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jueves, 24 de febrero de 2011

Dean, MI hermano: Capítulo 6

Ajá!! Más cerca del final de éste fic, uno más y terminamos!!


Familia

Sam estaba agotado, hace días que no duerme como la gente. Siempre dentro de la cabeza estropeada de su hermano y luego horas de angustiosa culpa que no ayudaba. Hoy se había dormido durante todo el viaje, por suerte no tuvo pesadillas o su hermano lo habría estado cuestionando sobre qué cuernos le pasaba.
Ahora la noche ya era entrada y el sueño volvía a reclamarlo, cada día tenía más miedo de dormir y conocer un nuevo secreto de su hermano, durante el día apenas podía mirarlo a la cara sin decirle todo lo que le ocurría, pero se mordía la lengua porque no quería disgustar más a Dean de lo que ya estaba, Castiel no aparecía, las cosas se estaban yendo al carajo, la esperanza había abandonado el edificio hacía rato y las fuerzas ya estaban utilizando las reservas. No agregaría más peso a los ya sobrecargados hombros de su hermano.




Ahora sí que no sabía dónde estaba, una casa semi derruida, oscuridad, polvo flotando en el aire de los haces de luz, el sonido del viento entrando por las rendijas de las ventanas.
-¡¡Pequeeeñaaa!! ¿Dónde estás maldita?- era la voz de Dean y Sam la siguió hasta encontrarlo.
Era una cacería, por el hierro en las manos de su hermano, estaba detrás de un espíritu. El aire se movió creando ondas y Dean salió disparado en el aire y quedó sujeto a la pared. Frente a él se personificó el fantasma. Era una niña pequeña de seis o siete años, vestía un bonito vestido y el cabello le caía en hondas hasta la cintura, en la mano derecha sujetaba un cuchillo y en la izquierda una muñeca de trapo a la que le faltaba un ojo.
-¡Des-gra-ciada, suéltame! - le gritó Dean tratando de soltarse de la fuerza invisible que lo sostenía allí.
-Seré pequeña, pero no tonta. Si te suelto vas a sacarme de mi hogar y no voy a permitirlo.
Sin hacer gesto elevó más a su hermano y luego lo dejó caer con violencia, éste soltó un gemido y utilizó todo el cuerpo para poner boca arriba. La niña apareció sentada a ahorcadillas sobre él y utilizando energía sobrenatural lo apretó contra el piso imposibilitando sus movimientos. Mientras elevaba la mano con el arma y lentamente hacía un corte en su mejilla. Acercó su cara a la de él y pareció esforzarse en estudiarlo.
-Dean. Ese es tu nombre- su hermano abrió sorprendido los ojos pero no dijo palabra.
-Vamos, puedes hablar, yo sé que sí, Dean- otro corte, ahora en el cuello.
-¿Qué quieres?- preguntó su hermano
-Yo nada Dean, tu entraste a buscarme. ¿Qué haces en mi casa?
-Cazarte.-
A Sam le daban ganas de matar a su hermano cuando se ponía gracioso en esas situaciones.
-Viniste solo Dean, eso no fue inteligente.
-Sí, bueno, no tenía opción y la inteligencia no es mi rasgo característico.
Otro corte.
-Papi te dejo solo esta vez y parece que la cagaste- su hermano intentó pegarle- No te sirve Dean, no podrás librarte de esto por la fuerza, aunque aún puedes hacerlo.
-¿De qué hablas?
-Sabes que mato gente en esta casa pero.... ¿sabes por qué lo hago?
Su hermano negó con la cabeza mientras ella le practicaba otro corte, esta vez en el pecho.
-Lo hago porque no pasan mi prueba. ¿Quieres intentarlo?
Y mientras preguntaba realizaba otro corte.
-No tengo opción ¿verdad?- le dice sarcástico Dean y la niña ríe.
-Eres divertido, a esta altura la mayoría grita y ruega, pero tú eres divertido.
-Me alegro que te suba el espíritu- otra risa y otro corte -Hum! Empieza con la maldita prueba.
-¿Sabes lo que hice aquí?
-Sí, mataste a toda tu familia.
-¿Sabes por qué?
-La creencia extendida es que estabas como una cabra. 
Un corte, más largo esta vez, más profundo y un sonido contenido de su hermano.
