Ipod

miércoles, 30 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 13

Buenos Días!!! (aún no almuerzo :P ) Nuevo capi, siempre creí que éste era medio malo, no me convenció cuando lo terminé, pero bueno, la historia está hecha, no voy a alterar el destino ahora ;)



Capítulo 13


Hay momentos en la vida de las personas cuando están a punto de hacer alguna cosa en que se les cuela la sensación de que algo malo puede pasar, ese día que decides caminar porque presientes que no es una buena idea conducir, el que cambias el camino de todos los días porque hoy te parece mala idea, o que debes llamar a un conocido porque tal vez no tengas otra posibilidad. Es una sensación extraña y molesta que se cuela en el interior de uno y lo hace andar mal todo el día o directamente cambiar los planes que se tenían.
Eso le pasó a Sam ese día, unas horas después de iniciado el viaje junto a su padre se empezó a sentir incómodo, a cada kilómetro que se alejaban la incomodidad crecía, pronto estaba dando golpecitos con los pies y las manos. Finalmente tuvo que detenerse, convencer a su padre de regresar no fue sencillo, pero sentía la urgencia de hacerlo, algo estaba mal, condenadamente mal.
A medida que se acercaban al campamento su ansiedad crecía, no sirvió de ayuda encontrarlo revolucionado, pronto supieron que habían sido atacados, no había muertos, un solo herido, Dean.
Si el padre estaba preocupado el hermano sintió una mano estrujar su corazón, la posibilidad de perderlo estaba siempre ahí, pero no podía ser así, no antes de empezar, no antes de que pudiera devolverle algo de todo lo que le había dado.
Corrieron hasta la sala de urgencias que habían instalado cuando las heridas en los entrenamientos se hicieron moneda corriente, en la habitación hay dos camas ocupadas, en una se encontraba descansando entre sueños su madre, en la otra Dean. Alrededor de la segunda estaban Bobby, Jo, Ellen, Cal, Jim y Christian. Sam y John se acercaron a ellos, sus caras demudadas en muecas de espanto y dolor, los ojos de Ellen estaban enrojecidos y Jo lloraba en silencio, los hombres no están en mejores condiciones, incluso el primo se veía alterado. Cass se mantenía un poco alejado, observando las reacciones humanas como de costumbre. Los recién llegados estudiaron al herido, la palidez que cubría las facciones les lleva a pensar, por un terrible momento, que han llegado tarde cuando le ven hacer una pequeña inspiración que les devuelve el alma al cuerpo.
-¿Qué pasó? - pregunta John.
Todos se miran buscando a quien tenga el valor de contar, la impaciencia hace que Sam sienta el deseo abrumador de empezar a los gritos para obtener respuestas, deseo que casi cumple, pero Bobby toma la palabra.
-Fue Raphael, Sam.
-No es posible, pusimos sellos.
-Yo estoy aquí, es prueba suficiente – interviene oportuno Castiel.
“Cierto” piensa Sam, una cosa era hablar con Dean en campo abierto otra muy distinta poder entrar en los edificios protegidos.
-Bien, de acuerdo, fue Raphael, ¿qué hizo? ¿qué pasó con Dean? - sigue John quitando las palabras a su hijo menor.
-El lo atacó, ese ángel o lo que fuera – habla con voz descompuesta Ellen – Dios! John. - le explica con una disculpa en los ojos - Lo atacó frente a todos nosotros y no pudimos hacer nada, no sabemos qué pasó pero lo vimos ahí, sufriendo, Raphael sólo buscaba.... - se detiene sin poder continuar.
-¿QUÉ? - pregunta impaciente Sam.
-A ti, hijo – le revela Bobby con suavidad – Raphael quería a Lucifer y Dean no se lo dio, así que lo tocó, ya sabes, como cuando te ponen a dormir o te curan.
-¿Lo enfermó? - interroga el muchacho.
-No, él... - intentó explicar el hombre.
-Sam, tu hermano no tiene nada físico, ya lo curé de esas heridas – intervino Castiel – Sólo tenía mal un brazo y la estocada que le hizo al final, cuando ya estaba yo aquí.
-¿Por qué se ve tan mal si ya lo curaste? - pregunta el padre.
El menor puede ver la preocupación en el rostro del ángel, pena inclusive, no son emociones muy expresadas por ese ser y eso lo asusta.
-No lo hirió en el cuerpo, se introdujo en su mente, no sé que vio Dean, pero cuando llegué... - copiando un gesto humano se pasa nervioso la mano por el cabello negro – Miren, vine en cuanto supe que Raphael estaba aquí, cuando llegué a él tenía sujeto a Dean, crucificado en el aire de hecho, al atacar por sorpresa logré romper el efecto bajo el que se encontraba, sin embargo me tomó mucho, demasiado traer la consciencia de Dean de regreso y cuando volvió... - traga con dificultad -...nunca había visto algo así – mira al muchacho a los ojos y deja traslucir en los propios el horror de lo visto – No había nada ahí Sam, era tu hermano, su cuerpo físico, pero dentro de él no había nada, su alma no estaba.
