Ipod

martes, 17 de abril de 2012

Promesa - Capítulo 8

Más o menos como que estamos en la mitad de la cosa, ánimo!!!





MENTE - ALMA - VIAJE


Los dos hombres se hundieron en un abrazo, Bobby comenzaba a sentir que eran demasiadas las sensaciones, no era tan joven como para soportar tanto golpe emocional. Se apartó un poco del muchacho, mirándolo un tanto incrédulo, preguntándose, en un lugar muy irónico de su mente, qué cosa le parecía tan extraña, si parecía que los hermanos Winchester no podían morir, le extrañaba que nadie hubiera creado una religión en torno a ellos y sus resucitaciones aún.


-¿Qué está pasando? -le interrogó.
-No tengo idea, Castiel se apareció allá arriba, me dijo “Te necesito” y aparecí aquí.
-Es por Dean -intervino el aludido.
-¿Qué pasa con él? -preguntó de pronto alarmado el joven.

Bobby escogió ese momento para hacerse a un lado, dejando visible al cuerpo recostado en la cama. Sam inspiró fuerte a la vez que se acercaba a su hermano, los ojos abnegándose en lágrimas, siendo testigo una vez más del dolor de Dean.

-¿Qué pasó? -cuestionó sin quitar la vista del pecho vendado que subía y bajaba según lo dictaba una máquina enfrente a él.
-No sabemos bien, por lo poco que averigüé, salvó la vida de dos niños, pero no tuve tiempo para investigar qué estaba cazando, sólo que algo salió muy mal.
-Eso es evidente Bobby -no quiso que sonara tan rudo, pero era siempre lo mismo, era Dean muriendo por otros y estaba un poco harto de que sus vidas se midieran por cual de los dos moría más veces, intentando averiguar cuándo se les acabaría la tortuosa suerte- Lo siento. Es sólo que...
-No te preocupes chico, lo entiendo -lo atajó el hombre en tanto ponía una mano sobre su hombro en señal de consuelo- Lo que el doctor nos dijo es que perdió mucha sangre y su corazón se detuvo unas cinco veces, pero su miedo era que no despertara o las consecuencias al cerebro -la voz se le quebró al final de la oración.

Sam miró al viejo cazador, observando en las líneas de su rostro el mismo sufrimiento que debía tener el suyo. El hombre había sido un padre, un verdadero padre para ellos durante años, lo había arriesgado todo, una y otra vez, simplemente porque los quería. Asintió con la cabeza en reconocimiento, tratando de informarle sin palabras que sabía que no era el único preocupado, el único sufriendo.

Se secó las lágrimas del rostro y miró a Castiel.

-Dijiste que me necesitabas, así que supongo que hay algo que yo pueda hacer por él -señaló a su hermano- Pero no sé qué puede ser, no imagino cómo pueda ayudarle a sanar.
-Su cuerpo se repondrá, yo puedo sanarlo para que sea más rápido, pero es su mente lo que me preocupa -se acercó a los hombres- Sam, durante estos meses que estuviste muerto no fuimos capaces de localizarlo, sin embargo sé, porque lo he experimentado, que ha estado sufriendo intensamente. Creo que de alguna manera esas muertes momentáneas que padeció lo forzaron más allá de su límite.
-¿De qué forma?
-Se encerró a sí mismo en su mente, no tengo forma de acceder a él. Lo que estoy diciendo Sam es que, si no encontramos un camino hacia el interior de la psiquis de Dean, no volverá a despertar.

Un escalofrío de puro miedo recorrió el cuerpo entero del hermano menor.

