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lunes, 7 de marzo de 2011

Misión - Prólogo

OH! Éste sí que se puede considerar MI fic, está basado en Supernatural (cuando no), empezó sencillo, tratando de contar otra cosa y se transformó en una historia que tomó más de 30 capítulos terminar, no había escrito nada tan extenso antes y no he vuelto a hacerlo aún.
Durante el tiempo que llevó, la pasé hermoso comentando con la gente que lo siguió y además conocí a muchas personas a las cuales puedo, hoy día, considerar amigas.
Es largo, una aventura en la que caí sin remedio y de la cual ni yo misma sabía el destino final.
Espero que les guste y sus comentarios!!

Datos del fic:
Título: Misión.
Extensión: 28 capítulos, más prólogo, más un epílogo en dos partes.
Cantidad de palabras: 73.321  O_o!
Género: Dolor, Angustia, Familia, Fantasía.
Categoría de público: [PG-15]
Estado: [C]
Aclaración-1: ninguno de los personajes de la serie Supernatural me pertenece, el resto son míos!
Aclaración-2: éste fic se basa en el inicio de la sexta temporada de la serie, así que ya saben, spoilers y todas esas cosas :P


Prólogo


Sentía que todo volvía a empezar, pero no como un renacer, el inicio de algo bueno, sentía que toda la mierda de los últimos cinco años no se había ido al infierno y quedado allí, regresaba e iba tras él.
Cuando volvió a ver a Sammy fue tan extraño, primero se creyó muerto y luego estaba luchando entre el alivio, la alegría y el dolor que sintió al enterarse que su hermano estaba de vuelta, vivo y sano...desde hacía un año.
Sam nunca entendía esas cosas en él y lo cierto es que Dean no poseía las palabras para explicarse, estar escondido detrás de un escudo invisible ya no era una táctica de supervivencia que usaba de pequeño, con el tiempo se había vuelto parte de su personalidad y ya no podía expresar verbalmente lo que sentía en su interior, notaba que se le trababa la lengua cuando lo intentaba, las pocas veces que había logrado liberarse un poco sentía un dolor físico mientras hablaba, dolor que se incrementaba por el simple echo de darle voz a sus temores y pesares. Como si al emitir sonido sobre la angustia ésta cobrara más vida, se volviera más real y sólida, tangible.
Tratar de que Sam entendiera lo que él había vivido ese año era imposible, sólo escucharía las palabras de rencor por haber mantenido su regreso en secreto, jamás entendería el dolor por el que había atravesado, ver durante un año su realidad caerse de a pedazos. Sentir que su ser se perdía en el sufrimiento hasta que sólo quedaba de él un traje con su aspecto que fingía mantener una promesa de una vida simple.
Nunca había desistido de rescatar a Sam, pero había perdido la fe de que lo lograría algún día. Había perdido la fe en Dios, Cass, Bobby y fundamentalmente había perdido la fe en sí mismo. Durante los primeros meses de la caída de Sam se había dejado en el alcohol y las pesadillas hasta los últimos vestigios del hombre que había sido alguna vez. 
Y ahora sentía que todo empezaba de nuevo.
Sam estaba de regreso y él hubiese deseado que la felicidad lo embargara por completo y le permitiera olvidar esa voz insidiosa que insistía en que algo estaba terriblemente mal. Sólo por un momento, por unos pocos días, hubiera querido abrazar a su hermano y compartir juntos una charla, ponerse al día en sus mutuos asuntos, comportarse como personas normales. Pero no habían pasado más de unos minutos de recibida la mejor noticia que podría haber deseado soñar y ya se la habían cubierto de misterio, oscuridad y una pestilencia a trampa que le hacía doler las narices.
Su hermano había vuelto, pero estaba cambiado, él que siempre había sido abierto ahora estaba encerrado en sí mismo, no quería hablar con Dean, contarle su experiencia, su vivencia en el Infierno. Le había soltado de repente que ya no se sentía capaz de arriesgarse por otras personas cuando veía las chances en contra. Estaba rodeado de personas desconocidas que se decían su familia y Dean quería gritarle al mundo que la familia de Sam era él y nadie más. 