La revelación golpea tanto al padre como al hijo con un dolor sordo. El silencio cae como una mortaja en la habitación.
-Aún así me salvó la vida – agrega el ángel.
-¿Qué? - es John hablando quien no entiende.
-Me impactó, yo...Ver lo que vi me sorprendió y me distraje, Raphael me atacó por la espalda, no habría reaccionado a tiempo, pero Dean vio lo que sucedía, me apartó al tiempo que tomó mi espada y lo mató.
-¿Dean mató a Raphael, a un arcángel? - cuestiona Sam con los ojos entrecerrados pensativos.
-Sí.
-¿Por qué? Es decir, si él no estaba en su cuerpo ¿por qué salvarte? - a John no le importa que su hijo matara a un ángel, sólo le interesa saber sobre su estado.
-Creo que fue instinto, estaba en peligro y me protegió, sólo una reacción.
-¿Sigue así? ¿Cómo lo viste cuando volvió? - es Sam quien se lo plantea.
-No, al menos no lo creo. Después de matar a Raphael me llamó por mi nombre, antes de que lo curara, pude ver que estaba de vuelta, pero no sé cuáles serán las consecuencias.
-¿Entonces? - interrogó John.
-Hay que esperar, sólo queda esperar. - recalcó Bobby.
Un sollozo los interrumpió, era Mary.
-¡Dios! Basta, por favor basta, que se detenga, que no grite más, basta,¡¡por favor!! – hablaba entre sueños a causa de los calmantes que le habían suministrado.
-¿De qué habla? - preguntó John mientras se acercaba a ella y con ternura la sostenía entre sus brazos.
Las miradas volvieron a recorrerse, especulando, ¿cuánto contar?¿cuánto dolor transmitir?
-No sé qué pasaba en su mente pero gritaba – Bobby cierra los ojos he inspira juntando fuerzas - Nunca olvidaré esos gritos – mira al chico – Sam, no quieras saber, por favor, no creo que seamos capaces de explicarlo, pero parecía que le estaban arrancando el alma a hachazos, repetía una y otra vez lo mismo, las mismas palabras, entre alaridos, lamentos y jadeos, siempre las mismas... “No, no lo haré, nunca lo haré”, una y otra vez.
Las palabras se cuelan en el cerebro de Sam y entiende qué significan porque las ha escuchado antes, se las mostraron en recuerdos, recuerdos de su hermano en el Infierno, saberlo le quema el estómago, se lo revuelve y lo estruja hasta que el dolor mental se transforma en físico.
-¡No!
Se le escapa mientras el resto trata de ayudarlo preocupados de ver el rostro del muchacho volverse tan blanco como el del mayor.
-¿Qué tienes? - pregunta su padre
-Yo....... nada – dice sin levantar la cabeza – Se que vio Dean, dónde estuvo.
Lo miran esperando la respuesta.
-En el Infierno, ¿verdad? - pregunta el ángel
-Sí – reconoce con el dolor burbujeando en cada célula del cuerpo - ¿Sabes cuánto pasó allí Cass?
-No, pero Sam – mira a Dean – Tiene que haber sido mucho, para que un ser termine en el estado que le vi pasa mucho.
-¿Cuánto? - exige la respuesta.
El ángel lo piensa, estudia las probabilidades.
-Milenios Sam, pasan milenios. Dean tiene que haber vivido miles de años en ese corto tiempo. - deja la noticia recorrer los presentes - ¿Qué eran las palabras? - pregunta el ángel porque imagina la respuesta.
-Se negó – el dolor le cierra la garganta – Se negó a torturar, a romper el sello, se negó una y otra vez, por milenios.
La revelación hace entender a los presentes, sólo horas para ellos habían sido miles de años para Dean, pero lo más importante, habían sido miles de años en el infierno, siendo torturado para aceptar un destino que se negó a cumplir, el muchacho había luchado todo ese tiempo para que ellos no vivieran el Apocalipsis. Milenios protegiendo personas a las que ni siquiera recordaba.
Dean no lo sabía, no podía saberlo ni imaginar, que sus acciones tendrían consecuencias, su negación en una fantasía se convirtió en cuento oral, una historia transmitida una y otra vez entre los cazadores resucitados, entre los que venían de afuera, los que aún no llegaban y se enterarían que ese que buscaban los había protegido, aún vencido, aún perdido en el olvido había intentado su salvación, que era un hombre capaz de pasar la eternidad en el Abismo para salvarles a todos. A partir de ese día su nombre empezó a sonar por el campamento y por el mundo rodeado de aires de leyenda.