-Bien, entiendo, pero ¿por qué yo? Tú has estado en su mente otras veces, sabes sobre eso. Inclusive pueden haberlo intentado con la raíz del sueño.
-Él no está soñando Sam, al menos no de la manera que usualmente se hace -Castiel miró a los cazadores de pie, intentando encontrar las palabras para explicar la situación- Dean tiene una habilidad de crear murallas, barreras entre sus recuerdos, su mente está repleta de ellas, cada una está allí por una razón, evitar que él acceda a esos momentos específicos sin quererlo. Puede ingresar a cada parte de sus memorias si él lo desea, pero no lo hará por accidente. Ha hecho eso desde pequeño, mientras estuve en su mente vi que la primer barrera fue creada luego de la muerte de su madre. A partir de eso ha hecho muchas y yo no puedo traspasarlas, nadie puede. Lo que hizo ahora es algo viejo e instintivo para él, sólo que esta vez afectó a toda su mente.
-Bien -habló Bobby- El chico está atrapado en él mismo, pero si tú no puedes hacerlo, y tampoco podemos nosotros, ¿cómo vamos a ayudarlo?
-Tú no puedes Bobby, pero Sam sí.
-¿Por qué?¿Cómo? -preguntó el menor curioso.
-Ustedes comparten un lazo especial.
-No lo sé Cass, sé que somos hermanos, pero lo de ustedes es extraño, estoy seguro de que se ha sincerado más contigo que con nadie, y si te mantiene alejado a ti, pues dudo mucho que me acepte a mí, él nunca ha estado muy conforme con que yo me metiera en sus secretos.
-No se trata de permisos Sam, cuando alguien está en la misma situación que Dean hay sólo un tipo de persona con la capacidad de ayudar.
-La misma sangre -aventuró Bobby.
-No. Ni familiares, ni hermanos, padres o amigos -el ángel miró al menor de los Winchester- Sólo las almas gemelas y las complementarias pueden hacerlo.

Ambos humanos se quedaron quietos, muy quietos, porque...¡vamos!...“¿almas gemelas?”, ¿Dean y Sam? ¡pero si no existían dos personas más opuestas! Se peleaban por todo, la música, la comida, las mujeres, todo.

-Es imposible. Que Dean y yo seamos eso -refutó Sam- Cuando...cuando estuvimos los dos en el Cielo Ash me dijo que las almas gemelas compartía el Paraíso, Dean y yo no hicimos eso. -Bobby no sabía nada al respecto y le estaba doliendo la cabeza sólo de intentar comprenderlo, ¿es que los chicos eran pareja o algo así?
-Tú y Dean son almas complementarias, es así como funciona el Paraíso para gente como ustedes -señaló Castiel.
-No -insistió insistente Sam- Todos nuestros recuerdos eran diferentes, de hecho nos peleamos por eso -informa Sam pensando en voz alta.
-Realizaron el viaje juntos -agregó el ángel.
-Sí, pero porque morimos juntos.
-Sam, para empezar, tú, moriste primero, para seguir, hay personas muriendo al mismo tiempo cada día y no por eso hacen el viaje al Paraíso juntos. Es lógico que sus recuerdos fueran diferentes, se debe a que han tenido distintas experiencias, pero lo importante es que iban juntos, ambos, en un auto, una carretera, un único destino final.
-N...no, NO, yo...nosotros...¡demonios Cass! ¡Él se dio por vencido a causa de eso, casi...casi se suicida! Le iba a decir que sí a Michael a causa de ello. Por Dios...es que, no puede ser.

Sam terminó gritando a la cara del ángel, escupiendo las palabras, Bobby lo sujetaba por detrás, intentando impedir que el muchacho le pegara a Castiel y se hiciera daño. El otro ser miró directo a los ojos enfurecidos del joven y dio un paso hacia él, no tenía tiempo para perder en explicaciones, pero así era con los Winchester, y sobre todo con Sam, él necesitaba saber el “porqué” de todo, y daría más resultado hablar, que ordenar.

