Seguimos con el fic y va tomando ritmo, después de tanta espera, tengo planeado terminar de publicarlo en una semana y media más o menos.
Y se va el siguiente...
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Espero que les gustara!
Hasta pronto y buena suerte <3
Y se va el siguiente...
PERDIDO
- ENCONTRADO
Lo primero en golpearlo fue
el olor, ese mezcla de desinfectante, sangre, vida, enfermedad y
muerte. La esencia que todos sienten al ingresar a un hospital, el
primer anuncio de que su vida cotidiana está por dar un giro, leve o
brusco, no importa, lo normal se ve alterado y es por eso que ese
aroma en particular se registra en cada cerebro que visita en alguna
ocasión un lugar semejante, y desde ese día en adelante será
augurio de la palabra “cambio”.
Bobby no recuerda una sola
ocasión en la que “el veneno” como lo llamaba, fuera motivo de
un buen recuerdo, ningún bebé al que conocer, ninguno sano al
menos, todas las veces, malos presagios y ésta no era la excepción.
Sin querer pensar demasiado
en ello se acercó presuroso a la recepcionista dejando atrás a su
acompañante.
-Venimos por el señor
Dennis Jagger que fue ingresado hace unas horas.
-¿Usted es?
-Robert Singer, ustedes me
llamaron.
-¡Señor Singer! -la mujer
lo estudió sobresaltada- ¡Pero si acabo de cortar la comunicación!
-El muchacho es mi único
pariente señora, vine tan pronto como pude -Bobby desvió la mirada
hacia Castiel que se mantenía apartado "y eso puede ser MUY
rápido si uno cuenta con un ángel del señor bajo la manga"
pensó- ¿Se sabe algo nuevo?
-Lamentablemente no tengo
más información que hace diez minutos, aún no ha salido del
quirófano y no hemos sido notificados de ninguna novedad. ¿Por qué
no pasa a la sala de espera? Le avisaremos en cuanto sepamos algo.
-dijo ella poniéndose de pie y abriendo paso hacia el lugar que le
recomendaba.
-Él viene conmigo -aclaró
el cazador señalando a Cass- Un amigo de la familia -agregó
saciando el gesto curioso de la enfermera.
Ambos se acomodaron en la
sala desierta, Bobby ocupó un asiento enfrentándose a la espera que
ya conocía como angustiante, Castiel en cambio se colocó cerca de
una ventana observando el movimiento del día. Aún en la distancia
que mantenían el uno con el otro, el ángel era capaz de sentir el
temor que inundaba a cada minuto más y más al hombre.
-Él no puede morir, Bobby.
-dijo de repente, Dean le había pedido que no contara nada, pero no
podía permitir que el corazón del viejo cazador sufriera más de lo
necesario.
-¿Cómo dices? -Castiel
intuyó en la voz cierto recelo a saber de lo que estaba hablando,
sabía a qué se debía, el hombre conocía bien al Winchester, lo
suficiente para aventurar que una afirmación del tipo que se había
realizado implicaba algo concreto, algo que el muchacho había hecho.
-Fue un pacto. Uno que Dean
hizo conmigo. -y eso era justo el tipo de cosa que el hombre esperaba
y pedía no fuera cierto.
-¿De qué rayos estás
hablando, no era que ustedes no hacían tratos? -la voz estaba
cargada de reproche e ira, la misma que Castiel sentía en su
interior hacia sí mismo.
-No, normalmente no hacemos
pactos, pero podemos, si queremos. -el cazador se puso en pie y
encaró al ángel.
-Explícate.
-Cuando Dean aceptó cumplir
su promesa no tuve más opción que contarle que no serviría de
nada, por los cielos sería visto como un suicidio asistido, y todo
suicidio es castigado con el Infierno. -la cara de Bobby se había
vuelto blanca de pronto, enmarcando un gesto de horror- Así que me
propuso algo, un trato -Castiel suspiró sin notarlo- Se ofreció
para ser juzgado por el crimen de fratricidio, es un crimen antiguo
que suele tener como resultado la estancia permanente del afectado en
el Infierno, pero yo no quería que Dean corriera ese destino, así
que pedí a quienes se encargan de juzgar estos crímenes, que le
dieran el castigo impuesto a Caín. Él no podía morir Bobby, no lo
hizo hasta que pagó por lo que había hecho y eso fue posterior al
arrepentimiento genuino de su acto. En tanto eso no pasó, Caín
caminó por este mundo, vivió el equivalente a más de cinco vidas
humanas. Dean, él no morirá mientras no se arrepienta de lo que
hizo.
