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jueves, 24 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 7

Ujuuuu, como vamos adelantando!! Dani has visto como sigo, estamos de racha!! :)


Capítulo 7


-¿Supiste qué pasó con Adam?
Sam se siente bien, por primera vez en más de una año se siente bien. Han hablado por horas con Dean, se han puesto al tanto de todo cuanto pasó en sus vidas mientras no estuvieron juntos. Se imagina siete años atrás, recuerda a su hermano pidiéndole que lo acompañe y escucha su negativa. Cuánto ha pasado desde ese día, él que permaneció sin contactar a su hermano por casi dos años, se encuentra ahora sin poder imaginar una vida, normal o no, en la que Dean no esté cerca suyo. En algún punto de todo lo que les ha sucedido finalmente aceptó que su hermano era lo más importante para él, lo único que tenía sentido salvar, lo único por lo cual arriesgar todo.
-No, ya había pasado mucho tiempo que no lo veía para cuando las puertas se abrieron. No se qué pasó con el o Michael, ni siquiera si aún está poseído o si también controla su cuerpo.
-Sabemos que no ha vuelto al Cielo, por lo menos por ahora.
El sonido del teléfono los interrumpe, una invasión conocida.
-Samuel – atiende Sam y capta el gesto de disgusto de su hermano, se le escapa una sonrisa. Qué bien se siente, liberarse de sus secretos le ha aliviado un peso que ni conocía cargar – Saldremos para allá de inmediato.
-¿Qué sucede?
-Samuel dice que algo muy extraño está pasando, algo al estilo de su regreso y el mío.
Dean no necesita más, su abuelo no le inspira ni medio centímetro de confianza pero si hay información que pueda ayudar a Sammy no le importa de quien venga.
-Vamos! - ruge y empieza a meter su ropa en la bolsa de cualquier manera.
-Ey! Ey! Espera – niega con la mano Sam, Dean mira extrañado por si algo se le escapa en su rápido embalaje.
-¿Qué?
-Tu brazo.
-¿Qué con él?
El menor revolea los ojos, hay cosas de su hermano que quizás deberían cambiar, se recuerda.
-Déjame revisarlo.
-Sam, no seas molesto, el que hayamos tenido un momento cercano de tipo sentimientos, no hace que te deje tratarme como si fueras una mamá gallina.
-¿Qué dices? Si la mamá gallina has resultado ser tu.
-Cállate! - medio grita sin enojo a la par que se dirige con todo (ya, sólo tiene un bolso lleno por la mitad, tampoco que lleve tanto cargarlo!) hacia el Impala.
-Dean! - reniega Sam.
-Vamos Sammy – grita el mayor desde afuera – Me lo revisas cuando lleguemos, quiero saber que ha averiguado Samuel.
El gigante sonríe contrariado, nada podrá hacer por convencer al otro, se dirige resignado hacia el auto pero antes de subir mira la pieza que dejan atrás. Es un cuarto demacrado de pintura seca y madera deslustrada, nada material lo hace importante, vivió allí algunas de las peores horas de su vida y otras tantas de las mejores, sabe, sin ninguna duda, que si algún día puede volver al paraíso ése cuarto estará en su camino.
-¿Por qué te cae tan mal Samuel? - le pregunta a Dean una vez que se ha instalado en su asiento.
El mayor frunce el ceño.
-Siento que oculta algo, creía que era a mi, pero ahora creo que a ambos.
-¿Creías que estaba involucrado?
-Y quizás lo estés – lo mira risueño – Tal vez su secreto era también el tuyo, no se, tal vez se contenía para no contarme lo de Lucy y eso me hizo desconfiar.
-¿Crees que es eso?
Dean resopla entre la risa.
-No, sabe algo y se lo está callando.
