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sábado, 26 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 9

Wiiiiiiiiiiiiiiii, estoy feliz de seguir comportándome con las entregas diarias!!!

Si alguien sabe si se puede poner o no emoticones en un blog, me avisa!


Capítulo 9


El cielo estaba cubierto de nubes, los rayos de luz intentando sin éxito colarse entre ellas, parecía el presagio de un día difícil en una larga sucesión de días de ese estilo. En el mes transcurrido desde el regreso de Mary también habían vuelto Jo, Ellen, Ash, William (el padre de Jo), y cerca de treinta cazadores más, entre ellos amigos de Bobby que llevaban mucho tiempo convertidos en cenizas. Muchas resurrecciones, excepto una.
Una legión de cazadores comenzaba a formarse en una campo en medio de la nada de un mundo a punto de ser atacado por una fuerza que no conocían, los regalos del destino les acercaban personas a quienes habían perdido sólo para ser utilizadas en una batalla contra algo, que Dean sabía, no tendrían la fuerza para detener. El destino de todos los allí presentes y quizás de la humanidad en su conjunto dependía de las acciones a tomarse en los próximos tiempos, acciones que nunca sabrían correctas o no hasta que el final de la pelea les mostrara los números de los caídos y vencidos.
Decir que Dean comenzaba a sentirse abatido es decir una redundancia, un hombre que no se cree más que eso no puede estar feliz e impaciente porque la gente regrese de sus tumbas prestas a servirle en una pelea que les quedaría grande. Decir que ver cerca suyo gente a la que amaba le alegraba era ver un lado de la moneda, porque si conocía algo sobre ellos era que dolía demasiado perderlos, demasiado para pasar por ello una segunda vez, o una tercera si de Sam se trataba.
Verlos le producía una alegría sombreada de la tristeza más aguda que podía soportar, no necesitaba ser vidente ni psíquico para imaginar lo que significaban esos sucesos, si estando frente al apocalipsis nadie había tenido la urgencia de vestirlos con sus propios guerreros, era porque lo que tenían en puerta sólo podía ser mayor, peor.
Que esas personas lo miraran cómo si tuviera guardada la llave que develara el secreto no ayudaba, porque él no era especial, no era mejor que ellos, ni más inteligente, ni más capacitado, le faltaba experiencia para ello y sin embargo no habría allí ni un sólo ser que guardara en sus memorias las vivencias necesarias para enfrentar el nuevo reto.
Pasaba el tiempo hablando, tratando de averiguar algo, decenas de personas investigaban todo el día en textos antiguos, cientos estaban siendo entrenadas, Samuel había tomado el liderazgo sólo porque Dean nunca lo había pedido, las cacerías eran organizadas en la sala principal, y los resultados se apreciaban por todo el país donde eran destinados ese número fuera de serie de cazadores aburridos y nerviosos.
Dean se preparaba sólo, física y mentalmente, su cuerpo había recuperado cada habilidad que alguna vez había tenido y otras nuevas, su mente estaba cerrando poco a poco la capacidad de sentir, la sabía necesaria, vital.
Cada día se sentaba en la colina más cercana, nadie, salvo Sam o Jo se atrevían a molestarlo, el resto lo dejaba tranquilo, cavilando sobre el futuro. Pero claro, Sam sí lo hacía y por eso su gigantesca figura se sentó a su lado viendo juntos la claridad irse siendo reemplazada por la oscuridad absoluta de una noche sin luna.
-Siguen llegando, uno tras otro.
-Es ayuda Dean, alguien nos envía ayuda.
-Alguien nos envía sacrificios Sam – aclara el mayor sin sentimientos en la voz - ¿Acaso crees que seremos capaces de enfrentarnos a lo que sea que necesite que la gente resucite para intentar detenerlo?
-Si lo hacen debe ser por un motivo, quizás ese sea el darnos una posibilidad contra este mal.
-¿Fe? ¿Aún guardas fe dentro de ti?¿Después de lo que vivimos?
-Supongo, no sé – estudia a su hermano, reconoce esos ojos, esa mirada – ¿Estás perdiendo la fe en nosotros, como cuando pensabas dar el sí a Michael?
-No, Sam. No es eso, son ellos, veo a todos los que han vuelto y quiero ser feliz, disfrutar este momento que reconozco fugaz, pero ¿sabes qué pienso?, que los voy a perder otra vez, sólo en eso puedo pensar y lo hago porque es lo que la vida siempre nos ha dado a ti y a mi, si conocemos algo bueno lo perdemos.
