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sábado, 14 de abril de 2012

Promesa - Capítulo 7

Seguimos con el fic y va tomando ritmo, después de tanta espera, tengo planeado terminar de publicarlo en una semana y media más o menos.

Y se va el siguiente...




PERDIDO - ENCONTRADO


Lo primero en golpearlo fue el olor, ese mezcla de desinfectante, sangre, vida, enfermedad y muerte. La esencia que todos sienten al ingresar a un hospital, el primer anuncio de que su vida cotidiana está por dar un giro, leve o brusco, no importa, lo normal se ve alterado y es por eso que ese aroma en particular se registra en cada cerebro que visita en alguna ocasión un lugar semejante, y desde ese día en adelante será augurio de la palabra “cambio”.


Bobby no recuerda una sola ocasión en la que “el veneno” como lo llamaba, fuera motivo de un buen recuerdo, ningún bebé al que conocer, ninguno sano al menos, todas las veces, malos presagios y ésta no era la excepción.

Sin querer pensar demasiado en ello se acercó presuroso a la recepcionista dejando atrás a su acompañante.

-Venimos por el señor Dennis Jagger que fue ingresado hace unas horas.
-¿Usted es?
-Robert Singer, ustedes me llamaron.
-¡Señor Singer! -la mujer lo estudió sobresaltada- ¡Pero si acabo de cortar la comunicación!
-El muchacho es mi único pariente señora, vine tan pronto como pude -Bobby desvió la mirada hacia Castiel que se mantenía apartado "y eso puede ser MUY rápido si uno cuenta con un ángel del señor bajo la manga" pensó- ¿Se sabe algo nuevo?
-Lamentablemente no tengo más información que hace diez minutos, aún no ha salido del quirófano y no hemos sido notificados de ninguna novedad. ¿Por qué no pasa a la sala de espera? Le avisaremos en cuanto sepamos algo. -dijo ella poniéndose de pie y abriendo paso hacia el lugar que le recomendaba.
-Él viene conmigo -aclaró el cazador señalando a Cass- Un amigo de la familia -agregó saciando el gesto curioso de la enfermera.

Ambos se acomodaron en la sala desierta, Bobby ocupó un asiento enfrentándose a la espera que ya conocía como angustiante, Castiel en cambio se colocó cerca de una ventana observando el movimiento del día. Aún en la distancia que mantenían el uno con el otro, el ángel era capaz de sentir el temor que inundaba a cada minuto más y más al hombre.

-Él no puede morir, Bobby. -dijo de repente, Dean le había pedido que no contara nada, pero no podía permitir que el corazón del viejo cazador sufriera más de lo necesario.
-¿Cómo dices? -Castiel intuyó en la voz cierto recelo a saber de lo que estaba hablando, sabía a qué se debía, el hombre conocía bien al Winchester, lo suficiente para aventurar que una afirmación del tipo que se había realizado implicaba algo concreto, algo que el muchacho había hecho.
-Fue un pacto. Uno que Dean hizo conmigo. -y eso era justo el tipo de cosa que el hombre esperaba y pedía no fuera cierto.
-¿De qué rayos estás hablando, no era que ustedes no hacían tratos? -la voz estaba cargada de reproche e ira, la misma que Castiel sentía en su interior hacia sí mismo.
-No, normalmente no hacemos pactos, pero podemos, si queremos. -el cazador se puso en pie y encaró al ángel.
-Explícate.
-Cuando Dean aceptó cumplir su promesa no tuve más opción que contarle que no serviría de nada, por los cielos sería visto como un suicidio asistido, y todo suicidio es castigado con el Infierno. -la cara de Bobby se había vuelto blanca de pronto, enmarcando un gesto de horror- Así que me propuso algo, un trato -Castiel suspiró sin notarlo- Se ofreció para ser juzgado por el crimen de fratricidio, es un crimen antiguo que suele tener como resultado la estancia permanente del afectado en el Infierno, pero yo no quería que Dean corriera ese destino, así que pedí a quienes se encargan de juzgar estos crímenes, que le dieran el castigo impuesto a Caín. Él no podía morir Bobby, no lo hizo hasta que pagó por lo que había hecho y eso fue posterior al arrepentimiento genuino de su acto. En tanto eso no pasó, Caín caminó por este mundo, vivió el equivalente a más de cinco vidas humanas. Dean, él no morirá mientras no se arrepienta de lo que hizo.

Silencio mortal, genuino asombro, pánico inclusive, invadieron la estancia.

-¿Me estás diciendo que Dean no puede morir? Él mato a su hermano para salvarlo, nunca se arrepentirá de ello. -Castiel asintió sin querer hablar, sabiendo que eran ciertas las palabras del hombre- ¿Cómo pudiste aceptar ese trato, cómo dejaste que él cargara con todo otra vez Cass?
-Rezó porque yo aceptara. -el cazador lo mira sin entender por completo la implicación de lo dicho- Aunque no lo parezca, Dean ha rezado antes, muchas veces rogó por ayuda, a los ángeles, a Dios. Nunca nadie respondió a sus pedidos, yo...simplemente no tuve el coraje para resistir eso, para defraudarlo de la misma manera que lo hicieron todos. Yo...lo lamento, lamento las consecuencias de mis actos.
-Pero no tus actos, ¿verdad? -y hay rudeza en la pregunta.
Castiel tendía a olvidar que ese hombre poseía una gran capacidad para ver las cosas importantes.
-No, tienes razón, no lamento mis acciones.

Se miraron mutuamente, midiéndose, quizás intentando averiguar qué tanto se habían visto alteradas sus vidas a causa de dos hermanos, quizás queriendo descifrar si alguno de ellos lo querría de otra manera o si estaban a gusto en el sitio en que esa relación los había colocado.

-¿Familiares de Dennis Jagger? -los interrumpió la voz de un hombre que no habían escuchado acercarse.
-Sí, soy su tío. -contestó de prisa Bobby en tanto el ángel se mantenía apartado pero atento- ¿Qué puede decirnos de mi muchacho?
-Soy el Doctor Bones. Su sobrino fue ingresado sin pulso -a pesar de conocer los efectos del pacto realizado por Dean, Bobby no pudo evitar que un escalofrío de impresión le recorriera la columna erizando todo su vello- Lo llevamos de inmediato a quirófano, mientra operábamos su corazón se detuvo cinco veces y para serles sincero la última vez creí que lo perdíamos, pero volvió, terminamos de suturar todas las heridas y lo hemos transfundido, en estos momentos está en la unidad intensiva, su estado sigue siendo delicado y... -la pequeña pausa casi vuelve loco al viejo cazador que ya estaba rebasado por los nervios.
-¿Y qué?
-Hasta que no despierte no sabremos si hay daños cerebrales, eso si despierta, su condición es precaria.

Bobby miró a Castiel en busca de tranquilidad para su alma, pero la preocupación nadando en los ojos azules no le ayudó en nada, lo empeoró todo.

-¿Podemos pasar a verlo?
-Sí, pero de a uno.

El cazador no quería eso, quería al ángel a su lado para saber cuál era la situación exacta de Dean.

-Por favor doctor, somos gente grande, no vamos a hacer ningún tipo de escena.

El doctor los observó, no parecían los típicos familiares, no lloraban ni hacían grandes demostraciones de dolor, Dennis tampoco había sido el típico paciente, por una vez en su carrera decidió saltarse el protocolo.

-Una enfermera los acompañará hasta la habitación y les explicará cómo desenvolverse una vez dentro, ahora, si me disculpan, tengo otros pacientes que atender.

-Claro, gracias doctor Bones. -respondió Bobby y ambos 'familiares' quedaron en espera.

Pocos minutos después fueron alcanzados por una mujer pequeñita que los dirigió a la sala de terapia intensiva donde estaba Dean. En el camino les informó los recaudos que debían tomar, y les explicó la forma en que encontrarían al hombre, las máquinas que lo rodearían, cables, tubos, que no se asustaran. Ambos podrían haberle dicho que eso no pasaría, a Castiel no le sorprendían esas cosas y Bobby estaba tristemente acostumbrado. Quizás por esa convicción la visión del joven cazador en la cama golpeó al veterano hombre más de lo que esperaba, era cierto que había visto a muchos amigos heridos, muchos de ellos momentos antes de sus muertes, creía que todo ésto era parte rutinaria de su extraña vida, pero en esta ocasión no lo fue.

En cuanto Bobby ingresó en la habitación su corazón se achicó en su pecho, hacía meses que no veía a Dean, meses buscándolo, preocupándose por él al extremo de haber perdido la capacidad de conciliar el sueño, y allí estaba, tubos y cables rodeándolo por todos lados, máquinas que cumplían funciones que el cuerpo se negaba a hacer por sí mismo, por lo menos diez kilos más delgado que la última vez que lo viera, la piel de color ceniciento, heridas en el rostro, todo su pecho, brazos e incluso un muslo, cubiertos en vendajes teñidos de rosa.

La visión era dolorosa, si fuese cualquier amigo sería dura, pero era Dean y eso la hacía mil veces peor, porque el amaba a ese chico, y odiaba cómo la vida se ensañaba con él, como el mundo parecía estar en su contra, enfrentándolo una y otra vez con su extinción. Sin poder evitarlo los ojos se le llenaron de lágrimas, motivadas por la bronca y la impotencia.

-¿Él estará bien, Castiel?

El ángel no respondió, se acercó al herido y tocó con sus dedos la frente marcada por garras. Segundos pasaron antes de que se alejara un paso y estudiara a Dean detenidamente.

-¿Qué? -preguntó impaciente Bobby.
-No puedo acceder a su mente.
-¿Y eso es malo porque...?
-Porque debería ser posible, porque antes pude hacerlo, porque si no puedo significa que su mente está atrapada, que no va a despertar.
-Pero dijiste que no podía morir.
-Y no lo hará, pero tampoco volverá a despertar.
-Debe haber algo que podamos hacer -Bobby no se daría por vencido, no iba a perder al único Winchester que le quedaba.
-Podría... -dijo Castiel y desapareció.
-Malditos ángeles -insultó el hombre.

El tiempo pasaba y Bobby se preguntaba qué iba a decir cuando le interrogaran sobre qué demonios había pasado con su acompañante, de gusto, claro, porque el ángel se apersonó de repente y casi le provoca un ataque cardíaco, ese tipo iba a matarlo un día de esos.

-Nos vamos -dijo Castiel y colocando una mano en el brazo del viejo cazador y la otra en el pecho de Dean desaparecieron.

Ahora sí, voy preso, ¡que he dado mi verdadero nombre!. Malditos Winchester y sus ángeles” pensó Bobby en cuanto abrió los ojos y se encontró en la habitación del pánico de su casa, con Castiel a un lado y Dean y todo su equipamiento al otro.

-Ayudame a conectar todas estas máquinas para que hagan lo que deben -ordenó al ángel y éste obedeció sin emitir palabra- ¿Qué hacemos ahora? -preguntó en cuanto terminaron.
-Ahora iré a buscar a quien puede ayudarnos, no te preocupes por Dean, no morirá, pero no estaría de más que lo vigiles.

Eran palabras vacías, él sabía que el viejo cazador estaría pendiente del hombre herido a cada minuto. Se marchó sin decir nada más, tenía trabajo que hacer.

***

-Dile a Dios que es lo que necesito, si quieren que todo ésto se arregle deben concederme ésto. -exclamó casi en un grito Castiel.
-Pides demasiado.
-Pido lo justo, Joshua, y lo sabes.

El silencio se hizo en tanto el jardinero se comunicaba con el ser con quien todos querían hablar y nadie encontraba cómo hacerlo.

-Tu pedido ha sido concedido, tienes su autorización -Castiel ya se alejaba cuando fue detenido por la voz del viejo ser- Pero te advierte que no debes interferir más, es hora de que algunos aprendan ciertas lecciones.
-No lo haré -aceptó renuente el más joven y se marchó.

Un paso adelante, quién sabría cuántos atrás, no le agradaba estar imposibilitado para ayudar a Dean, pero si lograban despertarlo, asumía que no habría mucho más en que socorrerlo, aunque no quería aventurar al respecto, los Winchester no eran famosos por la tranquilidad de sus vidas.

***

Bobby se había quedado solo hacía cuatro horas, tiempo en el que no se había separado de su paciente más que para ir al baño, picar algo, pedir suministros de suero y sangre a un contacto en el hospital más cercano y bajar hasta el sótano un par de libros sobre personas en coma o durmientes. Estaba entretenido leyendo cuando escuchó el característico sonido que precedía la presencia de un ángel, miró hacia la puerta abierta y del otro lado de ella vio algo que esperaba y algo que no creyó jamás volver a ver.

-¿Sam?
-Hola Bobby.




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Espero que les gustara!
Hasta pronto y buena suerte <3

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