-No estaba loca, ni poseída que fue lo que ellos pensaron, yo era diferente, tenía poderes, habilidades que ellos no entendían. Sabía cosas antes de que ocurrieran, secretos, cuando la gente era buena o mala- un par más de cortes – Mis padres estaban tan asustados de mí que decidieron llamar a un sacerdote para que me exorcizara, pero el hombre al que llamaron era malo y no podía hacer nada.
-Porque tú no estabas poseída, un sacerdote no servía.
La niña levantó el cuchillo y le perdonó el corte.
-Tienes razón, pero ellos no lo sabían y ese hombre era malo, muy malo, yo podía ver toda la podredumbre de su alma. Mis padres eran muy creyentes, así que cuando les dijo que debían matarme antes de que yo hiciera algo terrible pensaron que era la palabra de Dios, que era lo correcto.
-¿Tus padres intentaron matarte?
-No, mis padres no lo intentaron, lo hicieron. 
Mas cortes y la sangre empapaba la camisa de Dean.
-Enviaron primero al tipo ese, pero yo lo esperaba, sabía que venía por mí, así que lo maté o al menos eso creí. Al ver lo que había hecho mis padres se horrorizaron y ellos mismo decidieron hacer lo que consideraban necesario. Yo me había defendido del sacerdote, pero no podía hacerlo contra mis padres, no pude hacerlo y ellos me mataron. 
-No lo entiendo, ¿cómo es que murieron entonces?
-El hombre malo- más cortes y la camisa era harapos- No estaba muerto como yo creía, él entro con un cuchillo, éste cuchillo, y masacró a mi familia, luego lo puso en mi mano y cayó muerto antes de llegar a la puerta. Todo el mundo creyó que yo era la culpable, pero lo único malo que hice fue no matar a ese hombre.
Otro corte y otro y otro...
-Lo lamento- dijo Dean y Sam sabía que era cierto, porque a pesar que ese fantasma lo estaba haciendo carne picada él lamentaba lo que le sucedió a la niña.
-Puedo ver que es cierto, pero aún no pasas mi prueba.
-Deberías empezar antes de que me desangre.
-JAJA!! Eres gracioso.- más cortes - ¿Tienes familia?
Dean no respondió y los cortes se hicieron más largos y profundos.
-Responde, ¿Tienes o no?
-Sí.
-¿Qué tipo de familia?
-Un padre y hermano.
-¿Los quieres?- nada- ¿LOS QUIERES?
-¡SÍ!
-¿Harías cualquier cosa por ellos?
-Sí.
-No me mientas, si lo haces te mataré.
-Haría cualquier cosa por mi padre y Sammy- 
Y mientras tanto a Sam se le formaba ese nudo que se estaba convirtiendo en visita reiterada.
-¿Matarías por ellos?
-Sí.
Ella lo observó, lo estudió y le correspondió con otro corte.
-¿Morirías por ellos?
-Lo haría.
La niña se detuvo y lo miró concentrada.
-Llámalos.
-No.
-¿Por qué?
-Porque sería una trampa, además ninguno de los dos vendría.
-¿Por qué no? Puedo ver dentro de ti, tu hermano vive en esta misma ciudad y tu padre se sacrificaría sin dudarlo por ustedes.- Sam no sabía que Dean había estado en la misma ciudad que él hasta esa noche “¿Qué habría estado haciendo allí?¿Sólo era la cacería?”
-Lo sé, pero ninguno contestará el teléfono, están ocupados.
-Estás enojado con ellos- otro corte- Yo también estaba enojada con mi familia, aun así no pude dañarlos y tú tampoco puedes dañar la tuya, ¿por qué no?
Dean no contestó y ella seguía estudiándolo, casi como si pudiera escuchar lo que él pensaba.
-Es el amor ¿verdad? Yo también los amaba y a pesar de que me estaban matando no pude dejar de amarlos. ¿Es eso verdad?
-Sí, es eso.
-Bueno, si no los llamas morirás aquí.
-No me importa, prefiero morir a ponerlos en peligro.
-No es verdad- esta vez no fue sólo un corte, esta vez clavó el cuchillo en el hombro de su hermano y un grito estrangulado se esparció por la tétrica casa- Crees que no estás tan mal, pero voy a matarte, muy despacio, si no los llamas.
