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domingo, 27 de marzo de 2011

Misión - Capítulo 10

Con éste capi vamos un tercio de la historia, uf, falta aún :P



Capítulo 10


Había sido una semana de locos, el regreso de John, las explicaciones, las teorías, las preguntas incansables, su padre había vuelto y parecía que nunca se había marchado, seguía igual que antes, hablaba igual, organizaba igual y ordenaba igual. Sólo que su padre no era el mayor ahora y a Samuel no parecía caerle muy bien que el yerno no aprobado intentara robarle el control de la situación. Si Dean los veía a menos de cinco metros de distancia entre uno y otro se alejaba tan pronto como sus piernas se lo permitían, Sam se quedaba tratando de generar un poco de entendimiento entre esos dos hombres acostumbrados a ser la voz de mando, pero no sólo fracasaba, estaba empezando a desarrollar la misma fobia acerca de su cercanía que su hermano.
Finalizando la semana ambos hermanos estaban agotados de tratar con gente demandante y un padre y un abuelo insoportables. Eran testigos de un nuevo enfrentamiento junto con el resto de los Campbell, sólo se mantenían la mirada mientras trataban de aguantar a dos hombres que parecían niños peleando por un juguete, la voces subieron de tono y habrían seguido si Dean no hubiera visto por la ventana a su madre acercándose, no la había recuperado para que sufriera por cosas que tenían solución.
-Es suficiente – los mayores se detuvieron, medio sorprendidos de que alguien se atreviera a callarlos – Puede que ambos se crean los reyes del gallinero, pero no olviden que lo que está en juego es más grande que decidir cuál de los dos es el jefe o tiene razón en cada maldita cosa. Salgan fuera, bien lejos, mátense a golpes si quieren o hablen. - los mira fijos a los ojos y ambos hombres le responden la mirada – No me importa cómo pero solucionen esto, cuando vuelvan traten de comportarse como la gente experimentada que se supone que son. Las personas en quienes vamos a tener que apoyarnos para sobrellevar estos tiempos.
Se retira de la habitación, toma a su madre del brazo y se alejan juntos, dejando detrás un grupo de personas en silencio, los más jóvenes se marcharon dejando a los otros dos para que hicieran justo lo que Dean había propuesto o para librarse de los gritos que podían continuar.
-Es un hombre extraño – declara Samuel
-Lo es – a John le cuesta, le cuesta horrores tener que ponerse de acuerdo en algo con ese hombre, le cuesta tener que dar explicaciones, consensuar. - Pero tiene razón.
Samuel mira a quien tiene junto a sí, su yerno, nunca llegó a conocerlo bien, no le agradaba cuando era joven, pero ese hombre había tenido las agallas y la fuerza para buscar al ser que había matado a su hija, había encontrado el camino que ellos habían seguido por siglos y se había convertido en uno de los mejores, no lo había conocido, pero muchos otros sí, entre él y sus dos nietos el apellido Winchester era conocido, temido y respetado entre los cazadores.
-De acuerdo, déjame mostrarte algo y luego hablaremos.
Se marcharon juntos, Sam les vio, esperaba no tener que enterrar ningún cadáver esa noche, pero no fue necesario, cuando ambos hombres regresaron había un nuevo respeto, una camaradería, esa que se instalada en una relación cuando se guardan secretos. Todos quedaron gratamente sorprendidos del cambio, Dean se quedó curioso por el camino recorrido.

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El tiempo pasa, las cosas pasan, pero los instintos de Dean se mantienen firme debajo de la superficie de la piel acostumbrada y a pesar de los sucesos recientes no olvida que no confía del todo en su abuelo, que tiene confesiones que hacer a su padre y que debe traer el plumífero culo de Cass para interrogarlo. Todas cosas pendientes en su lista de “Cosas que hacer antes de estirar la pata” y se lo toma a risa porque ya está cansado de estar deprimido.
En uno de sus paseos meditativos, eso dice, pero en realidad huye de todo por un rato, encuentra la razón de por qué no confía en Samuel, se ha alejado un par de kilómetros de la base del campamento, éste se ha hecho tan grande que ocupa varias hectáreas, así que para estar a solas consigo mismo, sin gente preguntando por él a cada instante debe recorrer siempre unos cuantos miles de metros, en esta ocasión ha tomado un camino entre el bosque circundante, aquel que tomaron su abuelo y padre antes de volverse carne y uña, el que viera desde la pequeña casa que ocupa su madre, es siguiendo ese camino que encuentra el motivo de su gusanillo inquieto.
Es una construcción antigua y reforzada, grande, se escuchan gritos provenientes de dentro y Dean no puede, ni quiere, contener su curiosidad, sorpresa se lleva cuando encuentra dentro varias criaturas, vampiros, banshees, brujas, hombre lobos y muchas más pero la que le hace hervir la sangre es la djin que ve, porque se le hace conocida, es la que mató a sus amigos y vecinos a principio de año.
A pesar de la bronca contenida no dice nada y sigue investigando, entonces encuentra lo que buscaba, la razón de todo ello o parte, su abuelo y primos junto con un pequeño grupo de cazadores está entrenando usando esas criaturas, pero hay algo aún más raro, entrenan juntos no en contra.
-Ya decía yo que olía la peste de la mentira en esta familia - dice suave con toda intención.
Los practicantes se vuelven sobresaltados y escucha sin problemas el “mierda” que lanza Samuel, pero no se queda para escuchar las explicaciones, emprende el regreso y es en la tan utilizada sala de reuniones que los nuevos integrantes de su familia lo alcanzan. Están allí también Bobby, su padre, Ash, William y otros cazadores de los cuales no recuerda los nombres.
-Dean, espera – medio le grita su abuelo
-Sí, supongo que puedo hacerlo. Si me dices de qué va todo eso – y no puede evitar ver la mirada que cruza ese hombre con su padre y el resto.
Le duele como ninguno de los presentes imagina que todos sepan menos él, le duele que su padre haya confiado más en ese hombre que apenas conoce que en el hijo que ha hecho todo lo que le ordenó por años, pero es quién es y no dice ni demuestra nada.
-Para ganar esto vamos a necesitar más que cazadores, estamos haciendo una tregua con estas criaturas, van a ayudarnos en la batalla – confiesa Samuel presuroso
-Ni siquiera sabemos contra qué nos enfrentamos – recalca Dean
-Pero tu ángel ha dicho que la Tierra misma estará en peligro y esas son todas criaturas de la tierra, no quieren servir a ángeles o demonios.
A pesar de que lo dicho tiene sentido el secreto no lo tiene y “no es mi ángel” tiene ganas de agregar pero no está de humor.
-¿Por qué si es tan buena idea no lo han dicho antes?
Todos se miran incómodos y antes de que abran la boca lo entiende, de esa manera que a veces te caen las cosas, justo en el lugar correcto.
-¿Es por Sam, verdad? - los mira uno por uno – No me han dicho porque yo se lo diría a Sam.
-Dean, muchacho. Sam tiene a Lucifer dentro, que él sepa nuestros planes es un riesgo que no debemos correr – intenta convencer su abuelo.
Una furia fría invade a Dean. Mira a Bobby y a John sin poder creer que estuvieran de acuerdo con esa excusa.
-Tienen dos opciones – dice contundente – O me permiten contarle todo o él y yo nos largamos de aquí – no hay vuelta atrás en eso, está muy harto de que los juzguen.
No se le pasa por alto la sonrisa sobradora de Bobby, le entibia el corazón saber que el hombre no ha estado precisamente de acuerdo con ese secreto. El resto, a excepción de su padre, empieza a argumentar entre gritos “es un peligro”, “no sabemos qué puede pasar”, “Sam está poseído”, “Lucifer sabrá todo”, “Sam es un peligro”, y el vaso ya lleno de Dean rebalsa, justo cuando Sam ha entreabierto la puerta de la sala con intención de entrar por una consulta.
-BASTA – es la voz de Dean y como el menor la experimentara en otras ocasiones no parece por completo la de él.
Sam observa por la rendija abierta cómo todos se quedan quietos, aguardando, ve a su hermano cambiar, crecer, hacerse imponente sobre gente mayor y peligrosa, él parece una gato salvaje a punto de atrapar a su presa, es una mezcla entre el efecto que ha presenciado cuando Zaira estaba muriendo y en el hospital donde internaron a Lisa. Parece traspasar la piel de su hermano e inundar el ambiente de un efecto dominante sobre quienes lo rodean.
-Ninguno de ustedes tiene derecho a ocultar esto ni a juzgar a Sam – y el aludido no tenía idea que el tema central era él – Pueden argumentar lo que quieran pero si quieren al verdadero culpable de que mi hermano tenga dentro a Lucy, ese soy yo, no él, yo empecé todo esto. – Sam entraría a contradecirlo si no fuera porque tampoco parece poder reaccionar – No voy a permitir que ninguno de ustedes lo denigre por ese hecho, porque si ha sucedido fue sólo para salvarles el culo a ustedes y a su descendencia – no se mueve, no alza la voz, pero continúa – Nadie va a tratar a mi hermano como un paria, no me importa si son familia o cazadores. No sé que está sucediendo allí afuera, pero por alguna razón estoy metido justo en el medio, si no tratan a mi hermano con el respeto que se merece tomo mis cosas y me largo de aquí, los dejo solos en esta batalla que están tan ansiosos por encarar.
Los presentes se quedan mudos por dos razones, una de ellas la voz con que han sido dichas esas palabras, la otra que pueden intuir en esa aura que rodea al joven cazador una fuerza desconocida, una fuerza que les hace preguntarse si no será cierto que ese hombre esconde dentro de sí, aunque no lo sepa, el secreto para ganar esa guerra.
El muchacho se mueve buscando la salida y se encuentra con la sonrisa apreciativa de su hermano, le responde de igual manera, no necesitan hablar, son una unidad, ellos contra el mundo si es necesario.
El resto cuenta, por supuesto, no saben el motivo de la necesidad de ese joven pero no pueden perderlo, hablan con Sam y con Dean, les cuentan sus planes, sus proyectos, las criaturas que han logrado convencer, cuántos seres sobrenaturales han prometido su apoyo en la lucha y los hermanos están sorprendidos porque sienten que la que se acerca es realmente una batalla por la Tierra, por el derecho a seguir habitando su planeta.
El mayor decide en ese momento que debe hablar con los demás cazadores, debe dejar las cosas en claro aunque no sepa bien cuáles. Le pide a su abuelo que los reúna y aunque toma un buen par de horas tener a la gente reunida lo logran, Dean no quiere dar un discurso, sólo aclarar algunos puntos, ser sincero con todo el mundo. Se siente ridículo de pie frente a tantos, se ve como en esas películas que el héroe da el discurso alentador que lleva a la victoria, pero él es demasiado sincero consigo mismo como para hacer algo así.
-Mi hermano y yo hemos cometido durante nuestras vidas terribles errores que han desencadenado sucesos penosos para todos – Sam está detrás de él y aún lo siente ponerse rígido – Todos han ido conociendo las historias que se cuentan sobre nosotros, son ciertas. Mi padre, mi hermano y yo hemos estado en el Infierno. Mi padre y mi hermano han sido poseídos por demonios, yo mismo casi me convierto en uno. Sam tiene en su interior en estos momentos al mismísimo Lucifer, yo fui destinado a ser el recipiente del arcángel Michael, pero en lugar de tomar ese camino y matar al Demonio, me resistí como el testarudo que soy aunque eso significara la destrucción de la humanidad. - todo es dicho con premura, no está cómodo en esa situación.
Los cazadores se miran unos a otros sorprendidos por la confesión.
-No estoy dando excusas, sólo intento que entiendan un poco. Viajé al futuro y vi la humanidad destruida por la mano de Lucifer, mi yo del futuro me rogó que le dijera que sí a Michael, en lugar de eso llame a mi hermano y le dije que seguíamos juntos. Durante esa batalla estuve a punto de rendirme porque no hallaba la fuerza para continuar. Soy obstinado y un cabeza dura. No me conocen por ser la lamparita más brillante de mi familia. Pero siempre he luchado por ella – la voz es serena y recorre el valle sin esfuerzo llegando clara al oído de cada espectador – No se el motivo de quien los trajo de vuelta para elegirme a mí para que buscaran, pero voy a ser sincero con ustedes – se pasa nervioso la lengua por los labios – No sé contra qué peleamos aún, no se cómo debemos pelear, no se si tenemos posibilidad de ganar, lo que sí sé es que voy a pelear, que voy a luchar contra lo que sea que quiera eliminarnos, pero también deben saber que voy a proteger a mi familia, a mi hermano. Porque si él y yo ganamos algo en esta vida ha sido al otro, no me importa que Lucy esté dentro de él, voy a pelear por mi hermano, deben tenerlo en claro. Yo peleo por mi familia – suspiró resignado – Así que ahí lo tienen, no soy nada especial, no tengo ningún poder oculto, me he mandado las cagadas más grandes que puedan imaginar, pero si aún están dispuestos a pelear pueden considerarme un soldado más porque pueden dar por seguro que yo estaré ahí.
Sin nada más que decir comenzó su rápida retirada y se encontró cara a cara con su padre.
-Tu vienes conmigo – se alejó sin esperarlo sabiendo que el hombre lo seguía sorprendido por la rudeza usada.