Cómo explicarle a su hermano que todo le parecía una cruel traición. Que volviera y no se lo dijera, que se buscara un nuevo grupo de gente, que cazara con ellos dejándolo a él sólo en su miseria. ¿Era posible que su hermano lo conociera tan poco que no supiera que él jamás podría ser completamente feliz si no sabía que Sam estaba a salvo? Bobby que siempre pareció entenderlo mejor que nadie ¿no podía entender eso?
Él había dado todo para no tener que vivir sin su hermano, se había levantado de su propia derrota y le había plantado cara a un ángel y un arcángel sólo para no desilusionar a Sam, había aceptado que su hermano era un adulto y le dejó tomar su propia decisión y la apoyó aunque la odiara, se plantó frente a Lucifer y Michael sólo para poder hablar con Sammy y ayudarlo en lo que Dean sabía era su último deseo, su última acción, aquella que lo convirtió en un héroe y el salvador de la humanidad. 
Después de todo eso tuvo que aguantarse el discurso de Cass de que tenía lo que había elegido, cuando lo único que él siempre había elegido era a su hermano y lo había perdido para siempre.
¿Cómo era posible?, ¿CÓMO? Que Sam no supiera que Dean no podía vivir sin él.
El tiempo había pasado y ahora sabía lo que significaba la tan trillada frase de “el tiempo lo cura todo”, el tiempo no cura nada, el tiempo crea un espejismo. Llega un momento en que, si uno no puede simplemente morir, el dolor se hace tan grande que te traga, se instala tan adentro que cada respiración duele, cada paso que se da, cada mañana que se despierta y duele tanto que duele todo el cuerpo, y lo hace por tanto tiempo que finalmente el dolor se transforma en tu cuerpo, y es tan gradual, tan natural, que te insensibiliza, un día despiertas y ya no lloras, las lágrimas no caen, ni las pesadillas se recuerdan. Te conviertes en un autómata que hace las cosas de memoria, todos los días lo mismo, cada día igual. Y la gente piensa que estás bien, ya no gritas en sueños, ni tomas tanto como antes, lo que no saben ver es que simplemente ya no eres. 
El tiempo no te cura, el tiempo pone una costra sobre la herida, una que hace pensar que está cerrando, lo que no se ve es que debajo de la costra la herida se ha hecho más profunda y ha llegado al corazón, ha contaminado todo y ya no hay vuelta atrás. La gente seguirá viendo la costra mientras la herida putrefacta se comerá hasta lo último bueno que quedaba y cuando el proceso termine sólo quedará una cáscara vacía de contenido, lucirá sana y rosada, pero detrás de ella no habrá nada.
Así es como se sentía Dean, así es como había pasado el último año, muriendo en vida. El problema era que no sabía si podía regresar. No sabía si aún le quedaba con que volver.
Otra vez ve a Sam, quisiera gritar y romper cosas pero no encuentra la fuerza para hacerlo, tiene el alma anestesiada y aunque siente la herida agitarse sólo provoca más vació, no furia.
La voz vuelve a hablarle, “Algo está MAL”.
Y Dean se pregunta, no por primera vez, si tendrá la fuerza y el coraje para hacer frente a lo que sea que se viene. Si será capaz una vez más de reunir los pedacitos muertos de su ser, juntarlos y reanimarlos hasta formar un nuevo Dean, uno que pueda plantar cara a lo que sea que el destino les depare. Si será capaz de mantener la mano alejada del arma y la bala que tiene preparas desde hace un año.
Mira a su hermano dormir, mira el Impala detrás de la ventana, casi puede adivinar a su padre apoyado en el auto contemplando a sus hijos, respira hondo y cuadra los hombros. Hay algo dentro de él que se retuerce con furia, quizás, después de todo, aún quede algo del viejo Dean vivo, quizás sea lo suficientemente grande como para recordar al resto de él mismo el camino correcto.
Sammy ha vuelto, bien o mal, correcto o incorrecto, peligroso o no, su hermano está de vuelta y él tiene una nueva misión, una que nunca esperó, una que le encoje el corazón, la misión ......es él.
 

Continuará...


Bueno, eso es todo para empezar, créanme que sigue!! 

Buena suerte!!

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