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lunes, 21 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 4

Ah, otro más, que vengo mal con las entregas!!!


Capítulo 4


-¿Agua bendita? - pregunta incrédulo Sam - ¿Te inyectas agua bendita cada día para que te sirva de veneno?
-Bueno Sammy, no soy un puto científico y no tengo tu inteligencia, me pareció sencillo y … - sonríe sobrador – he probado que funciona, ¿no?
El menor mira a su hermano como si le hubiese surgido una segunda cabeza.
-¿En las venas?
-Sip
-Eres increíble!
-Lo se – sobra a su hermanito y le dedica una de esas sonrisas que hacen que el mundo quiera sonreír con él.
La llamada los interrumpe, las noticias son inquietantes y ponen rumbo a su nuevo destino de inmediato, Sam no quiere que Dean siga manejando pero éste no dejaba de ser menos porfiado con los años, al contrario, cada día era más cabezota.
Bobby les había comunicado que Lisa había sido atacada y estaba muy grave en el hospital, Ben estaba a salvo porque se encontraba en casa de un amigo mientras se producía el ataque, pero cuando regresó encontró a su madre en un charco de su propia sangre, el chico había actuado rápido y sin pensar demasiado, por instinto, llamó a la ambulancia y a Bobby porque era más fácil de localizar que Dean.
Bobby ya estaba en el hospital y todo lo que podía decirles era que el estado de la mujer era grave y que parecía brujería.
Cuando finalmente llegaron al hospital, después de conducir sin detenerse durante un día, todo había terminado, Lisa estaba muerta y Bobby se había llevado a un traumatizado Ben a descansar. Dean quiso ver a su mujer y hablar con la doctora que la atendiera. Sam sabía que esto estaba matando a su hermano, lo había visto en el auto mientras conducía, los ojos fijos y secos en el asfalto y las manos aprisionando el volante fuerte hasta que quedaron blancas mientras la sangre teñía las vendas de su brazo izquierdo. No fue capaz de encontrar las palabras para hablar con él y sinceramente no sabía siquiera si existían.
Creyó, erróneamente, que nada podía empeorar lo que estaba sucediendo, creyó eso hasta que escuchó la última frase de la doctora
-Lo siento mucho, siento lo de su esposa y el bebé.
Esas palabras hacen que Dean retroceda un paso y Sam cierre los puños y no puede evitarlo pero huye de la presencia de su hermano y la doctora, sabe, entiende lo que la mujer está a punto de explicarle a su hermano pero Sam no tiene la fuerza para escuchar.
Se aleja de los dos y se siente como un cobarde, pero no puede ver el cuchillo que se está clavando en el corazón de su hermano, así que se aleja, prácticamente corre por el pasillo hasta que ya no puede escuchar la voz de la doctora y ahí se queda, mirando la pared, prohibiéndose pensar o sentir.
Pasa la gente, pasa el tiempo.
La pared es lo único que sus ojos registran y un dolor más grande del que creyó poder sentir le recorre cada parte del cuerpo, quiere proteger a su hermano pero la vida se encarga de impedírselo a cada instante, se pregunta si Dean se había sentido de la misma manera cuando intentaba salvarlo de Azazel, de su adicción, de su destino. Porque era tan agotador pelear cuando veía que ha cada paso la piedra en su camino crecía de tamaño, tan cansador, tan agobiante.
No puede y no quiere, evitar la culpa que le fluye en las venas, sabe que no le puso las cosas fáciles a su hermano cuando su propia vida dependía de ello y es justo por eso que debe seguir, debe ayudar a su hermano, aún no sabe cómo ni por qué, pero Cass ha dicho que los necesitaba, pero él reconoce para sí mismo un objetivo más egoísta, él necesita a su hermano, lo necesita más que nunca y le avergüenza pedir su ayuda porque se sabe indigno de ella.
De repente es consciente que no ha escuchado ningún grito, que no escuchó las cosas romperse ante la furia destructiva que Dean debía estar sintiendo, han pasado horas y no ha visto ninguna explosión sentimental o llanto de derrota. Nada ha pasado, sólo silencio, el miedo le atenaza el corazón y comienza la búsqueda de su hermano por ese tétrico lugar.
Lo encuentra en la morgue, sobre una de las placas frías e impersonales se encuentra el cuerpo roto y pálido de Lisa y aunque Sam no la conoció mucho le duele ver a una persona tan vital en ese estado, pero el que termina de romperle el alma es su hermano, está de pie junto a ella, sin tocarla, sin llorar, por lo que Sam sabe, Dean ha estado ahí por más de dos horas y puede saber al ver a su hermano que no ha llorado una sola lágrima, pero el vacío que hay en sus ojos hace que una estadía en el Infierno suene tentadora.