-Pero vienen para pelear, nos lo han dicho, quien fuera que los regresó los hizo elegir, quedarse en el paraíso o volver a la Tierra y pelear por la humanidad y ellos eligieron luchar – mira a su hermano que no aparta la vista del infinito de la noche – Ellos decidieron Dean, nadie les obligó, decidieron venir.
-¿Para qué Sam? ¿Para qué? - el menor es testigo de la desesperación creciendo en el mayor - ¿Para morir de nuevo en una guerra santa?¿Para pelear a nuestro lado?¿Quienes somos nosotros dos para que el destino de toda esa gente dependa de nuestras acciones?¿Quienes somos para que el futuro de la humanidad esté en nuestras manos?¿Realmente te crees capaz de cargar con esta responsabilidad?
-Creo Dean que si me sintiera capaz de algo así no serviría para el trabajo
No ayuda, lo sabe, pero es la verdad, nadie, ningún hombre o mujer de ese mundo estaba o estaría nunca preparado para algo así.
-Fundamentalmente creo que no es mi trabajo, es el tuyo. - agrega sin malicia - Ellos no preguntan por mí, Dean, preguntan por ti. Miles de cazadores están resucitando en el mundo y todos vuelven con sólo un nombre en la mente, Dean Winchester. Podría apostar que es una tarea que se te ha impuesto por niveles más altos de los que ocupamos tu y yo.
-Dios – lo dice con asco – Dios es un idiota pagado de sí mismo, y si no es Dios es otro tan estúpido como él. ¿Sabes qué creo? Que soy el chivo expiatorio, todo esto se va ir al carajo y cuando todo termine y busquen un culpable seré yo, el humano que no pudo con su misión, el humano que no supo qué hacer.
-¿Y si lo sabes?
El mayor sólo lo mira, casi con dolor en los verdes ojos, no agrega palabra, se pone en pie y caminando lento se aleja, no han discutido, no está ofendido o furioso, sólo dolido, Sam sabe que su hermano ha estado dando vueltas a todo lo que ocurre una y otra vez, no debería haber dicho algo tan poco acertado.
Dean decide salir del campamento cercado, siente que los alambres se le echan encima, siente la claustrofobia crecer a cada instante, mientras se aleja percibe los ojos sobre él, como si esperaran a que le naciera una varita mágica del culo que solucionara todos los problemas. Él no tiene magia en su interior, no tiene secretos ni ideas, está agotado de recursos y respuestas. Se aleja por el camino sin mirar por dónde pisa, los ojos perdidos en la nada, la mente vagando, no escucha el auto que se acerca, no lo nota hasta que los faros lo iluminan. Se aparta del camino dándole paso pero el auto se detiene unos metros antes de alcanzarlo, por un minuto nada sucede, peatón mira el automóvil, automóvil queda estático en el espacio, por un minuto, entonces la puerta se abre y una figura se abre paso entre los haces de luz hasta formar un contorno oscuro, sin rostro, sin identidad y la sombra habla.
-¿Dean?
La palabra no lo perturba, la ha escuchado de cientos de personas en el último tiempo, cientos de desconocidos. La voz sí lo afecta, porque no la escuchó en ese tiempo y la conoce, como conoce la propia y el mundo se le viene encima, porque aquel que faltaba ha llegado y él no sabe como reaccionar, quiere correr y abrazarlo, quiere reír y llorar, quiere huir para no se juzgado, quiere insultar por haber sido utilizado. Quiere tanto que no hace nada y es el hombre quien se acerca y aprieta entre sus brazos.
Demasiados sentimientos encontrados que no lo dejan reaccionar de ninguna forma, se queda ahí, siendo sostenido, sin interactuar, sin hablar, con el alma dividida entre el gozo, la rabia y el miedo. Quiere a ese hombre, lo idolatró por años, lo odió otros tantos, quiere acusarlo de abandonarlo, de encargarle una tarea demasiado pesada, de no haberlos puesto a él y a su hermano antes que la venganza, pero teme el juicio también, porque él no es trigo limpio, porque él falló donde el otro resistió, porque sin duda había sido un buen entrenador de carácter y él había fracasado aguantándolo, él se había traicionado a sí mismo y sabía que todo lo que tenían encima provenía de su debilidad en el Infierno. Como dijo Cass, salían de una para entrar en otra mayor y él había iniciado el círculo.
Finalmente vence una de todas esas cosas, finalmente Dean sabe lo que quiere, por dónde empezar, porque después de todo él es así, ante todo es un hombre de familia, así que devuelve el abrazo, aprieta al hombre contra sí.
-Papá – dice y esconde en su tan entrenada máscara todos los demás sentimientos dejando fluir unicamente las lágrimas del reencuentro.

Continuará...


Muchos Besotes!! :D

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