobre San y ya estaba preparado para lo que siguiera. Cerró los ojos y en lo que sintió como segundos supo que ya no estaba en el hotel.

Pero esta vez reconocía el lugar y hacerlo le dolía porque creía saber lo que había pasado allí, la presencia de Dean se adivinaba antes de verla, estaba furioso, preocupado y Sam sabía por qué, esa era la casa que estaban usurpando la noche que se escapó, la noche que le permitió vivir dos semanas completas lejos de su padre y de la cacería. Su hermano estaba preocupado por él, porque Sam había desaparecido.
-¡¡Sam!!- atronó la voz de Dean en la sala- ¡Sam! Maldita sea, ¿dónde estás?
Su hermano entró en el lugar que él se hallaba, el rostro era una máscara congestionada por el miedo.
-¿SAM?- Revisaba cada cuarto pero no lo podía encontrar. 
Salió de la casa y montó en un auto que no era de ellos, Sam se vio automáticamente arrastrado hasta el asiento del copiloto, odiando estar en ese lugar, su tiempo en Flagstaff constituía uno de los más felices de su vida, un tiempo en que pudo sentirse normal, sin la necesidad de cargar con el peso de matar monstruos, de la perfección que le exigía su padre, libertad, la misma que desea cualquier adolescente. 
Pero ahora estaba a punto de ver la otra cara de esa moneda, una que suponía no iba a agradarle después de lo poco que había dicho Dean cuando se encontraron con ese momento en el paraíso.
Sam no pudo librarse en esta ocasión aunque nada le habría gustado más, su hermano se pasó toda una semana buscándolo por todos lados, intentaba todos los días varias veces ponerse en contacto con su padre pero éste nunca respondía sus llamadas. Dean prácticamente no había comido ni dormido, apenas estacionaba el auto en alguna banquina y ahí mismo descansaba aunque nunca mucho tiempo, las pesadillas y (Sam suponía la culpa) lo despertaban a los pocos minutos de cerrar los ojos.
Tan exhausto estaba que en ese momento se dormía mientras manejaba, Sam quería despertarlo pero al intentar tocarlo sólo lo traspasaba, el auto derrapó en la ruta y Dean reaccionó evitando volcar por unos segundos, el miedo lo hizo detenerse. 
Salió del auto y caminó por uno momentos de un lado a otro, Sam también había bajado y lo observaba a poca distancia esperando su reacción, que decidiera dormir o algo.
Nada lo preparó para lo que hizo su hermano a continuación, se acercó a uno de los árboles que vadeaban la ruta y la emprendió contra el a trompada limpia. Una tras otra, la cara contraída en una mueca rígida, a medida que los golpes continuaban parecía aumentar la fuerza que empleaba, no pasó nada de tiempo hasta que en la corteza se fueron quedando pedazos de piel, carne y sangre, cada golpe más fuerte, más sangre, otro golpe y otro ¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!.
-¡DEAN DETENTE!- le imploraba Sam pero de nada servía, eso era un recuerdo, un hecho constatado de la vida, nada que pudiera manipular.
¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!¡PAM!...
Por suerte el arrebato del hermano mayor terminó tan bruscamente como empezó y agotadas las fuerzas se dejó caer apoyando la espalda en el mismo árbol que atacó. Los codos sosteniéndose en las rodillas y las manos ensangrentadas en la cabeza entrelazando el cabello.
-¿Sammy dónde estás? ¡Por favor hermanito que no te haya pasado nada, por favor! - la voz salía en un susurro lloroso- Por favor Sammy a ti no, eso no, contra eso no puedo.
Sam no es capaz ahora de contener las lágrimas, se mezclaba el dolor de ver a su hermano así y de saber que él era el causante, junto con el hecho de no poder hacer nada por ayudar, estar ahí, a su lado y no poder hacer absolutamente nada. Lo más cerca que estuvo de consolarlo fue sentarse a su lado, con su propia espalda apoyada en esa bolsa de boxeo improvisada, llorando junto a Dean.
Pasaron un rato así, los dos solos, Sam no sabría decir cuánto hasta que Dean decidió emprender la marcha, antes de partir se limpió las manos y les echó agua oxigenada para que no se infectaran la heridas, el más joven se estremeció al ver el estado de los nudillos en carne viva, pero el mayor ni siquiera respingó, como si no pudiera sentir el dolor. Se sentó tras el volante y continuó su búsqueda.
Transcurridos dos días el teléfono sonó, Dean atendió tan esperanzado que le provocó un dolor sordo a Sam.
-¡Papá!, sí, sí, no papá, es Sam- Dean escuchaba lo que John le decía- Desapareció, hace una semana...No lo sé, lo he buscado en todas partes, no lo encuentro...Sí, sí señor.
La llamada había terminado y la mirada de su hermano era más fría que nunca. Condujo a velocidades muy fuera de lo permitido de regreso a la casa que usurpaban, el Impala estaba estacionado en frente. Dean tomó aire antes de ingresar, como armándose de valor. 
Ni bien traspasó la puerta John lo tomó del cuello de la campera y lo embistió contra la pared más cercana.
-¿QUÉ TE HE DICHO TODA LA VIDA SOBRE CUIDAR A TU HERMANO?¿CÓMO ES POSIBLE QUE DESPUÉS DE TODOS ESTOS AÑOS AÚN COMETAS ERRORES? -
Dean no decía nada y Sam de la impresión tampoco podía.
-¿QUÉ ES LO QUE TE PASA MUCHACHO?, SAMMY PODRÍA ESTAR MUERTO AHORA.PODRÍA SER ASESINADO POR NO PRESTARLE ATENCIÓN, POR NO HACER LO QUE TE DIGO, POR NO SEGUIR MIS ÓRDENES.
Sam intentó correr a su padre, tirar de sus brazos, gritarle, pero nada funcionaba.
-Dean, dile que pare, dile que no es tu culpa, que casi te matas por intentar encontrarme. ¡DEAN!
Pero Dean no se excusa, no explica, no le dice a su padre que en realidad la culpa es de él, que quien se supone debe cuidarlos es él. No le dice que si fuese más transigente Sam aún estaría con ellos, que si fuera menos cabeza dura estarían todos juntos cenando. No, porque Dean, no es de esa clase de personas, no busca la salida fácil, sus responsabilidades son suyas y de nadie más, sus errores también. No, Dean nunca diría eso, en cambio él dice:
-Me equivoqué señor.
-MIERDA QUE LO HICISTE SOLDADO, TE EQUIVOCASTE BIEN JODIDO- lo empuja una vez más contra la pared y lo suelta, casi como si se sintiera sucio por tocarlo, y le dirige una mirada de reproche y decepción.
Dean se tambalea pero logra recuperar el equilibrio y Sam no sabe si enojarse con su padre por la injusticia cometida o con su hermano por no defenderse.
John pasea por la habitación y más calmado ya le habla con voz normal.
-¿Qué terreno has cubierto?
Se ponen a trabajar de inmediato y el padre no ve que su hijo está agotado y lastimado, no repara en las manos destrozadas ni las ojeras, en el hecho de que en siete días ha perdido peso y que a duras penas se mantiene en pie. A Dean no parece importarle pero a Sam lo destruye. Porque la preocupación de su padre por él es siempre tanta que no parece registrar que tiene dos hijos en lugar de uno.
Tres días más tarde dan con su paradero, comprenden que tan sólo ha huido y comienzan el viaje para traerlo de regreso. Sam se ilusiona con la posibilidad de que su padre hable con Dean pero nunca lo hace, jamás se disculpa, jamás le dice que no fue su culpa. Realizan todo el trayecto en silencio y Dean lleva casi dos semanas sin prácticamente dormir.
Cuando llegan al departamento que alquilaba, los recuerdos de Dean se le empiezan a mezclar con los suyos propios. Su padre entró en el pequeño lugar, lo miró sólo una vez y le dijo que juntara todo porque se iban. Recuerda su enojo y la pelea que siguió a continuación, recuerda ver a Dean parado en la puerta e increparlo por nunca intervenir y entonces por primera vez en años recuerda la mirada de su hermano, una en la que ni siquiera fue consciente de reparar y ve el dolor. Ahí, profundo y arraigado, un dolor gigante capaz de ahogar a cualquiera, pero Dean ni siquiera parpadea.
Suben al auto, Sam junto a Sam, su versión joven y el observador y no necesita verse para recordar que sentía en ese momento, estaba enojado, furioso con su padre por obligarlo a estar en esa vida y con su hermano por no defenderlo y más aún cuando nota que Dean se ha dormido y ronca suave y plácidamente. 
Pero el otro Sam, el observador, sabe que su hermano lleva casi dos semanas durmiendo apenas un par de horas por día, que este descanso está más que merecido, sabe que ninguno de los otros ocupantes del Impala han notado sus heridas ni el agotamiento y su hermano no dice una palabra, no se queja, no le pide a su padre que se disculpe, no insulta a Sammy por casi matarlo del disgusto. Su hermano, su cabezota hermano, se inclina hasta apoyar la cabeza y duerme, tranquilo por primera vez en dos semanas, porque su hermanito está bien y su padre se ha calmado y todos están juntos de nuevo. Sam sabe todo eso ahora y se odia por ese momento en que su hermano casi se mata por encontrarlo y él lo juzgaba como traidor.

Dean se duerme y Sam regresa a la realidad, al presente, más decepcionado de sí mismo que nunca.
-Sammy, ¿estás bien?
Es Dean que ha despertado y ya está cuestionando su bienestar. Sam lo mira sin responder, no necesita poderes para adivinar que el mayor se preocupa más a cada instante. Lo mira directo a los ojos, esos ojos verdes que le son tan conocidos y a la vez crípticos.
-Sí Dean, estoy bien -aunque sienta ganas de gritar que no y armándose de valor agrega- Sólo quería darte las gracias.
-¿Por qué?¿Qué hice de extraordinario hoy? -lo dice en tono risueño como si él fuese incapaz de hacer algo así.
-Por todo Dean, por cuidarme desde pequeño. Por ser mí hermano. 
Dean traga saliva y se ha puesto serio, pero le dura sólo un segundo.
-No sé qué te ha dado mientras dormías, pero te aseguro que no he hecho nada increíble. Eres mi hermano y era mi trabajo cuidarte – parlotea restando importancia a las palabras del hermano. 
-Ahora vuelve a dormir, necesitas descansar – agrega siempre protector.
Sam le podría contar que sabe que fue mucho más allá de sólo cuidarlo, pero no lo hace, las murallas de Dean están levantadas y prestas y él prefiere esperar otro momento, otra forma de decirle a su hermano todo lo que siente. 
Sin embargo se queda con un pensamiento, Dean puede decir que era su trabajo, pero Sam sabe que no es así. Pero él lo había tomado para sí porque ese era su hermano, esa clase de persona que nada lo hace por el camino fácil, porque no deja de hacer lo correcto aunque le cueste todo, el tipo de persona que querrías tener junto a ti en una guerra porque moriría tratando de protegerte el culo. El maldito soldado perfecto, el mejor hermano, la persona más leal que había tenido la suerte de conocer.

Continuará...

Espero que les gustara!!

miércoles, 16 de febrero de 2011

Sólo una vez más

Holaaaaaa!!!

Lo que traigo hoy es un one shot, un fic cortito que empieza y termina en pocas palabras. Éste en particular está basado en el capítulo "In my time of dying (2x01)" de la serie Supernatural. El mismo es realmente interesante, una muestra de que una serie de fantasía y terror puede estar cargada de elementos sobrenatural a la vez que sentimientos y drama.

Historia del capítulo: Los Winchester han sido atropellados, Sam está relativamente sano, John se encuentra fuera de peligro, pero Dean está al borde de la muerte con una parca tras sus talones. No hay nada que hacer....o quizás sí.


Datos del fic:
Título: Sólo una vez más
Extención: 1 capítulo.
Cantidad de palabras: 1.445 (según mi office)
Estado: completo
Personajes: Jonh Winchester.
Ubicación temporal: capítulo 2x01 "In my time of dying".
Resumen: pensamientos de John antes de cumplir su trato.
Géneros: Angustia, Dolor, Familia.
Categoría de público: [G]
Aclaración-1: los personajes de Supernatural, como la serie misma no me pertenecen, los desvaríos en que los uso sí :P


Sólo una vez más

Lo mira y la culpa se retuerce viva en medio del pecho, por un momento tiene ganas de correr hasta él, abrazarlo y pedirle perdón por todo lo que le ha hecho, por haberle robado la vida, pero se contiene, tiene que pensar en grande, tiene que ver, obligarse a ver que hay más en juego.

Dean era fuerte, condenadamente fuerte, sobre todo si se trataba de su familia, Dean era diferente a él y Sam, Dean siempre velaría más por la seguridad que por la venganza, siempre vería más a los vivos que a los muertos y justo ahí radicaba su fuerza, poseía una capacidad inmensa de poner la vida siempre delante, no quedaba atado a la muerte que lo rodeaba porque siempre estaba más preocupado por aquellos que aún respiraban.

La otra gran ventaja que tenía sobre él era el amor por su hermano, John amaba a su hijo menor, pero para Dean, Sam era más que su propia vida, si existía alguien capaz de mantener a Sammy en el lado bueno, ése era su hijo mayor. Había sido el protector del pequeño desde que éste no era más que un bebé, se había convertido en amigo, hermano, padre y madre. Nadie en el mundo conocía mejor a ese muchacho que Dean, nadie podría llegar hasta él si no era su hermano mayor.

El otro punto era que Dean jamás se daría por vencido, jamás aceptaría que la solución al problema era poner una bala en la cabeza de su hermanito. John no se creía capaz de tanta fe ni resistencia, pero había visto a su hijo mayor pasar por las cosas más dura que la vida podía poner frente a uno y salir airoso, siempre con una herida en el corazón y una sonrisa en el rostro, pero firme y estoico, armado para la siguiente tragedia, caía y se ponía en pie una y otra vez, todo porque siempre había allí algún otra alma que necesitaba de su ayuda. El estaría para Sam siempre, aún cuando éste pudiera caer en la oscuridad.

Finalmente estaba la razón más importante de todas, Dean era su hijo, su primogénito. El niño que perdió a una madre, que dejó de hablar por la angustia, que consolaba a su padre y hermanito, que se cuidó solo y a un niñito desde que tenía poco más de seis años, que se lamió las heridas en la oscuridad sin soltar un gemido, que pasó por toda la mierda imaginable sin salpicar al vecino, con el sentido de responsabilidad más desarrollado que conocía, con el corazón más generoso y el alma más noble.

Dean era pura fachada por fuera y corazón por dentro. Y John le debía la vida y la de su hijo menor. Le debía más de lo que se atrevía a reconocer, ni siquiera quería pensar en las cosas que el joven había echo por mantener esa familia unida. Y porque se lo debía y lo quería era que debía hacer un trato, debía salvarlo, devolverle todo lo que le había dado.

Sin embargo, si se iba, le dejaría a su hijo un trabajo aún más pesado que el que ya había desempeñado, le cargaría los hombros con más peso del que él mismo había llevado nunca. No sólo estaría el secreto que debería guardar y la vida que debería proteger. También estaría su propia desaparición, algunos creían que Dean no se daba cuenta de las cosas, que era un poco lento, pero John sabía que era más listo que el hambre y que contaba con más recursos que el diablo y eso le llevaría a descubrir lo que él había hecho tarde o temprano, ¡Que demonios!, sospecharía desde el primer momento, porque ante todo Dean conocía a las personas y eso incluía de sobra a su padre.

Le dolía en el alma saber que sus acciones acarrearían más pesar que dicha a su muchacho, casi podía imaginárselo, sufriendo por dentro, procesando en silencio, superando. Porque John sólo podía rogar para su hijo superara ese golpe.