-¿Sabes por qué me dejaron resucitarte? -la pregunta descolocó a Sam- Eso no es tan fácil como piensas, no estoy hablando de darle vida a un cuerpo como en el caso de Bobby, estoy hablando de crear uno nuevo, de cero, de la misma manera que cuando trajimos a Dean del Infierno. ¿Sabes cuántas veces ha sido hecho eso por los ángeles? ¡TRES! -Cas levantó un dedo frente a los ojos de Sam- ¡Dean! -levantó otro dedo sumándolo al primero- ¡Adam! -sumó un tercero- ¡Tú!, en toda la historia de la humanidad, ¡TRES veces! – juntó los dedos en un puño- Y te tocó a ti ahora, porque no estabas en paz -dejó caer el puño- ¿Sabes por qué eso es importante? -ninguno de los hombres tenía respuestas a esas preguntas que, en realidad, eran pura retórica- Porque un alma que no está en paz desestabiliza el Paraíso, lo quiebra, lo llena de grietas hasta causar su destrucción. Cada alma debe estar en perfecta sincronía con ese lugar, por completo conforme y feliz con el sitio en que se encuentra. Pero tú no estabas en paz, de hecho, sufrías, sufrías por tu hermano. ¿Sabes por qué eso no pasa con las otras almas? Porque en cuanto llegan al Paraíso son felices más allá de lo que dejaron detrás, amores, hijos, hermanos, padres, nada rompe ese estado, porque éste inunda sus almas y no pueden ver más allá de el -sortea a los dos hombres y se interpone entre ellos y el enfermo- Tu alma no pudo alcanzar ese estado por más que un instante, el segundo que te llevó recordar a tu hermano, el momento que le tomó a tú alma reconectarse con su otra parte, con el alma de Dean -estudió al yaciente- En muy pocos casos se genera lo que conocen como “almas gemelas”, las almas suelen ser únicas, un alma, un cuerpo, sin embargo hay ocasiones en que surgen dos almas idénticas que ocupan cuerpos diferentes, pero sus sentimientos y estados no se traspasan una a otra porque, aunque sean iguales, son individuales -Sam estaba más confundido a cada palabra.
-No entiendo, entonces ¿qué pasó con nosotros?
-Pasó que lo de ustedes es aún más raro, no poseen almas gemelas, lo que tienen son almas complementarias. Dos almas, diferentes la una de la otra, como las dos caras de un moneda, distintas, pero formando parte de lo mismo. Tu alma y la de Dean son así, pueden estar por separado, pero juntas funcionan mejor, y si una de ellas está en sufrimiento, la otra simplemente no podrá ser feliz. Es más complicado porque el estado de una de esas almas altera de inmediato la otra, no sabemos bien cómo pasó, pero es como si las almas de ustedes fueran dos mitades que forman una sola entidad.

Castiel posó dos dedos en la frente de Dean, estudiándolo, sabiendo que no encontraría ningún resquicio por el cual colarse, el hombre se había convertido en un especialista en crear murallas defensivas, sonrió irónico, ni siquiera Muerte era tan bueno como Dean creando paredes. Miró al hermano menor, evaluándolo, preguntándose si Sam tendría la fuerza necesaria para llegar y ayudar a su hermano, pero no había opciones, nadie más que él podría iniciar ese viaje.

-Es por eso que tú puedes entrar en su mente Sam, su alma te reconocerá por lo que eres y no sólo te abrirá una puerta de ingreso, sino que te ayudará a salvarlo.
Bobby pasaba su mirada del durmiente al recién resucitado, comprendiendo de repente esa relación casi enfermiza entre ellos, la dependencia que tenían uno sobre el otro.
-Dean se reiría o golpearía de estar despierto -acotó Sam en medio de su aturdimiento.
-Lo dudo -replicó Castiel enigmático.

Se quedaron todos en silencio unos instantes, digiriendo la información, asumiendo las implicancias de la misma, intentando interpretar todo su alcance.

-No me importa nada de eso, ni siquiera lo entiendo del todo, me interesa saber cómo ayudamos a Dean -habló Bobby trayendo a todos a la realidad inmediata.
-Él tiene razón -y dirigiéndose a Castiel agregó- Dime qué debo hacer.
-Recuéstate en la otra cama -el hombre siguió su orden- Escucha bien lo que te digo Sam, voy a dormirte y a enlazar tu alma con la de tu hermano, eso hará que tu mente pueda ingresar a la de él. Una vez dentro debes buscar al Dean que se mantiene encerrado y romper sus murallas, sacarlo de allí, el problema es que no sé dónde puede estar ni cómo podrás sacarlo, pero su alma te ayudará a encontrar esas respuestas, ¿entendido?
-Sí.
-Sam -agregó en un suspiro- Debes tener cuidado, a diferencia tuya, ningún recuerdo de tu hermano ha sido borrado, todo lo que él vivió está allí, te lo advierto, hay cosas que no deberías intentar conocer, no sólo por tu bien, sino también por el suyo. Si veo indicios de que todo se está complicando te sacaré de allí.
-Tendré cuidado, pero no me saques hasta que el trabajo esté hecho -miró fijo los ojos azules hasta ver en ellos aceptación- ¿Qué hago ahora?
-Duerme -dijo Castiel mientras tocaba su frente y Sam caía preso de un pesado sueño.
-¿Estará bien? -preguntó preocupado Bobby.
-No lo sé, sólo sé que de él depende que ambos regresen a salvo.

