Ya casi se termina... ya casi!!!
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Besos y buena suerte!!!
ELECCIONES
- VERDADES
Sam
seguía pensando en lo que Sammy había dicho y en todo lo visto de
la vida de su hermano, intentaba concentrarse, sacar de toda la
información que tenía aquello que podría usar para ayudar a Dean,
pero era condenadamente difícil cuando a cada instante se formaban
imágenes frente a sus ojos, más y más recuerdos de su hermano que
lo forzaban a alejarse de su propia mente para centrarse en la de
Dean.
Lucha
contra la distracción, pero pronto lo que se le muestra se vuelve
demasiado interesante, una ventana se ha abierto a los años en que
su hermano y él permanecieron separados, Sam no trata de pasar por
alto estos momentos, se centra en ellos, quiere ver cómo fue la vida
de Dean y su padre solos, cómo funcionaba esa familia de dos.
Los
primeros fueron tiempos difíciles, el diálogo entre su padre y Dean
era casi inexistente, de hecho, su hermano había vuelto a estar tan
callado como esos primeros tiempos después de la muerte de su madre.
John en cambio se mostraba tranquilo, quizás dando a su hijo el
tiempo que sabía necesitaba para superar su nueva pérdida.
Siguieron cazando y eso obligaba a su hermano a no retraerse por
completo, aún tenía un trabajo y Dean sabía cómo hacerlo. Siempre
tenía una sonrisa a mano o un comentario astuto que les ayudara en
su desempeño, pero en cuanto la necesidad desaparecía, también lo
hacía su voz.
Deben
haber pasado meses hasta que Dean empezó a hablar por cuenta propia,
todo podría ser casi igual, si no fuera la sonrisa que también
apareció en el rostro de su padre. En todo ese tiempo su hermano no
reprochó ni una vez las palabras que John le había dicho a su
hermanito, ni tampoco la actitud de Sammy, en realidad, era como si
hubiera echado un manto de aceptación a toda la situación. Ninguno
de los dos volvió a mencionar al pequeño hasta que una caza los
destinaba cerca de Stanford.
En
cuanto su padre dijo ese nombre el tiempo en la habitación pareció
detenerse, ningún gesto delataba qué sentía John y el rostro de
Dean simplemente quedó en blanco.
La
escena pone todos los sentidos de Sam en alerta, le intriga, mira a
los dos hombres como un vigía invisible admirado de esa relación
entre Dean y John, nunca será capaz de entenderla, porque parte del
enojo que Sam guardaba contra su padre era justamente por toda la
forma en que trató a Dean, el único enojo que le queda contra él.
-Voy
a ir a verlo -no fue una pregunta, fue una sentencia.
-Dean...
-Voy
a ir papá, y tú deberías hacerlo también -era una sugerencia,
pero escondido en el tono había casi una orden.
-Él
no quiere verme allí.
-No
quiere hacerlo porque piensa que intentarás sacarlo de esa vida.
-Y
es lo que haré Dean. Yo... -levantó la mirada para ver a su
hijo- no puedo verlo ahí, solo, sin protección, cualquier cosa
podría pasarle y tu y yo no podríamos hacer nada.
-¿Crees
que no lo sé? -Dean mira a su padre, levanta la voz y lo reta
con ella- ¿Qué me dices desde que era un niño?¿Qué es lo que
me has dicho toda la vida?
John
suspira vencido, y Sam sabe por qué, si hay alguien en ese mundo que
pudiera entender como se sentía su padre, ese era justamente Dean.
-Que
tenías que cuidar a Sammy, que era tu responsabilidad que él
estuviera a salvo.
-¿Cómo
crees que me siento sabiendo que está ahí sin mi protección? -su
voz empieza a calmarse- Pero no es lo que él quiere, no digo que
esté de acuerdo, pero es su decisión.
John
lo piensa por unos momentos, Sam se pregunta si es la mirada
ilusionada de Dean la que toma la decisión por él.
-Bien,
iremos, pero no te puedo prometer nada.