-No lo haré, nunca lo haré- le espetó Dean apretando los diente y mirándola directo a los ojos, aunque lo intentaba no podía despegarse de esa fuerza invisible y el esfuerzo lo debilitaba a cada instante.
-Bueno, veamos si es cierto.
Levantó a Dean y lo pegó a la pared, le quito la camisa de un tirón y todos los pequeños cortes que venía haciendo quedaron a la vista, su hermano parecía una rejilla. La niña se puso frente a él y comenzó a jugar con el cuchillo. Un corte desde el hombro derecho al izquierdo. Otro desde el cuello al ombligo. Le cortó en los brazos, la cara, las manos, clavó el cuchillo en las piernas. Dean gritaba, pero estaban en una zona retirada y nadie acudiría a su rescate. 
La pequeña niña siguió y siguió, cada tanto le ofrecía el mismo trato que antes, pero Dean nunca aceptó. Cuando todo su hermano era un muñeco roto y desgarrado el espíritu soltó su fuerza y Dean cayó arrastrándose contra la pared y quedando echado sobre su lado izquierdo.
-Estás muriendo, no te quedan más que minutos, llama a tu familia y te liberaré.
-No, no lo haré, mátame de una vez, clava ese cuchillo en mi corazón y termina con todo esto.- contestó su hermano con un hilo de voz.
-¿Por qué lo haces?¿Por qué los proteges? Puedo ver dentro de ti, ambos te han lastimado tantas veces, has hecho todo por ellos, cumpliste todas las órdenes de tu padre porque sabías que era lo que él necesitaba de ti. Estuviste sólo en tu dolor, cuando tu padre tendría que haberte consolado tu tenías que consolarlo a él. Cuando deberías haber estado jugando aprendías a cazar y autodefensa. Cuando deberías haber estado en la escuela tú cazabas monstruos. Cuando debería haberte enseñado deportes y a aceptar las derrotas te reprochaba por no haber cuidado bien de tu hermano. Y tú hermano, Sammy, él no es mejor. Prácticamente criaste a tu hermano, dejaste de comer a veces para que él estuviera alimentado. Te peleaste con el mundo por protegerlo. Y él te pagó reprochándote por cumplir las mismas órdenes que lo mantuvieron con vida y abandonándote cuando más lo necesitabas. ¿Nunca les dijiste verdad? Nunca les has dicho a ninguno de los dos por las cosas que has pasado. Las veces que no cenaste, que te curaste tus propias heridas, las veces que has llorado a escondidas, cuando de la bronca has roto tus propias manos contra las paredes. Nunca les has dicho cuánto odiabas sus peleas y que sólo pensaran en ellos, en sus obsesiones, tu padre con la venganza y tu hermano con su vida normal. ¿Alguna vez les has confesado que tú también tenías sueños y aspiraciones? ¿Que también querías una familia estable, otra realidad, que extrañas a tu madre y la tranquilidad de que la vida de nadie dependa de tus reacciones?- se acercó a Dean y lo pateó con fuerza en el estómago-¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ NO LOS LLAMAS?
Dean respiró un par de veces luchando por mantener los ojos abiertos y juntar la fuerza para contestar.
-Porque los amo, porque son mi única familia,...porque no son perfectos pero son lo único que tengo,...porque sé que me aman y porque me necesitan...Porque yo estoy ahí para ellos y porque ellos lo saben...Porque cuando uno ama no puede pedir que los demás te amen de la misma manera,...das todo lo que tienes, tus deseo,...tu vida y alma si es necesario, porque nunca he pedido que sean como yo,...ni que sean diferentes. Y sí, a veces me enojan y me decepcionan,...a veces tengo ganas de gritarles y golpearlos, pero no puedo, no puedo ...porque si yo renunciara no quedaría nada de la familia que fuimos una vez. Mi padre se ahogaría en su obsesión por la venganza y mi hermano no volvería a hablarle nunca. Porque ...aunque nunca lo haya pretendido soy el chicle que mantiene unidos los pedazos de lo que somos y nunca, NUNCA, utilizaría eso para dañarlos- traga con dificultad – Así que mátame maldita porque no vas a obtener lo que quieres de mí. 