**************************

Sam, Cass y Bobby se encontraban solos con la cama de Dean entre ellos, los demás se marcharon a descansar, aún su padre se había ido llevándose a Mary.
El menor siente la culpa atrapada en el pecho, si no fuera por él, por Lucifer su hermano no habría tenido que aguantar ese martirio, volver a vivir el infierno no era algo que Sam pudiera imaginar siquiera y Dean no sólo lo había hecho, había estado más tiempo y había logrado la segunda vez lo que no logró en la primera, resistir.
El miedo que se colaba en sus huesos por no encontrar a su hermano cuando despertara le complicaba mantener la mente tranquila y someter a Lucifer, rogar era estúpido, nadie parecía preocuparse por ellos, aún así sentía el ruego latir en la lengua, a punto de salir en forma de voz y si bien se mantenía callado su mente hacía el trabajo, el ruego silencioso se repetía en su cabeza, que Dean estuviera bien, que su hermano estuviera bien.
Su hermano, siempre la pagaba su hermano, ¿habría alguna regla en alguna parte que dijera que Dean debía tener una vida de mierda?¿no tenía derecho a ser sólo una persona más?
-Hay algo más – habla Castiel interrumpiendo la quietud imperante causando un pequeño espasmo de sorpresa en Sam.
-Dime – contesta resignado el muchacho
-Alguien los delató, alguien hizo venir a Raphael y le dejó el camino limpio. Es una suerte que te marcharas o estarías muerto.
-¿Qué podemos hacer? - pregunta práctico Sam, no tiene sentido engañarse, Dean es su mayor preocupación, pero hay otras cosas en juego también, como tener la cabeza del desgraciado que los engañó en bandeja de plata
-Llama a un empático o un psíquico, te ayudará para saber quién es el traidor y también con el entrenamiento que debes empezar.
-¿Conoces alguno?
-Puedo ayudar.
Se quedan en silencio unos instantes.
-Mató a un arcángel Cass, creí que sólo los ángeles podían matar a otros como ustedes y Dean no sólo mató a uno, ahora se carga a un arcángel. ¿Cómo lo hizo?
-No lo sé... - el tiempo se extiende
-¿Qué? - pregunta Bobby ante la falta de palabras de Castiel.
-No cerró los ojos, él no cerró los ojos, vio la gracia de un arcángel quemarse frente a sí y no cerró los ojos, no le supuso daño.
-¿Qué significa? - increpa Sam
-No lo sé – mira sincero al humano frente a él y una mueca en forma de sonrisa se le escapa – Parece que últimamente no sé nada y en lo que respecta a tu hermano, no entiendo mucho Sam, él es muy complicado y siempre está rodeado de sucesos y cosas imposibles.
Un quejido los interrumpe, se vuelven a ver al hombre que comenzaba a despertar, abre los ojos, los mira extrañado y por un segundo Sam teme que no los recuerde, entonces habla.
-¿Qué soy, Blancanieves y ustedes los enanitos del bosque?
Sam no reprime su sonrisa en tanto se acerca a su hermano.
-El enano eres tú Dean – lo abraza
-Cuidado Samantha – dice el rubio – No me mojes la remera con tus lágrimas.
Sam ríe, ese que escucha es Dean, es más Dean del que ha tenido en mucho tiempo, de alguna manera su hermano ha regresado completo a él. Castiel no puede más que sorprenderse una vez más por ese humano que rompe cada molde que existe, mientras Bobby sonríe con el orgullo pintado en la cara.
Mira al ángel que le salvó del calvario que estaba viviendo horas antes.
-Gracias.
-Gracias a ti – dice el otro.
Asiente con un movimiento de cabeza, no necesitan más.
-Estabas apurado en la mañana – al menos espera que fuera esa mañana puesto que no recuerda cuánto ha estado durmiendo - ¿No te largas ahora?
-No.
Algo en la actitud, la mirada, hace que le moleste.
-¿Por qué? - pregunta presintiendo que es importante la respuesta, Bobby y Sam sienten lo mismo de pronto así que clavan sus miradas en el ángel.
Castiel se lo piensa antes de contestar, ha pasado mucho ese día como para agregar más, pero no puede callar, sería peligroso hacerlo.
-No puedo – cruza su mirada con el humano, el lazo de reconocimiento que los une se tensa alerta ante las palabras que se van a decir - Michael ha vuelto al Cielo.

Continuará...

Besitos <3<3<3

No hay comentarios:

Publicar un comentario