Dean
sonríe y Sam nota que es la primera vez, desde que se fue a
Stanford, que la sonrisa de su hermano llega hasta los ojos.
-No
te lo estoy pidiendo -le dice gracioso y su padre le da un golpe
suave en la nuca.
Sam
acaba de escuchar de boca de su propio padre que realmente le
importaba, es decir, lo había aceptado durante el tiempo que
estuvieron buscándolo, y después de su muerte y con todo lo que
había vivido en esos años había aprendido a ver la vida de una
manera más similar a la de su padre, pero de alguna manera, escuchar
las palabras desde los recuerdos de Dean es...sólo mejor, es una
constatación real de que le tenía cariño, que se preocupaba. La
prueba irrefutable de que aquello que le contó su hermano sobre las
visitas de su padre a Stanford no eran mera invención de Dean para
subirle el ánimo o dejar mejor parado a John. Claro, tampoco debía
olvidar que la idea surgió originalmente de su hermano.
El
recuerdo simplemente salta al momento en que llegan a la ciudad, se
salta toda la cacería, que Sam sabe han hecho antes porque tanto
Dean como su padre tienen heridas superficiales, hay un corte en la
frente de su hermano y el observador no puede evitar la sonrisa
irónica, hay dos partes de Dean que parecen tentar su suerte, el
lado derecho de su frente y su hombro izquierdo, sinceramente, ha
perdido la cuenta de las veces que ha sido herido en ambos lugares.
Ambos
hombres se dirigen directamente a la Universidad.
-Esto
es jodidamente grande -exclama John con sorpresa en la voz.
-Sip,
tendremos que investigar un poco si queremos dar con él, saber qué
clases toma y sus horarios.
John
estudia a su hijo.
-No
pareces sorprendido.
Ante
las palabras Dean esconde la mirada.
-Has
investigado sobre éste lugar -no es una pregunta, pero Sam sabe
que su padre quiere confirmación, su hermano también conoce eso.
-Sí.
Una
mirada suspicaz alcanza los ojos del adulto.
-¿Antes
o después que Sam se marchara? -la pregunta descoloca a Sam,
porque a él simplemente no se le habría ocurrido tener esa duda.
-Antes
-reconoce Dean con voz suave y Sam descubre que su padre conocía a
Dean más de lo que él lo hace.
-¿Cuánto
hace que lo sabías?
-Desde
que recibió la carta de aceptación -de pronto su hermano alza
la vista y la mirada que tiene es demasiado compleja para desentrañar
todo su significado, es dura, herida, orgullosa, suplicante, no sabe
ni por donde empezar a descifrarla- ¿De veras ustedes dos creen
que no sabría algo así? Papá, tú puedes ocultarme cosas, Sam
puede ocultarme cosas, pero no frente a mis narices.
John
no refuta las palabras, están cargadas de verdad.
-Así
que investigaste el lugar.
-Sí,
su historia y actualidad. No iba a dejar que mi hermanito viniera a
éste lugar solo sin chequearlo primero.
Su
padre asiente con la cabeza, Dean sonríe satisfecho. Un mundo de
comunicación en dos gestos.
Investigan
y lo encuentran, para la experiencia que su familia tiene en esas
cosas, hallar datos tan sencillos como unos horarios, no les lleva
casi tiempo. Y lo encuentran, Sam se ve a sí mismo en sus primeros
tiempos de estudiante universitario, ve en su rostro la inocencia e
inseguridad, se había sentido tan perdido al principio, pero esto es
un tiempo después de los primeros días y ya conocía a algunas
personas, empezaba a adaptarse. Su grupo de estudio está con él y
se ver reír por algo que ya no recuerda, pero Dean recuerda la risa,
y le llega cristalina, libre. El rostro de su hermano se endurece.
-Vamos
-dice John.
-No
-su padre se detiene y vuelve a ver a su hijo mayor.
-¿De
qué hablas Dean?
El
sonido feliz se repite y Sam puede ver como su hermano traga en seco.