***

Abrió los ojos de pronto, el corazón latiendo feroz, la sangre resonando en sus oídos, se sentía extraño, cansado y excitado, de la misma manera en que su cuerpo reaccionaba al terminar una cacería. Le tomó unos minutos recordar todo lo acontecido ese día, si es que era el mismo día, pero fuera así o no, él debía estar ahora dentro de la mente de su hermano, solo que no veía nada más que un espacio en apariencia infinito.

-Hola Sam.

La voz suave lo hizo volver la cabeza de golpe, para encontrarse a un niño claramente visible en la penumbra, era pequeño, no más de diez años, alto y delgado, rostro inocente, los ojos iluminados de igual manera que la sonrisa bordeada de hoyuelos, parecía cómodo en ese lugar extraño, es más, se lo veía...feliz.

-¿Qué haces aquí? -le preguntó curioso.
-Soy tu guía en éste lugar.
-Tú eres yo – señaló con obviedad y aún así cargado de incredulidad.
-Sí y no. -Sam comenzaba a sentirse mareado y ni siquiera había tenido atisbo del verdadero interior de su hermano- Soy una representación de ti, soy el tú que existe dentro de Dean.
-No estoy entendiendo. -la risa suave del niño lo acompañó.
-Soy la forma en la que Dean te ve a ti -explicó con paciencia.
-Eres tan sólo un niño -empezaba a creer que Castiel le había borrado la inteligencia al dormirlo.
-Sí, lo soy -aceptó el pequeño- Estoy formado por la unión de los recuerdos e impresiones que Dean tiene de ti. Soy el Sam que vive en la mente de nuestro hermano. Hay aquí una versión de cada persona que él ha conocido, como hay en tu cerebro una versión de cada persona que tú has conocido. Yo estoy aquí para guiarte en el viaje que has emprendido, no hay manera que puedas llegar a Dean por ti mismo, así que yo te ayudaré.
-¿Eres la manera en que mi hermano me percibe? -Sam empezaba a entender y por alguna razón también a temer.
-Así es y yo te enseñaré a ver al Dean que nadie conoce, al Dean que realmente es. Es un privilegio Sam, recuerda eso, nadie está destinado a ser conocido de la manera que tú llegarás a conocer a tu hermano, ten mucho cuidado porque lo que aquí descubras cambiará tu percepción sobre él, pero también te dará armas para causarle mucho daño, daño letal.
-No voy a lastimar a mi hermano. -replicó Sam enojado con su mini versión.
-No lo entiendes Sam -señaló el niño moviendo la cabeza en un gesto negativo cargado de decepción- Hoy por hoy, sin saber nada de lo que vas a ver aquí, tú eres la persona que más puede lastimar a Dean, la que más lo ha hecho. No existe criatura sobrenatural, demonio o ángel capaz de causar más dolor a nuestro hermano que tú.
-Eso no es cierto.
-Sí, lo es y cuando experimentes el verdadero Dean sabrás que tan ciertas son mis palabras -el niño se acercó a él, alzó la mirada y lo estudió unos instantes, clavando en el hombre unos ojos multicolores que se le antojaron más brillantes que los propios- Prométeme que no usarás lo que aprendas de mala manera.
-No quiero dañar a Dean, quiero ayudarlo -insistió terco y enojado el hombre.
-Lo sé, pero quiero tu promesa Sam, ésta -puntualizo enfático- es una promesa que harás tanto a ti mismo como a Dean, promételo.
-Lo prometo -aceptó Sam con la sensación de haber vivido un momento de absoluta relevancia.
-Bien, empezaremos nuestro viaje. -el niño se adelantó unos pasos saltando feliz y luego se volvió con una sonrisa decorando su rostro- Por cierto, mi nombre es Sammy.




------------------------------
Y uno menos!!
Besitos a todos <3

No hay comentarios:

Publicar un comentario