Sam entra en la habitación, Dean sin verlo sabe que es él, puede sentirlo, él reconoce a su hermano aunque esté cambiado, aún puede reconocer a su hermano, su esencia. La presencia del otro hace que reaccione, sabe que ha estado ahí un largo rato, puede sentirlo en sus piernas acalambradas. Pero ahora entra en acción, ha tomado una decisión que se ha abierto paso entre la nebulosa que es su mente. Toma a Lisa en brazos y se dirige a la misma puerta por donde ha ingresado Sam, ni siquiera le mira cuando lo adelanta, sabe que Sammy le sigue, camina por los pasillos del hospital intentando llegar a la azotea, con un solo objetivo.
Sam no sabe que hacer, no sabe qué pretende su hermano, piensa que alguien va a intentar detenerlos pero le sorprende ver que todo aquel con quien se encuentran les abre camino, como si el dolor que el otro hombre cargaba fuera palpable para todos, nadie mira el cuerpo, todos miraban al hombre y con sólo verlo le dejaban el paso libre, pacientes, visitas, doctores y policías, nadie intenta detenerlos, nadie habla y lo que es más extraño aún, Sam nota sus miradas que corresponden al dolor de su hermano, algunos lloran inclusive, otros inclinan la cabeza en señal de respeto y otros en señal de vergüenza. Sam no sabe qué sucede, pero sabe que es especial, que su hermano está provocando eso aunque sea incosciente, puede sentir que lo que pasa a su alrededor es especial y único.
Dean alcanza su objetivo y logra llegar a la azotea con su preciosa carga, camina hasta el centro de la misma y dice una sola palabra una sola vez.
-Castiel – no grita, ni siquiera ha levantado la voz, pero no hace falta, milésimas de segundos han pasado y el ángel está frente al cazador.
La sorpresa de Sam es completa porque ve reflejado en el rostro del ángel el mismo dolor que ha visto en su hermano y cada persona del hospital, inclusive ve lágrimas en los azules ojos.
Dean no dice palabra, le entrega el cuerpo de Lisa a Castiel y se aleja un paso. El ángel tampoco dice nada, inclina en señal de afirmación la cabeza y desaparece.
-Vamos Sammy, hay trabajo que hacer – ordena el mayor.
-Dean, quiero saber que ha sucedido, quiero que me expliques que fue todo esto.
El otro hace una mueca que Sam interpreta como “Mira quién pide respuestas ahora”
-Tenemos una bruja que encontrar Sammy.
-Me importa un carajo la bruja, quiero saber que pasó acá – insiste porque entre ellos hay una diferencia crucial, Dean siempre termina cediendo ante el menor.
Su hermano se vuelve a ver el sol que se pone en el horizonte, una parte de la mente de Sam nota que es una atardecer hermoso de tonos rosa, violeta e índigo, los colores se posan como una máscara de luces sobre el rostro de Dean confiriéndole un aire mágico y místico.
-Cass me debía un favor, Sammy. Me debía el sacarte del Infierno, dijo que no podía hacerlo, que era peligroso, que podía deshacer todo por lo que habíamos luchado. - cierra los ojos y deja que los últimos rayos de sol bañen sus facciones – Hoy a pagado su favor.
-¿Qué hizo?
-Un par de cositas. - deja que las cuencas verdes oteen la distancia permitiendo que Sam sea testigo de un dolor resignado, uno que casi hace saltar lágrimas al menor sin entender el motivo – Cass ha revivido a Lisa, se los ha llevado a ella y a Ben lejos de todo esto.
-Ellos te quieren.
-Lo se, por eso me olvidaran – Sam no entiende esas palabras – Ninguno de los dos me recordará, ni a mí, ni a ti, ni nada sobre criaturas extrañas en la noche – agrega en un murmullo ahogado por la pena – Cass borrará sus memorias, plantará una año de recuerdos amenos que reemplazaran los míos. Lisa y Ben me olvidarán para siempre.
-Dean, es una locura – argumenta el menor negando con la cabeza.
-Locura fue cumplir mi promesa, Sammy. Locura fue invadir sus vidas y ponerlas de cabeza, no importa que Lisa diga que la pasó bien, no importa que Ben me sienta como un padre, sus vidas se fueron al demonio por mi culpa, es mi responsabilidad devolvérselas. Quizás sea mi sino el destruir todo aquello que toco, pero hoy me dieron la chance de revertir el daño causado y lo hice desde la raíz.
Sam reconoce en los sentimientos de su hermano los mismos que sintiera él cuando Jess fue asesinada, sabe en lo profundo de su corazón que haría lo mismo si se lo permitieran, aunque le duele la decisión de Dean, también la entiende.
-¿Y.....y el …..el..... - Sam no puede decir la palabra pero su hermano sabe a qué se refiere que pregunta.
-No existirá – declara contundente – No hay forma de que un hijo de mi sangre pueda tener una vida normal en tanto estemos metidos en éste lío, si el bebé nace, Lisa y Ben serán perseguidos, así que........... - respira hondo – ...que Cass no lo ha resucitado, su alma irá al cielo y estará a salvo.
-Dean era …
Su hermano se vuelve a verlo y Sam es testigo de la lágrima cargada de dolor que rueda silenciosa por la mejilla.
-Lo se Sam, era mi hijo, pero no voy a traer un hijo a este mundo, no ahora, ni nunca mientras las cosas estén así. Nadie más de nuestra sangre sufrirá si no podemos detener esto Sammy, nadie más – sentencia determinante.

Para Dean, Lisa y Ben habían conformado por un tiempo un sueño echo realidad, el sueño de una familia, no era perfecto porque Sam no estaba, pero aún era una familia, debió imaginar que no dudaría, sentía la tentación de pegarse en la cabeza, qué tonta podía llegar a ser una persona, cómo podía alguien como él siquiera soñar con la normalidad, cómo podía hacerlo cuando sabía desde los cuatro años que lo que amabas te podía ser arrebatado en un segundo.
Se aleja abandonando la azotea con las luces de la noche cayendo en sus espaldas, en las entrañas siente que el sol de ese día se ha llevado la poca paz que le quedaba a su alma, el pozo del vacío está abierto de par en par y asoma su fea cabeza avanzando sobre vida, lo siente en su interior, está vivo y hambriento.
El menor lo ve alejarse reconociendo que ese día ha perdido otro trozo de su hermano, es consciente que la brecha de la herida en el alma de Dean es cada día más grande y él sólo puede agrandarla con sus secretos. A pesar que quiere hablar con su hermano, que quiere contarle la verdad no cree que eso le ayudara al mayor, no lo cree, lo sabe, la verdad sólo agregaría sal a la herida.
Sam observa las sombras siguiendo al mayor, tocándolo, rodeándolo, cubriéndolo y no puede, por un segundo no puede evitar preguntarse si esa oscuridad es la noche o es él.

Continuará...



Besos y buena suerte <3 :D

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