-No
vamos a arruinar esto.
-Dean...
-Papá
-quita la vista de su hermano y la sostiene la de John- No vamos a
arruinar eso -apenas mueve la barbilla para apuntar a Sam y su
grupo. Dean le da la espalda a su padre y hermano y camina de vuelta
al lugar donde dejaron estacionado el Impala.
John
se vuelve a observar una vez más a su hijo menor, una sonrisa
agrieta su rostro, retorna a ver la espalda alejándose de Dean y la
sonrisa muere, sus ojos brillan acuosos, Sam puede ver tres emociones
distintas en un segundo, culpabilidad, tristeza y enojo, sabe que ese
enojo no era dirigido a su hermano.
Fue la
primera de muchas veces, se suceden una tras otra, a veces son John y
Dean, en otras solo su hermano, pero él nunca irrumpe en su vida
sencilla, se queda un rato, observa a Sammy asegurándose de su
bienestar, sube al Impala y se marcha dejando detrás un sombra
perdiéndose en la distancia, una esperanza que muere en cada nueva
visita.
Sam
llora, se siente de alguna manera sucio, no quiere sentirse así, no
quiere que cada recuerdo feliz que tiene sea un recuerdo triste de
Dean, lo que más duele, es saber que su hermano no lo habría
detenido, que a pesar de todo lo que se han dicho sobre Stanford,
Dean había sabido mucho tiempo antes, podría haber buscado la forma
de retenerlo y en su lugar, se aseguró que el sitio al que se iba su
hermanito fuera seguro. Lo que le parte el corazón es entender que
podría haber confiado en su hermano, que podrían haber mantenido el
contacto, que para tener una nueva vida, no era necesario enterrar la
antigua.
-Deberías
empezar a confiar en él, Sam -dice bajo su escolta, él resopla en
respuesta.
-A
estas alturas de los acontecimientos debería ser condenadamente
evidente para mí que Dean siempre ha hecho lo que me convenía.
El
niño lo mira mientras él se seca el rostro.
-Bueno,
dicen que nunca es tarde para aprender -intenta consolarlo Sammy y el
adulto sonríe, le gusta su versión en la mente de Dean, quisiera
ser un poco más como él.
Los
recuerdos siguen su curso y uno de ellos alarma los sentidos de Sam,
Cassie está frente a él, frente a su hermano, es un edificio
antiguo y Dean está investigando un caso que lo lleva a hablar con
ella. Éste es un momento de la vida de su hermano que le llama
poderosamente la atención y a su vez lo siente demasiado íntimo
para acercarse a él, pero no está en su mano elegir lo que ven y
las imágenes echan a rodar.
Parece
que Cassie y Dean se atrajeron mutuamente de inmediato, “nada nuevo
bajo el sol”, piensa Sam, lo raro, es que su hermano se muestra
nervioso, titubeante, es claro que la chica le gusta y más que para
la noche habitual que suele ofrecerles.
El
romance empieza sencillo, una cena que termina en camas separadas,
una segunda de la que Sam agradece no ver el desenlace y eso, es solo
el principio, porque luego las cosas empiezan a caminar a la manera
“Dean”, todo corre como el fuego en una línea de combustible,
solo que es la primera vez que Sam presencia algo más que sexo en la
ecuación.
Verlo
con la chica era toda una nueva experiencia para el menor. Lo veía
con Cassie y sus amigos, Dean realmente se mezclaba con el ambiente,
sin tener un Sam detrás que lo sacara de líos o metidas de pata,
simplemente no caía en ellos. No se mostraba agresivo de ninguna
manera y era cortes, aunque siempre un tanto ladino. Sin embargo es
obvio para cualquiera que Dean desentona, aun a esa edad, es un león
disfrazado de cebra y sólo hace falta rascar la primera capa de piel
para encontrar el pelaje real, la esencia está allí, y se nota en
el aire, en las miradas calculadoras de los demás.