Silencio mortal, genuino
asombro, pánico inclusive, invadieron la estancia.
-¿Me estás diciendo que
Dean no puede morir? Él mato a su hermano para salvarlo, nunca se
arrepentirá de ello. -Castiel asintió sin querer hablar, sabiendo
que eran ciertas las palabras del hombre- ¿Cómo pudiste aceptar ese
trato, cómo dejaste que él cargara con todo otra vez Cass?
-Rezó porque yo aceptara.
-el cazador lo mira sin entender por completo la implicación de lo
dicho- Aunque no lo parezca, Dean ha rezado antes, muchas veces rogó
por ayuda, a los ángeles, a Dios. Nunca nadie respondió a sus
pedidos, yo...simplemente no tuve el coraje para resistir eso, para
defraudarlo de la misma manera que lo hicieron todos. Yo...lo
lamento, lamento las consecuencias de mis actos.
-Pero no tus actos, ¿verdad?
-y hay rudeza en la pregunta.
Castiel tendía a olvidar
que ese hombre poseía una gran capacidad para ver las cosas
importantes.
-No, tienes razón, no
lamento mis acciones.
Se miraron mutuamente,
midiéndose, quizás intentando averiguar qué tanto se habían visto
alteradas sus vidas a causa de dos hermanos, quizás queriendo
descifrar si alguno de ellos lo querría de otra manera o si estaban
a gusto en el sitio en que esa relación los había colocado.
-¿Familiares de Dennis
Jagger? -los interrumpió la voz de un hombre que no habían
escuchado acercarse.
-Sí, soy su tío. -contestó
de prisa Bobby en tanto el ángel se mantenía apartado pero atento-
¿Qué puede decirnos de mi muchacho?
-Soy el Doctor Bones. Su
sobrino fue ingresado sin pulso -a pesar de conocer los efectos del
pacto realizado por Dean, Bobby no pudo evitar que un escalofrío de
impresión le recorriera la columna erizando todo su vello- Lo
llevamos de inmediato a quirófano, mientra operábamos su corazón
se detuvo cinco veces y para serles sincero la última vez creí que
lo perdíamos, pero volvió, terminamos de suturar todas las heridas
y lo hemos transfundido, en estos momentos está en la unidad
intensiva, su estado sigue siendo delicado y... -la pequeña pausa
casi vuelve loco al viejo cazador que ya estaba rebasado por los
nervios.
-¿Y qué?
-Hasta que no despierte no
sabremos si hay daños cerebrales, eso si despierta, su condición es
precaria.
Bobby miró a Castiel en
busca de tranquilidad para su alma, pero la preocupación nadando en
los ojos azules no le ayudó en nada, lo empeoró todo.
-¿Podemos pasar a verlo?
-Sí, pero de a uno.
El cazador no quería eso,
quería al ángel a su lado para saber cuál era la situación exacta
de Dean.
-Por favor doctor, somos
gente grande, no vamos a hacer ningún tipo de escena.
El doctor los observó, no
parecían los típicos familiares, no lloraban ni hacían grandes
demostraciones de dolor, Dennis tampoco había sido el típico
paciente, por una vez en su carrera decidió saltarse el protocolo.
-Una enfermera los
acompañará hasta la habitación y les explicará cómo
desenvolverse una vez dentro, ahora, si me disculpan, tengo otros
pacientes que atender.
-Claro, gracias doctor
Bones. -respondió Bobby y ambos 'familiares' quedaron en espera.
Pocos minutos después
fueron alcanzados por una mujer pequeñita que los dirigió a la sala
de terapia intensiva donde estaba Dean. En el camino les informó los
recaudos que debían tomar, y les explicó la forma en que
encontrarían al hombre, las máquinas que lo rodearían, cables,
tubos, que no se asustaran. Ambos podrían haberle dicho que eso no
pasaría, a Castiel no le sorprendían esas cosas y Bobby estaba
tristemente acostumbrado. Quizás por esa convicción la visión del
joven cazador en la cama golpeó al veterano hombre más de lo que
esperaba, era cierto que había visto a muchos amigos heridos, muchos
de ellos momentos antes de sus muertes, creía que todo ésto era
parte rutinaria de su extraña vida, pero en esta ocasión no lo fue.
En cuanto Bobby ingresó en
la habitación su corazón se achicó en su pecho, hacía meses que
no veía a Dean, meses buscándolo, preocupándose por él al extremo
de haber perdido la capacidad de conciliar el sueño, y allí estaba,
tubos y cables rodeándolo por todos lados, máquinas que cumplían
funciones que el cuerpo se negaba a hacer por sí mismo, por lo menos
diez kilos más delgado que la última vez que lo viera, la piel de
color ceniciento, heridas en el rostro, todo su pecho, brazos e
incluso un muslo, cubiertos en vendajes teñidos de rosa.
La visión era dolorosa, si
fuese cualquier amigo sería dura, pero era Dean y eso la hacía mil
veces peor, porque el amaba a ese chico, y odiaba cómo la vida se
ensañaba con él, como el mundo parecía estar en su contra,
enfrentándolo una y otra vez con su extinción. Sin poder evitarlo
los ojos se le llenaron de lágrimas, motivadas por la bronca y la
impotencia.
-¿Él estará bien,
Castiel?
El ángel no respondió, se
acercó al herido y tocó con sus dedos la frente marcada por garras.
Segundos pasaron antes de que se alejara un paso y estudiara a Dean
detenidamente.
-¿Qué? -preguntó
impaciente Bobby.
-No puedo acceder a su
mente.
-¿Y eso es malo porque...?
-Porque debería ser
posible, porque antes pude hacerlo, porque si no puedo significa que
su mente está atrapada, que no va a despertar.
-Pero dijiste que no podía
morir.
-Y no lo hará, pero tampoco
volverá a despertar.
-Debe haber algo que podamos
hacer -Bobby no se daría por vencido, no iba a perder al único
Winchester que le quedaba.
-Podría... -dijo Castiel y
desapareció.
-Malditos ángeles -insultó
el hombre.
El tiempo pasaba y Bobby se
preguntaba qué iba a decir cuando le interrogaran sobre qué
demonios había pasado con su acompañante, de gusto, claro, porque
el ángel se apersonó de repente y casi le provoca un ataque
cardíaco, ese tipo iba a matarlo un día de esos.
-Nos vamos -dijo Castiel y
colocando una mano en el brazo del viejo cazador y la otra en el
pecho de Dean desaparecieron.
“Ahora sí, voy preso,
¡que he dado mi verdadero nombre!. Malditos Winchester y sus
ángeles” pensó Bobby en cuanto abrió los ojos y se encontró en
la habitación del pánico de su casa, con Castiel a un lado y Dean y
todo su equipamiento al otro.
-Ayudame a conectar todas
estas máquinas para que hagan lo que deben -ordenó al ángel y éste
obedeció sin emitir palabra- ¿Qué hacemos ahora? -preguntó en
cuanto terminaron.
-Ahora iré a buscar a quien
puede ayudarnos, no te preocupes por Dean, no morirá, pero no
estaría de más que lo vigiles.
Eran palabras vacías, él
sabía que el viejo cazador estaría pendiente del hombre herido a
cada minuto. Se marchó sin decir nada más, tenía trabajo que
hacer.
***
-Dile a Dios que es lo que
necesito, si quieren que todo ésto se arregle deben concederme ésto.
-exclamó casi en un grito Castiel.
-Pides demasiado.
-Pido lo justo, Joshua, y lo
sabes.
El silencio se hizo en tanto
el jardinero se comunicaba con el ser con quien todos querían hablar
y nadie encontraba cómo hacerlo.
-Tu pedido ha sido
concedido, tienes su autorización -Castiel ya se alejaba cuando fue
detenido por la voz del viejo ser- Pero te advierte que no debes
interferir más, es hora de que algunos aprendan ciertas lecciones.
-No lo haré -aceptó
renuente el más joven y se marchó.
Un paso adelante, quién
sabría cuántos atrás, no le agradaba estar imposibilitado para
ayudar a Dean, pero si lograban despertarlo, asumía que no habría
mucho más en que socorrerlo, aunque no quería aventurar al
respecto, los Winchester no eran famosos por la tranquilidad de sus
vidas.
***
Bobby se había quedado solo
hacía cuatro horas, tiempo en el que no se había separado de su
paciente más que para ir al baño, picar algo, pedir suministros de
suero y sangre a un contacto en el hospital más cercano y bajar
hasta el sótano un par de libros sobre personas en coma o
durmientes. Estaba entretenido leyendo cuando escuchó el
característico sonido que precedía la presencia de un ángel, miró
hacia la puerta abierta y del otro lado de ella vio algo que esperaba
y algo que no creyó jamás volver a ver.
-¿Sam?
-Hola Bobby.
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Espero que les gustara!
Hasta pronto y buena suerte <3
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