-Tratemos de averiguar qué entonces.
-¿Me crees?
Sam se agita con la risa.
-He aprendido que tienes una capacidad muy desarrollada de captar a quienes te mienten o están en algo raro.
Dean sonríe extasiado, su hermano y él juntos, cuanto soñó ésto. Extraña a Lisa y Ben pero también los sabe a salvo, eso lo reconforta y tener su hermano junto a él le llena lo suficiente para sobrellevar el dolor.
Conducen en turnos porque el brazo lastimado le molesta y prefiere argumentar que no ha dormido nada a reconocer la verdad, no importa, Sam se da cuenta pero no lo menciona. Les toma veinte horas llegar a las instalaciones de su abuelo y el gusanillo molesto e irritante que le dice a Dean “algo raro se trae ese hombre” empieza a moverse inquieto, junto al hambre, el cansancio y juraría que un poquito de fiebre, pero prefiere morirse antes que decir nada frente a los Campbell.
-Hola muchachos - los recibe el hombre y allí están los dos primos que les quedan, Dean se lamenta que muriera precisamente el único de esa familia que le agradaba.
Como siempre que se encuentran Gwen se le acerca y él quiere salir corriendo, esa chica le pone nervioso. Christian sólo lo mira, él lo prefiere así, con ese directamente se lleva mal y tiene bastantes ganas de probar cual de los dos en más fuerte con una buena piña directa al mentón.
-¿Y bien? - lanza Dean brusco - ¿Qué pasa?
Todos los presentes registran el tono en la voz del mayor de esos hermanos, pero no le dan importancia, están aprendiendo a lidiar con el muchacho y empezando a descubrir cosas sobre él, sobretodo, que lo van a necesitar.
-Hace un tiempo empezó a suceder ….algo – habla Samuel
-¿Algo de qué tipo? - pregunta Sam sin darle la oportunidad al mayor de hablar, intentando evitar la pelea en que siempre terminaban esas reuniones.
-De tu tipo y del mío – declara el hombre.
-¿Resucitados?¿Eso quieres decir? - interroga Dean adivinando que está en lo correcto.
-Sí.
-¿Hace un tiempo? - como siempre su hermano tenía la habilidad de encontrar la verdad oculta en la primera.
El hombre mira a ese muchacho que conoció años atrás, entonces le pareció una cazador competente y poco más, a través de las historias que Sam le contara sabía que era más que una simple cazador, pero aún le dolía ver que tan parecido era a Mary, ella habría captado la misma información que su nieto, eran especiales, personas que no se perdían en la violencia de sus vidas, seres que continuaban poniendo primero a la familia, a la gente.
-Sí, hace un tiempo. - el menor lo mira fijo con la duda y el rencor de saberse traicionado una vez más – Lo se Sam, siento haberte mentido, pero es que no sabíamos cómo manejar esto y tu no nos permitías acercarnos a Dean...
-¿Qué tiene que ver Dean en todo esto? - inquiere el menor arrebatando las palabras de la boca del mayor.
Samuel se siente incómodo, estos chicos no son cazadores normales, no son humanos normales, mentirles puede significar perderlos y él no puede permitirse eso, no sólo por perder dos capacitados guerreros, sino porque son sus nietos y quiere contar con el tiempo de conocerlos.
-Déjenme que les muestre.
Los cinco se dirigen a uno de los galpones que conforman el complejo donde viven y entrenan los Campbell, sólo con miradas Dean y Sam se han dicho todo lo que necesitaban, si lo les gusta lo que encuentren ahí se largan y no vuelven jamás. Pero lo que encuentran los shoquea.
-Miren – ordena su abuelo.
Lo hacen y no pueden creerlo, el lugar está lleno de literas militares, alrededor de las mismas se mueven decenas de personas, pero lo que los deja duros en su lugar es reconocer a una de ellas.
-Ese....ese es..... - empieza Dean.
-Steve Wandell – termina Sam con un nudo en la garganta – El cazador que maté cuando fui poseído por Meg.
-El cazador que mató Meg – remarca automáticamente Dean - ¿Qué está sucediendo? - le pregunta a Samuel.
-Cazadores, hay cazadores resucitando por todo el mundo.
-¿Qué tiene eso que ver con mi hermano? - y Samuel se siente en desventaja, puede sentir el cambio en la relación entre los dos muchachos, ahora están juntos contra él y el mundo y todo lo que les interponga o desagrade.
-Todos han vuelto preguntando sólo por una persona.
-Por mí – aventura el rubio.
-Sí – ratifica el hombre.
-¿Qué significa? - cuestiona el más joven.
-No lo sabemos, pero como no querías implicar a Dean en la cacería de nuevo les mentimos diciendo que no se encontraba disponible, dando excusas, ellos mismos estaban lo suficiente confundidos como para no hacerse demasiados planteos.
-¿Qué cambió tu decisión? - sigue el menor mientras el mayor no deja de contemplar por el vidrio de la puerta hacia el interior.
-Primero, que Dean decidiera volver a cazar. Segundo, alguien no se traga nuestras evasivas...
-¡Dios! - el susurro interrumpe al hombre y Dean desaparece puertas adentro, los otros le siguen dentro, Sam preocupado por Steve, toda preocupación se pierde en su mente cuando escucha la siguiente palabra dicha por su hermano – ¡Cal!
Sam es testigo de cómo el hombre llamado se da vuelta y ve a quien le nombra, ve la sorpresa en sus ojos, el reconocimiento, la alegría.
-¡DEAN, muchacho! - exclama y lo abraza fuerte, como si fuera un hijo perdido y los tres saben que es algo así, porque su hermano siempre ha tenido la facilidad de hacer que las personas se sientan bien junto a él, en familia. - JIM – grita – Mira qué nos trajo el gato.
Los Winchester se vuelven a ver al pastor que está allí de pie, tras ellos, con los ojos iluminados por las lágrimas. Todos se abrazan, son familia a su particular manera, los chicos habían crecido con estos dos hombres a su alrededor, pero la reunión no dura mucho, porque las otras personas allí alojadas han escuchado lo mismo que Jim y saben que el qué está ahí es Dean Winchester, el hombre cuyo nombre traían a fuego grabado en sus mentes, aquel que les había sido ordenado encontrar y servir.
Pasan mucho tiempo ahí, escuchando historias de resurrecciones, especulando, tratando en vano de mantener un orden, Dean se siente sobrecargado de responsabilidad e ignorancia porque no entiende qué sucede ni porque es su nombre el que estas personas traen en la memoria, pero les presta atención, sabe que están desorientados y preocupados, él también sabe lo que es volver a la vida, sabe lo que es estar en desconocimiento de las razones de ellos, sabe que están preocupados y asustados y que nunca lo reconocerán, son cazadores.
Cuando finalmente Samuel logra convencer a todos de que les den a sus nietos un descanso, Dean y Sam se sienten agotados por los momentos vividos, el menor se ha encontrado con Steve y ha tenido la oportunidad de disculparse pero no le fue necesario, el hombre le dijo que sabía de su posesión, siempre fue consciente de que su asesino no era el muchacho que tenía frente a sí. El menor de los Winchester se liberó ese día de un peso que ni recordaba tener.

