Ipod

miércoles, 9 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 1

Trataré de subir uno por día así no se hace lenta la cosa!!


Capítulo 1



-¡CASS, VEN AQUÍ! Te necesito maldita sea! ¿Acaso quieres que te ruegue? - el grito se pierde en la noche pero un sonido suave y grave se cuela hasta los oídos del cazador – Hola Cass.
-Hola Dean – contesta el ángel - ¿Qué necesitas?
-Vaya Cass, pero que amigable que estamos, eh? - el ángel lo mira sin decir nada, sin pestañear siquiera – Quiero saber que pasa Cass, eso es lo que necesito, saber qué pasa con Sam y todo esto.
-No lo sé Dean, realmente no lo sé.
-¿Cómo o por qué volvió Sam?
-No lo sé. Nadie sabe – nervioso se paso la mano por el cabello.....nervioso y eso preocupó a Dean más de lo esperado – No sabemos los por qué ni los quienes, lo peor es que ni siquiera sabemos que ha pasado con Lucifer o Michael.
-¿Qué quieres decir?¿Qué es posible que estén ahí afuera, buscándonos a Sam y a mí, planeando un nuevo apocalipsis?
-Es posible, yo.... Dean, no creo que ellos pudieran trabajar juntos con un objetivo común, el problema de ellos es que cada uno piensa diferente sobre nuestro padre y ambos lo aman obsesivamente. Y si me equivoco y se han convertido en un equipo, entonces estamos en grandes problemas, nadie podría hacer frente a esos dos trabajando unidos.
-¿Vendrían tras nosotros?
-No lo sé, no sé qué ha pasado con Adam, quizás Michael aún tenga su recipiente, con respecto a Sam.....realmente Dean, no sé qué creer o esperar de todo esto – Dean ve cierta desesperación en Castiel y entiende que algo malo sucede, claro que eso ya se lo esperaba, pero que el ángel esté preocupado lo inquieta aún más porque lo que se viene es gordo, bien gordo, está seguro de eso, lo siente en las entrañas y éstas nunca se han equivocado – Dean,  yo sólo se una cosa. Ustedes, tu familia, han cambiado su destino más veces que ninguna otra familia, tu madre cambió el destino de tu padre, su muerte cambió el de ustedes, cuando tu padre vendió su alma cambió el tuyo particular, cuando tu vendiste la tuya cambiaste el de Sam y luego, cuando ambos evitaron el apocalipsis, cambiaron más de lo que nadie sabe entender. Nadie, ningún ángel o demonio esperaba que ustedes lograran lo que hicieron. Lo único que te puedo decir es que has abierto un hilo nuevo de posibilidades, no sé a dónde se dirige, nadie sabe.
Lo mira fijo traspasando los ojos verdes con la mirada azul intensa y un poco del desconcierto de Castiel se pega en el alma del cazador.
-Dean, tienen miedo, tenemos todos. En el cielo y el infierno, porque las cosas están cambiando sin control. Dios no está y no parece querer regresar, Michael y Lucifer desaparecidos. El caos es total y la Tierra será el patio de juegos, tu, Sam y el resto de los cazadores son lo único que se interpone entre demonios, ángeles rebeldes y los humanos. Y esto ya no es el Apocalipsis, no es el cielo contra el infierno, es cada bando haciendo lo que más le plazca sin importarles nada. Es peor que nunca.
-¿Me estás diciendo que la cagamos más de lo que la arreglamos?¿que nosotros somos los culpables de que la Tierra esté abierta como si fuera un parque de diversiones?
-No, lo que ustedes hicieron no tiene precedentes, ustedes realmente eligieron por sí mismos, cambiaron su futuro, se salieron de las profecías. Por ahora el Cielo y el Infierno están tan ocupados luchando entre ellos que no les quedará mucho tiempo para venir por aquí, sin embargo deben estar preparados, las reglas están cambiando y no sé que cuando ni como atacaran. Dean, deben prepararse, todos.
Pero Dean se queda en silencio, mirando a la noche sin expresar nada, Castiel lo observa y no por primera vez, piensa que ese humano es más complicado que nada de lo que ha conocido durante su muy larga existencia.
-Dean...
-Lo entiendo Cass – le ataja el cazador – Estamos otra vez en el centro del remolino, por alguna razón estamos más jodidos que antes, pero supongo que ya encontraremos la manera.
Y su voz suena tan vacía que sin entender como el corazón del ángel duele y realmente no lo entiende, porque el no tiene un corazón como los humanos, pero ese vacío le duele como propio. No sabe que decir ni hacer, no conoce las palabras ni las emociones, pero siente que una vez más está poniendo una carga demasiado pesada sobre ese humano.
-Dean...
-¿Nos ayudaras?
-No puedo – le duele decirlo y le duele más ver que Dean no reacciona, que no parece sorprendido o afectado, y le duele saber que le duele, porque él no es humano y no entiende de esas cosas, pero ese hombre siempre le ha hecho sentir, siempre se le mete debajo de la piel, traspasando sus barreras de ángel para llegar a un lugar que no creía tener, una conciencia que le machaca sin parar reprochándole por no ayudar a esos dos Winchester que han dado tanto por otros – Lo siento Dean – y el joven nunca sabrá que cierto era eso – pero no puedo ayudar, hay demasiado caos en el Cielo, apenas he venido porque debía darte este mensaje, pero no puedo quedarme a ayudar.
-Está bien – lo dice sin inflexiones, sin reproches. El ángel no puede hacer nada, no sabría cómo hacerlo.
-Si me entero de algo les avisaré
-Bien – acota el cazador y ni siquiera le mira cuando desaparece.
Nunca sabrá que ese día un ángel huyó con la culpa clavada en su interior, jamás entendería como lo lograba, pero Dean Winchester siempre le hacía sentir menos, de alguna manera ese hombre lograba que un ser que había sido creado por Dios, resucitado un par de veces y elevado en su cargo se sintiera peor que una cucaracha. Cada vez que estaba cerca del cazador el ángel se sentía inferior a éste, sentía que en lugar de ser él el que enseñara al humano, fuera éste último el que le mostraba el camino.
Se marchó preocupado y ya no sólo por el caos general, como se le había hecho costumbre, se iba preocupado por el humano.