*******************


-¿Qué rayos fue eso hijo? - no se refiere al mini-discurso, sino a cómo le habló y Dean lo sabe. Se vuelve y mira al hombre.
-¿Que qué fue eso, señor? ¿Qué carajo fue el que nos guardara ese secretito?
-Hijo…
-Hijo nada – lo encara, no le importa nada, por un tiempo ganaron los buenos sentimientos pero su padre le debe demasiado – Sam y yo aguantamos suficiente de ti, demasiada mierda nos largaste, si hubieras dejado tu venganza podrías haberte dedicado a criar a tus hijos, pero tú que nos metiste en éste camino, tu. – puntualiza con un dedo en el pecho del hombre y la voz cargada de reproche y odio – No tienes derechos a guardarnos secretos como este, a juzgarnos como débiles. No lo somos, cometemos errores, sí, pero nos hacemos cargo de ellos.
-Dean...
-No me interesa, no me interesan tus excusas y me cansé de darlas por ti. Estoy harto de que tus misiones sean más importantes que tus hijos. Puedes hacer lo que quieras conmigo, puedes gritarme furioso por no haber sido un buen soldado, por haber caído, pero no te atrevas a meter a Sam en esa bolsa, él aún carga con las consecuencias de salvarnos del apocalipsis, no vas a agregar sal en esa herida. – sus ojos están fríos y el padre no es capaz de interpretar el dolor escondido en ellos – Te lo digo ahora, cara a cara, ya no somos chicos, no das las ordenes y no nos guardas secretos.
El hombre puede ver que Dean tiene razón, ya no hay un chico, un muchacho frente a él, es un hombre, un hombre endurecido por una vida llena de un golpe tras otro, muchos de los cuales provocó él mismo y sabe que es verdad, no tiene derecho a callar cosas, a juzgarlos o dudar de ellos, porque sus hijos crecieron, lo hicieron bien y él reconoce, muy dentro suyo lo hace, que poco de eso tiene relación con él y mucho con Dean.
Las justificaciones no servirían de nada, porque no importa que al aceptar el secreto se relacionara mejor con su suegro y les permitiera trabajar juntos, lo que importa es que traicionó a sus hijos.
-Lo siento – aclara y los ojos verdes se abren por la sorpresa – Tienes razón, ustedes son mis hijos y no sólo porque los quiero, sino porque los respeto como los hombres y cazadores que han llegado a ser, te digo que no volveré a hacer algo así. - el joven está presto a retirarse pero el padre lo detiene, lo toma fuerte de los anchos hombros que parecen ser capaces de sostener el peso del mundo y le mira directo a los ojos – Estoy orgulloso, Dean, quiero que lo sepas, no me importa todo lo que ha pasado o cómo, no me importa nada de ello, estoy orgulloso del hombre que eres, tendría que habértelo dicho muchas veces hijo – Dean incómodo trata de irse pero no lo deja – Debes saber que veo en ti más de lo que nunca llegaré a ser, tú tienes unos valores por los que nunca podré regirme con la naturalidad que lo haces tú. No importa si no lo he dicho antes, quizás no tenga la posibilidad de decirlo después así que lo digo ahora. No hay nada, nada que puedas hacer para que esté más orgulloso del hombre que eres y más gratificado de que seas mi hijo. Te quiero – termina y lo abraza, ahora sí el hijo abraza liberado de sus culpas, remordimientos y dudas a su padre.
Es una relación nueva, una de pares que Dean no sabe si tendrá el tiempo suficiente de experimentar, pero no le importa, por lo menos es un inicio y ya está cansado de pensar en el futuro, es hora de disfrutar el presente.
Sam observa la el rostro de su hermano en la distancia, no sonríe, pero sus ojos muestran un indicio de paz, se retira junto con su madre para darles privacidad, se va feliz, su hermano lo ha defendido de todos incluso de su padre, Dean sigue ganando cada día a pulso el cariño y lealtad que le tiene, espera tener la fuerza para hacer honor a sus sentimientos.


Continuará...


Buena Suerte a todos!!

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