Y a
pesar de todo, Dean se enamora, cae por esa chica con una facilidad
que asombra a Sam. La relación no es fácil, más bien tormentosa,
pero a la vez Dean es muy dulce con ella, la cuida y la protege desde
el primer instante, aprende sobre ella y sus gustos y como
complacerlos. Cassie tiene que luchar con uñas y dientes para lograr
que Dean cuente algo de su pasado. Sam sabe como cuesta eso, es hasta
doloroso hablar de sus vidas de niños, ¿cómo explicas lo que
haces?, ¿la forma en que te criaste?, y si a Jess le costó sacarle
algo a él, a la estudiante de periodismo le cuesta tres veces más
sacarle algo a Dean. Pero lo consigue, su hermano cede de la misma
manera que cede ante Sam cuando insiste, ante Bobby, frente aquellos
a quienes quiere, así que cuenta algunas cosas y calla miles, pero
sirve para afianzar la relación.
Puede
oír algunos de los diálogos de las charlas que mantienen y entre
uno de ellos se cuela su nombre.
-Abogacía,
eso es lo que estudia Sam -la voz cargada de cierto desprecio.
-¿Por
qué te molesta tanto, temes que se convierta en uno de esos abogados
sin escrúpulo o qué?
-No,
no es eso. Sam es la persona con más “escrúpulos” que conozco.
Estoy seguro de que estudia eso para ayudar a la gente.
-¿Cuál
es el problema con eso?
-Que
nosotros YA ayudábamos a las personas, nosotros hacemos un trabajo
que muy pocos conocen y si no lo hacemos mucha gente puede salir
lastimada. Por eso me molesta.
-Cuéntame
de ese trabajo tuyo.
A Dean
le cambia la cara pero se las arregla con habilidad para esquivar de
tema.
Pasan
los días y Sam puede ver la mirada concentrada de Dean, esa que pone
cuando piensa en algo serio, cuando dos partes de su vida están
encontradas, su padre le ha informado que deberán marcharse pronto
y John ni siquiera sabe sobre la novia de su hijo, aunque Sam
sospecha que no le habría importado mucho al hombre.
Sam
conoce lo que sigue, lo que no sabe es cómo pasó, todo lo que
descubrió de esa relación que tuvo su hermano fue más por
conjeturas que porque Dean dijera una palabra y ese silencio
auto-impuesto es suficiente para tener una idea del daño que se
provocó esa noche.
La
noche que su hermano elige para decirle a Cassie que debe marcharse
se la pasa dando vueltas en su habitación antes de ir a ver a la
chica, está nervioso, Sam puede ver que le cuesta irse, pero no ha
dudado un segundo en lo que debe hacer, no ha pensado en quedarse,
sólo en explicar a su novia el hecho de que se va.
-¿Te
vas? -y el tono de la voz de Cassie es molesto, casi iracundo.
-Mira,
no es como si no fuera a volver, ¿de acuerdo? Es sólo que surgió
un trabajo y debemos cubrirlo -Dean en cambio suena totalmente
calmado.
-¿No
puedes trabajar aquí? -ahora hay esperanza velada.
-Cassie,
ya te he dicho que trabajo con mi padre.
-Podrías
buscar otra cosa, o hacer lo que sea que hagas aquí -ella lo
mira con la sospecha rebosando sus ojos- Por cierto, nunca me has
dicho tu profesión.
-Es...complicado...yo...
-Solo
te irás, ¿verdad?. Justo como viniste, de la nada -otra vez
enojo, pero también resignación y en el rostro de su hermano se ve
que no le gusta lo que escucha.
-No
es lo que quiero, te lo estoy diciendo, pero, es peligroso, lo que mi
padre y yo hacemos. Yo solo quería que supieras que voy a volver
-Sam puede ver cierta desesperación en los ojos de Dean.
-Dime
qué hacen -ella no pregunta, ordena.