*******************

Sam encuentra a su hermano sentado, mirando el vacío de la noche nublada, un vacío que parecía ser réplica del que se adivinaba debajo de la piel de Dean. Sabe que Cass estuvo allí, lo vio mientras desaparecía.
-¿De qué hablaron?
Y su hermano lo mira, y ve tanto en esa mirada que se le hace tan imposible de descifrar, a veces desearía poder entenderlo mejor, saber que piensa, que siente realmente, otras tantas siente miedo de conocer esos secretos, de cualquier manera sólo puede intentar interpretar los silencios.
Dean piensa si decirle todo o no, ¿debe cargar a su hermano con más problemas o encargarse de todo? ¿ocultarlo debajo de la alfombra hasta que la pila de basura sea visible por si sola?. Observa a Sam y sabe que no es el mismo, pero también lo ve como un adulto, por primera vez no siente el impulso primitivo de protegerlo de todo.
-Cass cree que la Tierra se puede convertir en una especie de lugar turístico para ángeles y demonios y, aparentemente, su idea de la diversión no nos alegrará la vida. - Se dejó caer en la silla con todo el peso, desplegando el cuerpo en todas direcciones, dejando caer los brazos a los lados – Básicamente me ha dicho que al cambiar nuestro destino desatamos el caos arriba y abajo, todos pelean contra todos, nadie controla a nadie y nosotros, la humanidad, seremos los trofeos de intercambio, sus mascotas y quien sabe cuántas cosas más se les ocurran.
Ve a Sam digerir la noticia y no siente lástima por él, no la siente ni por sí mismo, sabe que están jodidos hasta la médula y está aprendiendo a aceptar que cada vez que superen un obstáculo uno mayor le caerá en frente, lo peor de todo es darse cuenta que en su interior hay algo que le impulsa a vencer, aunque esté exhausto y sin motivo, era como si fuese incapaz de darse por vencido aunque implorar por ello.
-¿Nosotros lo hicimos?
Y el instinto de una vida vuelve a él por unos momentos.
-No te culpes Sam, no es nuestra culpa. Hicimos lo mejor que pudimos, cambiamos el curso de nuestras vidas, quizás nada sea como lo esperamos pero eso no cambia que no estaría mejor con el apocalipsis aquí. Le dimos verdadera libertad a la humanidad Sam, quizás no nos alegre completamente el resultado pero puedo asegurarte que es mejor que ser la puta del Cielo o el Infierno – lo mira directo a los ojos y Sam casi adivina un destello del viejo Dean – Tú lo sabes también ahora.
Sam sabe que se refiere a su estadía en el infierno, pero él no quiere hablar de ello, no puede. Se pregunta si su hermano se sentía exactamente así cuando regresó y cómo era posible que fuera tan arrogante de pretender ayudarlo. Le parece ridículo que su hermano se decidiera a confesarse con él. No entiende cómo tuvo el valor de decirle lo que había vivido, cómo reunió la fuerza para contar sus vivencias a alguien que sabía jamás podría entender una mínima parte de lo que había pasado allí abajo. Lo peor era intuir que más que por él mismo, Dean había hablado para complacer a su hermano, para tranquilizarlo, para que creyera que estaba superando el asunto. Sam sabía que Dean jamás superaría lo que había vivido allí abajo y él se sentía como el mayor cobarde e hipócrita del mundo por no corresponder a su hermano en su confianza, pero sabía que sólo causaría más daño si hablaba.
-Entonces, ¿qué hacemos?
-Por ahora nada.
Sam no puede creer esas palabras, no es posible que salieran de la boca de su hermano, él podía estar cambiado, podía no ser tan emotivo como siempre, podía no estar tan preocupado por todos, podía no luchar tan arduo como antes para salvar a todo el mundo, pero no era posible que Dean estuviera cambiado igual que él, Sam podría haber jurado que por el contrario su hermano se preocupaba más ahora que antes, se esforzaba más. Dean se pone de pie y se aleja hacia la puerta.
-¿A dónde vas? - inquiere preocupado el menor
-Por comida – contesta el otro y se larga con su andar felino mezclándose en la oscuridad de la noche.
Sam se queda de pie, mirando la puerta. No puede pensar, no quiere hacerlo, no quiere interiorizar esa imagen de su hermano. No quiere que Dean esté cambiado a tal punto, quiere a su hermano, al de antes, al de siempre. Quiere al Dean risueño y bocazas, no a ese ser obscuro y vacío.
Lo que más le duele es saber que él tiene la culpa de ese cambio, si tan sólo hubiera corrido hasta su hermano cuando regresó del infierno, pero no podía cambiar el pasado, una vez más se equivocaba y como siempre el que pagaba los platos rotos era el mayor. Sin embargo no podía decirle a su hermano todo, aunque se le rompiera el alma por verlo tan destruido no podía explicar todas sus razones.
En eso piensa cuando alguien le habla.