Ella se queda de pie y aunque Dean no lo ve porque sus ojos se cierran, Sam si nota la sonrisa que se extiende en su cara. Sin que medie tiempo la apariencia del espíritu ha cambiado y ahora se encuentra limpia y prolija, resplandeciente. Se agacha junto a su hermano y pone una diminuta mano en su pecho, el observador ve que el cuchillo ha desaparecido y la muñeca de trapo luce como si fuera nueva.
-Al contrario Dean- susurra con voz dulce, su hermano abre los ojos y registra extrañado el cambio ocurrido- Justamente esto es lo que yo buscaba.
-No...no entiendo
-Familia, Dean, el verdadero significado de la familia- a medida que habla las heridas de su hermano empiezan a desaparecer y recobrando éste la fuerza se yergue hasta quedar sentado, la espalda contra la pared, las piernas extendidas y la pequeña niña a un lado.
-Durante todo este tiempo estuve buscando recobrar mi fe en la familia. Buscando personas que comprendieran porque no hice nada para defenderme, todos los que vinieron sucumbieron al dolor y acabaron por llamar a sus seres más queridos. Hasta hoy nadie lo logró, no lo hacían porque no entendieron que amar no es sobre recibir sino sobre dar. Cuando entraste aquí, pude ver en ti algo diferente, tu alma era más sabia, cargada de dolor, desdicha, culpa, pero también de amor desinteresado. Tu proteges a inocentes y te arriesgas por extraños, pero por tu familia serías capaz de todo aunque ellos ni siquiera te hablaran. Porque la familia es cierto que no se elige, pero es de por vida y si tu das lo mejor de ti a ella, quizás logres que los demás te vean y te quieran, por la familia se muere si es necesario.- las heridas de Dean habían desaparecido ya pero éste no se levanta.
-Sabes que igual debo sacarte de aquí, ¿no?
-Te dije que eras gracioso Dean.- hace una pausa- Sí, lo sé, pero no vas a necesitar hacer nada, ya estoy lista para irme.
Una luz blanca empezó a iluminar desde el centro de la niña.
-Gracias Dean!- exclamó y justo antes de desaparecer agrega- Si encuentro a tu madre le diré que tiene razón- su hermano la mira sin entender- Eres un pequeño ángel- dice risueña y desaparece.
-Adiós pequeña.
Dean estuvo allí sentado un largo rato, cuando se repuso levantó todas sus cosas y se dirigió al Impala. Condujo durante cerca de una hora y se detuvo frente al apartamento que había ocupado Sam cuando estudiaba. 
Sam se vio a sí mismo salir del lugar con Jessica del brazo, recordaba esa noche, era la noche en la que cumplió 21 años. Dean tomó el teléfono y lo llamó, el recordaba esa llamada.
-Feliz Cumpleaños Sammy!
-Hola Dean, gracias.
-¿Cómo has estado hermanito?- mientras hablaban Sam y Jessica se habían detenido en la esquina.
-Bien Dean, estudiando. ¿Dónde están?
-Aquí y allá, trabajando.
-¿Estás bien?
-Sí, sólo llamaba para saludarte.
Un auto se detuvo frente a la pareja y comenzaron a hablarles, Sam sabía que eran sus amigos y venían a buscarlo para festejar el evento.
-Dean debo irme, me esperan.
-De acuerdo, cuídate Sam.
-Tú también- dijo el menor y cortó la comunicación. Luego subió al auto y se alejaron.
Dean se quedó allí sentado por un largo rato viendo la ruta por la que se habían ido. Sonrió irónicamente y se dijo en voz alta.
-Te quiero Sammy.




Despertó sin sobresaltos, se puso de costado en la cama para poder observar a su hermano cuestionándose si aún estaría dispuesto a sacrificarlo todo por él, si aún lo consideraba su familia. Porque Sam estaba aprendiendo que Dean era una gran familia, la mejor que podría haber elegido. Se preguntó si no lo habría entendido demasiado tarde.




Continuará...

Besos!! :D

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