**************************

Dean y Sam han estado sentados por largo rato, frente a frente, Samuel ha tenido la oportunidad de estudiarlos, ahora entiende qué se le hacía diferente ese día, de alguna manera ellos han vuelto a confiar uno en el otro, de alguna manera han vuelto a ser hermanos y el hombre ve en esa actitud que han tomado una fuerza que no detectó antes, ambos están agotados y en shock por lo que han descubierto y aún así, de alguna manera, parece no afectarles, como si estuvieran más allá de las sorpresas que les lance la vida. No escucha las palabras que se dicen, pero advierte que no tendría sentido interferir, esos dos se han convertido en una unidad, una en la que nadie tenía derecho ni posibilidad de ingresar. Se aleja dándoles el tiempo para recomponerse de la sorpresa.
-¿Crees que ésto tiene relación con lo que nos contó Cass? - pregunta Sam.
-¿Qué más podría ser?
-¿Por qué tu nombre?
-Rayos, Sammy. ¿Crees que no me pregunto lo mismo? No tengo idea, ni un principio de una siquiera.
Se quedan en un silencio amistoso y preocupado por largo rato.
-Demonios – medio grita el mayor – Cal y Jim, Sammy. Ellos han vuelto! ¿Cuántos más crees que volverán?
Sam no necesita que su hermano diga lo que piensa, él ha estado dando vueltas a lo mismo, ¿volverían todos a quienes habían perdido?¿Volverían ellos? ¿Sus padres, Jo, Ellen, Ash, todos?
Se cuestionaban sin saber que estaban a punto de responder parte de esa pregunta.
-¡¡HAY OTRO!! - el grito se escucha en todos lados y los muchachos levantan la vista sin entender.
Christian se les acerca.
-Encontraron otro que ha vuelto – les aclara – Se crean ciertas señales que por repetición nos han dado la clave para hallar a los resucitados y traerlos con nosotros. Vengan – agrega y los tres se van juntos a ver a quien ha sido traído esa noche.
Cuando llegan a la sala ven sentada dándoles la espalda a una mujer de cabello rubio que le cae bajo los hombros. Samuel está sentado a su lado y les dirige una sonrisa de felicidad que ninguno de los dos interpreta.
-Pregunta por ti, bueno, ella también pregunta por Sam – aclara Gwen, provocando que la mujer se vuelva a ver a quienes son motivo constante de sus consultas.
Sam está tan sorprendido que no puede evitar dar una paso atrás, pero la mujer se ha quedado viendo a su hermano, lo cual es lógico, piensa al darse cuenta de lo raro que debe ser todo para ella.
-¿Dean, tu eres Dean Winchester? - pregunta con los ojos abiertos de sorpresa.
-Lo soy – contesta su hermano con la emoción tiñendo cada palabra y se acerca a ella hasta estar a punto de tocarla sin atreverse a hacerlo – Te dije que no entraras en el cuarto, mamá.
-No, no sabía – dice ella – No lo recordé. Oh, mi niño, cuanto lo siento.
Lo abraza y Dean se deja sostener en ese gesto al que corresponde de inmediato, se quedan los dos allí con todos observando, Sam no está celoso, por el contrario no puede estar más feliz, su hermano necesitaba algo así, alguien que le devolviera la alegría, que se preocupara por él de la manera que sólo una madre puede hacerlo. Permanecen enlazados un rato hasta que Dean se recupera de la sorpresa y despegándose de su madre se quita las lágrimas del rostro, deja un brazo sobre los hombros de la mujer y se vuelve hacia su hermano.
-Éste es Sammy, mamá – dice la palabra disfrutando cada letra – Ha crecido un poco desde la última vez que le viste.
Su madre le dirige una mirada franca a los ojos él asiente con la cabeza, ella se deshace de su agarre suavemente y se dirige al gigante que es ahora su hijo pequeño.
-¿Sammy? - pregunta dudosa con una sonrisa decorando su cara.
-Hola mamá – dice Sam y la toma entre sus brazos, ella se ríe cuando el la presiona contra su pecho hasta que sus pies quedan suspendidos en el aire.
-Dios Sammy, eres como pie grande! - exclama y Dean suelta la carcajada, Sam piensa que es cierto eso que ha escuchado alguna vez sobre su hermano, se parece mucho a su madre y acompaña con su propia risa.
Acaban de descubrir un secreto, el cielo está envuelto en caos, Sam tiene a Lucifer dentro, hay gente resucitando por el mundo, no cualquier gente, cazadores, y todos preguntan sólo por Dean Winchester. Está claro que los tiempos venideros no van a ser amenos ni sencillos, presienten que se deslizan sin frenos por una pendiente que lleva directo al sufrimiento pero han recibido un pequeño regalo entre todo esa lucha sin cuartel.
Su madre, la mujer que les dio la vida, que murió por protegerlos, aquella que siempre a permanecido como un halo de todo lo bueno sobre ellos, les ha sido devuelta. Tienen mucho que averiguar y es seguro que mucho que perder, pero a ninguno de los dos les importa hoy, hoy tienen amigos de regreso, a su madre con ellos, hoy es un día para disfrutar, para reír, hoy es un día para ser feliz.

Continuará...


Besos y Suerte!!

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