******************

-Hola Sam
Y Sam casi lanza un grito de la sorpresa.
-Cass! - la sorpresa es doble, porque si el hecho de que aparezca de la nada es de por sí apabullante el factor de que lo haga sin que Dean lo llame o esté presente es aún mucho más extraño - ¿qué te trae por aquí?
-Hablé con tu hermano
-Sí, me lo dijo
La mirada del ángel se centra extrañada en él.
-No creí que lo hiciera
-¿Por qué lo dices?
-Me pareció que te causaría algún dolor y Dean siempre intenta protegerte de esas cosas, por eso no hablé con los dos a la vez.
Sam se volvió porque no quería que Castiel viera su rostro, su expresión al hablar.
-Sí, bueno, parece que Dean ya no considera necesario protegerme de todo.
-Te duele
Lo dice de manera tan suave y determinante, Sam sonríe irónico y se da cuenta que el ángel no necesita verlo para saber lo que siente, ni siquiera sabe si se ha dado cuenta de que lo siente, quizás simplemente hable de un hecho que sabe seguro sólo por haber conocido a los dos hermanos.
-Sí – reconoce con pesar, no puede hacer nada y a pesar de todo le duele, porque se da cuenta que cada día pierde más a su hermano, ese que le cuidó toda una vida, ha hecho algo realmente mal, nunca imaginó que pudiera causar un dolor tan grande pero ver a su hermano le demostró que había cometido un error táctico, un error enorme, quizás había matado para siempre el hermano que amaba, el hermano por el que sacrificó todo, creyó darle una vida simple y feliz y ahora descubría que le había estado matando. Un Dean sobreviviría a todo eso, porque esa era la naturaleza de Dean, sobrevivir, pero no sería aquel que había estado a su lado siempre.
-Lo siento
Dice su visita no invitada y el siente ganas de golpearlo sólo para ver si un acto de violencia le alegra el día, pero se contiene, dejar la furia salir no es un buen antídoto para el mal que tiene así que lo deja estar, respira profundo y pretende que nada se ha dicho.
-¿Y qué es lo que quieres hablar conmigo?
Castiel no entiende mucho a los humanos y Sam a cambiado demasiado para que el pueda comparar comportamientos, aún así sabe que le están saltando de tema y decide seguirle la corriente, después de todo él no está capacitado para tratar con sentimientos como esos.
-Creo que Dean no ha entendido la importancia de lo que le he dicho
-¿Por qué piensas eso?
-Se quedó muy tranquilo, creí que gritaría o insultaría, el comportamiento típico de Dean, pero...
-No hizo nada, ¿verdad?
-¿Cómo lo sabes?
-Porque se comportó de la misma manera cuando me lo contó a mí – entonces sí se volvió a ver al ángel – Pero sí lo ha comprendido, es sólo que no ha reaccionado.
-Tu hermano también ha cambiado
Ahora sí Sam no puede evitar una risa sarcástica, una que sorprende a Castiel y le hace elevar una deja.
-¿Te parece Cass? - pregunta irónico – Te diré algo, si yo estoy diferente, Dean parece un ser nuevo. Parece el mismo por fuera, sonríe como siempre, se preocupa por los inocentes más que nunca, pero por dentro no siento a mi hermano, es como si ya no estuviera allí.
Cass no dice nada, eso le preocupa, alza la mirada y lo ve con el ceño fruncido y sin saber porque le revuelve las tripas inquietas.
-¿Qué? - pregunta alzando un poco la voz
-Lo necesitamos. Al Dean de antes, al que pelea aunque no crea ganar. Ustedes, la humanidad, le necesitan.
-¿Por qué a él?
-A los dos en realidad, a tu hermano y a ti.
-Otra vez nosotros
Castiel advierte que Sam tampoco reacciona como lo esperaba, ambos hermanos eran muy diferentes a un año atrás.
-No parece afectarte la situación.
-Te equivocas, es sólo que estoy resignado, por alguna razón Dean y yo siempre terminamos en el centro de todos estos sucesos. - hace un gesto vago con la mano – A veces me pregunto si sabrán que existen seis billones de personas en el mundo.
-Sí lo saben – Una risita se le escapa a Sam porque Cass se toma todo tan literal siempre – Pero he llegado a creer que son sus experiencias vividas las que les hacen estar siempre en el punto de mira.
-No entiendo
-Se lo he dicho a Dean también. Creo que todo lo que ustedes han experimentado es único, nadie, ningún otro humano ni en el planeta ni en la historia ha vivido nada como lo que tu hermano y tu han hecho. Eso los hace únicos, especiales. Tengo la teoría de que cada vez que superan una de estas pruebas se apuntan a una mayor.
-Supongo que eso significa que ahora estamos más jodidos que antes.
-Lo mismo me ha dicho Dean.
-Quizás no cambió tanto como creíamos.
Sin pretenderlo ni entenderlo una sonrisa cruza fugaz por el rostro del ángel.
-¿Lucharás? - le pregunta al menor de los cazadores.
-Ambos lo haremos Cass. Siempre lo haremos, mientras podamos.
Castiel le mira y sabe que es cierto, por eso admira tanto a estos humanos, no se rinden y parece ser que siempre eligen la opción correcta, aunque les lleve tiempo y equivocaciones, siempre terminan haciendo las cosas de tal manera que logran sorprender a todos.
-Bien – dice desapareciendo en un sonido de alas invisibles
Sam se queda duro en el lugar, ¿pero qué demonios, acaso sólo había venido para saber si pelearían?, ¿no era evidente?, ¿qué pasaba ahí?
Escucha la puerta, es Dean que ha regresado