Podría
mentir, el menor sabe que Dean podría mentir y ella compraría
cualquier cosa que él quiera vender, pero el mayor no hace eso. La
estudia, mira en sus ojos buscando algo que Sam no sabe si encuentra,
suspira y hay dolor flotando en el aire.
-Nosotros...cazamos
cosas -dice Dean en voz neutra.
-¿Animales?¿Se
dedican a la caza...por pieles y esas cosas?
-No,
no animales. Cazamos criaturas, fantasmas.
La
mirada en el rostro de ella lo dice todo, una mezcla de sorpresa,
incredulidad y miedo. Sam la ve de la misma manera que Dean lo hace.
-Cassie...
-No,
no Dean. ¿Qué me estás diciendo?¿Estás loco o qué? Si quieres
irte no tienes que inventarte toda esta estupidez -grita ella.
-No
es un estupidez, no estoy mintiendo y no quiero irme, tengo que
hacerlo porque mi padre encontró el rastro de un hombre-lobo y
debemos deshacernos de él.
-Tú...tú
estás loco! ¿Hombre-lobo?
-Hombres-lobo,
fantasmas, wendigos, demonios, shapeshifters, brujas y más, muchas
criaturas que existen allá afuera, esas son las cosas que mi padre y
yo cazamos, ese es el trabajo que hacemos.
-No
me extraña que tu hermano los dejara, ¡ustedes están locos!.
La
cara de Dean se retuerce, tiene esa expresión fría que surge cuando
alguien toca un tema sensible para él y Cassie acaba de pulsar
demasiados botones en una sola frase. Pero ante el cambio en su
hermano, también se produce uno en la chica, miedo, y Sam la
entiende, porque el rostro que ve ahora no es el suave y civilizado
que Dean muestra a diario, es el cazador entrenado que se esconde
debajo, poderoso y letal, y ella lo siente. No importa que no crea
las palabras que le dice, ella puede ver que él es capaz de matar, y
los ojos negros hablan de ese reconocimiento. Da un paso atrás y
señala la puerta con la mano.
-Sal
de mi casa ahora.
Dean
se pone de pie con deliberada calma y contención, pasa junto a ella,
no le dirige ni una mirada de reojo hasta llegar a la puerta, se
vuelve de lado y la mira, hay tristeza en sus ojos.
-Nunca
te mentí Cassie, no importa si me crees o no, nunca te mentí.
Ella
no dice nada, no lo mira y él se va sin esperar su respuesta. Sólo
una sombra queda detrás, otro anhelo enterrado. Sam sabe, y Cassie
también lo supo, Dean siempre dijo la verdad.
Su
hermano y John se marchan esa misma noche, sin saberlo su padre
conduce frente al edificio en que Cassie y Dean se conocieron, los
ojos verdes brillan de manera extraña. Dejan atrás la ciudad y el
sueño de un amor, su padre nunca se entera de lo que su hijo vivió
allí y Dean jamás deja entrever lo que perdió, sigue con su vida
como si nada pasara, pero Sam sabe mejor, el sabe que años después
esa herida seguía abierta.
El
corazón le duele un poco, se pregunta el propósito de ver algo así,
por primera vez desde que está dentro de la mente de Dean se siente
un invasor, esto nunca estuvo destinado a ser visto por otra persona
que no fuera la pareja rota.
-Así
que, ¿qué se supone que aprenda de todo esto?
-Sam,
puedes aprender muchas cosas, sólo elige una o todas las que puedas
hallar.
-Niño,
eres críptico.
-Si,
Dean cree que así hablas tu, otro idioma, ya sabes, todas esas veces
que nos dice “en español Sammy”, bueno, he tenido que adaptarme,
pero creo que estoy consiguiendo el mismo efecto en ti.
Sam
mira al pequeño sorprendido.
-Te
estás divirtiendo a mi costa.
-Sí
-dice Sammy risueño- Y creo que Dean estará feliz conmigo cuando
despierte -hubo tanta seguridad en su voz que Sam sonrió.
“Sí”
pensó “Dean estará feliz”.
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Besos y buena suerte!!!
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