Lo observaba ahora, recostado en esa cama de hospital, rodeado de máquinas, cables y tubos, tan quieto, tan distinto al muchacho siempre activo. Lo observaba y se preguntaba si sabía que lo amaba, si sabía que lo admiraba, se preguntó si Dean sabría que nunca pudo decirle que estaba orgulloso porque nunca se sintió con derecho, porque John lo estaba, estaba más orgulloso de ese muchacho de lo que jamás podría expresar, pero cómo le explicaba que él no tenía nada que ver con eso, como hacerle entender a su testarudo hijo que el tipo de hombre que era, no tenía relación con su padre, que era algo propio, que siempre había sido así, parte de su alma, de su ser, sin que John ni nadie tuviera el crédito.

Porque John lo sabía, a pesar de ignorarlo por estar enceguecido de dolor, él sabía que su primogénito era diferente, recordó una ocasión en la que escuchó al joven decirle a su hermanito que su padre era como un superhéroe, años después John se encontró reflexionando que el único héroe que conocía era Dean, él único que había elegido esa vida para ayudar, ya fuera a su padre, a su hermano o a desconocidos, su motivación era ayudar.

Sólo un héroe hace eso y John sabía que Dean siempre elegiría hacerlo de esa manera, le costara lo que le costara, aunque tuviera que sacrificar todo, y mal que le pesara, él sabía que no había sido capaz de enseñar algo semejante a su hijo. Sólo podía rezar porque Dean fuera capaz de enseñárselo a Sam y considerando que su hijo mayor era mejor ejemplo y maestro que él mismo, ponía toda su fe y esperanza en Dean.

Piensa ahora en las veces que deseo decirle esas mismas palabras que le soltara dulcemente Azazel, ¿Sabría su hijo cuánto le dolió que descubriera que estaba poseído porque había sido amable con él?¿Lo que dolió saber cuánto lo había lastimado? Y no pensaba sólo en las heridas físicas.

Qué tonto fue al creer que tendría tiempo para enderezar sus vidas después de matar al demonio que había asesinado a Mary. Qué tonto darse cuenta de lo que se había perdido cada día durante veintidós años ahora que estaba a punto de perderlo para siempre. Cuánto se arrepentía de su camino, cuánto de no haber elegido a sus hijos antes que la venganza.

Ahora ya no tenía tiempo para sincerarse con Dean, el destino y la muerte le robaban esa posibilidad y se lamentaba más de lo que hubiera imaginado.
Se puso en pie con el peso de una decisión tomada y se alejó de la habitación que resguardaba a su hijo. Se dirigió a su encrucijada y frente al ser que más odiaba en la vida se declaró vencido de intenciones y ganador del corazón. Cambió un alma por un vida que valía más que la de él. Un destino sellado en el Infierno por la posibilidad de redención y un futuro para Sam.

Se despidió de su hijo sin decir adiós y le dejó en el alma más heridas de las que podría contar. Sólo un comentario en agradecimiento por dos décadas de salvación y la carga más pesada que jamás le había impuesto.

Se alejó de él con paso seguro sin despedirse del menor, no lo hubiera resistido, se alejó sabiendo que no volvería, rogando porque Dean fuera capaz de soportar la misión que le encomendaba y de perdonarlo por ello aunque no se lo mereciera.

Rogó porque Sam encontrara su camino, que pudiera torcer su destino siguiendo la senda que marcaba su hermano. Porque él sabía, lo acababa de aprender, que sólo había una manera de vencerse a uno mismo, superarse, de ser mejor, el único camino era amar. Y Dean seguía ese camino en forma tan natural que ni siquiera era consciente, quizás nunca lo fuera. Pero debía creer que Sam lo sería, que algún día al igual que él vería esa verdad acerca de su hermano y decidiría tomar su ejemplo, que elegiría amar antes que odiar. Que elegiría ser menos como John y más como Dean.

Se fue del mundo con un dolor en el alma, abandonar a sus hijos ante los tiempos más difíciles, pero sabiendo que la elección tomada era la acertada, que el mejor hombre seguía vivo y que las posibilidades de ganar eran mayores gracias a eso.

Deseaba sólo haber tenido más tiempo, haber podido despedirse apropiadamente, haberle dado las gracias a su hijo como debía, haber entendido antes, deseaba.............deseaba, sólo deseaba poder ver a sus hijos una vez más.

---Fin---


Ojalá les haya gustado!! Dejen un comentario y me dicen qué piensan :)

Besos y Buena Suerte :D