***********************

-Cass estuvo aquí – le lanza apurado
-¿Qué quería? - no luce sorprendido de que no hubiera querido hablar con él
-Aparentemente saber si pelearíamos en lo que sea que se nos esté viniendo
-Cass es un idiota – dice mientras saca la comida y las cervezas.
-¿Por qué dices eso? - pregunta Sam sintiendo que es lo único que pregunta esa noche, Dean se vuelve a verlo, lo mira con detenimiento, luego vuelve la vista a su hamburguesa.
-Por lo visto tú también eres un idiota
Sam se cabrea por el insulto
-¿De qué hablas Dean? - la tensión se rebela en su voz y ahora sí está seguro que esa es su frase del día.
-Si ambos se andan preguntando si lucharé o no en esta batalla es porque los dos son idiotas – entonces se pone en pie y encara a su hermano, lo mira a los ojos y la mirada verde parece traspasar al otro, sin notarlo Sam retrocede un paso. – Yo nunca, NUNCA, dejaré de pelear Sammy, JAMÁS dejaré de defender a los más débiles. Y si tu y yo somos mínimamente responsables de lo que sucederá en los próximos tiempos, puedes apostar tus casi dos metros de humanidad a que YO estaré primero en la línea de defensa – Empuja un dedo en el pecho de su hermano - ¿Estamos claros?
Sam mira sus ojos y ahora sí que puede ver un poco del antiguo Dean allí dentro.
-Sí Dean, bien claros.
El mayor se vuelve a la mesa, toma la hamburguesa y se dedica a comer como si nada hubiese pasado. El menor sonríe apenas, quizás después de todo tenga una posibilidad de ayudar a Dean, quizás mueran dentro de poco, quizás salven al mundo de nuevo, quizás pierdan todo de una vez por todas, pero quizás también tengan una última oportunidad de ser hermanos como antes.

Continuará...


Besos y Buena suerte :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario