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lunes, 4 de abril de 2011

Misión - Capítulo 18

Otro día, otro capítulo!!
Acá, donde vivo, está feito el día, si llueve, me parece que les subo otro a la tarde, no me despego de la compu cuando llueve!!
Bueno, basta de chácara...CAPÍTULOOOOO...




Capítulo 18


Un mes, treinta días, no era mucho, poco más que nada y lo era todo porque no tendrían más que eso. Un mes para dominar a Lucifer, conseguir armas, más soldados, encontrar una forma de que pudieran ganar o por lo menos una de no perder.
Dean había asumido que sería él quien guiara a esas personas, simplemente le parecía estúpido, había gente con más experiencia y conocimientos, pero si querían que él lo hiciera, lo haría. Después de todo no tenía importancia, estaba seguro en una alto porcentaje que la mayoría moriría fuese quien fuese el comandante, no contaban con ventajas frente a lo que se les venía, no había un arma secreta a excepción de Sammy y él debería concentrar todas sus fuerzas en contener a Michael en tanto el resto tendría que encargarse de una cantidad desconocida de ángeles y demonios.

DÍA 1

Estaban reunidos, el tiempo de la investigación se terminaba y empezaba el de la estrategia, los pasos previos a la batalla final.
-Dean, te buscan – era uno de los hombres que custodiaban las vallas externas – Es un demonio, dice llamarse Crowley.
Bobby reaccionó como si tuviera un resorte en el culo, lo que provocó una sonrisa en el muchacho.
-Sam llama a Selene y llévala a la entrada – pidió el mayor mientras ya abandonaba el recinto – Averigüemos qué quiere el escocecito.
Sam asintió retirándose para realizar su cometido, cavilando ante la actitud de su hermano, siempre le sorprendía la capacidad de adaptación de Dean, ante cada nueva situación el mayor parecía adquirir por ósmosis las habilidades y destrezas que se necesitaban para enfrentarla. Ésta no había sido diferente a las anteriores, poco a poco se estaba convirtiendo en la voz de mando, sin que ni siquiera lo notara, pero ahora antes de tomar alguna decisión todo mundo se volvía a ver al rubio. Su hermano no quería, sin embargo ya estaba siendo cada día un poco más aquello que algún ser con un poder desmesurado quería de él.
Crowley estaba rodeado por cazadores con armas apuntando a su cabeza, todos ellos con visibles ganas de presionar un poco más sobre el gatillo, eran gente con grandes resentimientos hacia esos seres, una cuota importante de estrés y serio conocimiento sobre cómo vencer a un demonio. Sólo una razón poderosa podía haber traído a una lagartija escurridiza como esa hacia ellos.
-¡Fer! ¡Tanto tiempo! - saludó sarcástico el hombre - ¿Qué te trae por esta parte del mundo?
Hace una seña a los hombres para que depongan las armas.
-Crowley – atina a corregir al otro
-Oh! ¿y dejar de usar Fergus?, pero si es un nombre tan... bueno, tan tuyo – en esta ocasión los ojos verdes se iluminan con un brillo despectivo.
-Necesitamos hablar – dijo el demonio molesto pero conservando su mirada fanfarrona.
Dean lo deja entrar al espacio vigilado pero no le permite entrar a ninguna edificación en tanto espera la llegada de Selene y Sam.
-No podemos confiar en ese hijo de puta – le dice Bobby al oído.
-Lo sé, por eso quiero que Selene esté presente, quiero que me diga si siente sinceridad o no.
El hombre mayor asiente con la cabeza y se aparta unos pasos sin dejar de vigilar al Rey del Infierno.
-¿Cómo está tu alma Bobby?
-Contenta en su lugar – le responde al demonio tramposo - ¿Qué es lo que quieres?
-Lo mismo que antes.
-Antes querías destruir a Lucifer, no te lo permitiré ahora – informa sin emoción Dean.
-No me interesa destruirlo en tanto no sea liberado.
Dean ve acercarse a quienes esperaba.
-Vaya Sam, que linda amiguita que tienes – dice burlón del demonio.
-No soy su amiguita y el sarcasmo no evita el miedo, lo sabes, ¿no? - contraataca Selene y logra sorprender a Crowley y a Dean por extensión, “Así que tiene miedo” piensa el cazador.
-¿Psíquica? - aventura el escoces.
-Empática – revela ella.
-Vaya, eso es nuevo para ustedes muchachos. Pero bueno, tenemos cosas más importantes de las que hablar – sigue con su voz rasposa – Ofrezco mi ayuda como antes, pero también la de otros como yo.
-¿Demonios, hay demonios que quieren ayudarnos? - pregunta Samuel.
-¿Cuál es la sorpresa? - cuestiona el ser – Lucifer no quiere ganar el Apocalipsis para dejar la Tierra libre para nosotros, él nos destruirá uno por uno si llega a ganar. Para él nosotros somos peores que ustedes, para él somos desechos putrefactos de humano. ¿O me equivoco? - termina mirando a Sam.
-Es verdad, para él tienen su utilidad ahora, pero no luego – afirma el muchacho.
-¿O sea que mueres por la mano de Lucy o en la batalla? - pregunta Bobby con cierta esperanza en el rostro.
-Con Lucifer libre muero seguro, en esta batalla tengo una posibilidad. - reconoce el rey.
-¿Selene? - cuestiona Dean.
-Es sincero, al menos en eso. - le responde la joven con una muesca de asco en la cara, él puede adivinar que no es agradable extender una capacidad como la de ella hasta un ser como Crowley.
El hombre se acerca al demonio, es más alto, le saca casi una cabeza de ventaja pero sabe que no significa nada, las fuerzas no se miden por los tamaños de los cuerpos. Le mira directo a los ojos y el otro sostiene su mirada.
-No atacarás a mi hermano, si tan sólo te veo verle raro, si escucho el murmullo de un pensamiento errado, te juro que preferirás que Lucy te encuentre – la voz es grave, suave y fría, mortalmente fría. Crowley sabe que no es una amenaza vana, durante mucho tiempo se burló de aquellos que caían ante los Winchester, por años se sorprendía al ver que tantos fallaban cuando de esos hombres se trataba. Cuando los conoció le parecieron meras cucarachas en un juego demasiado grande, pero le demostraron que podían jugar una mano sin cartas a favor y aún así encontrar el camino para ganar la partida. Había dejado de menospreciarlos hacía tiempo, no se burlaría de esa amenaza, la reconocía, la aceptaba y viviría con ella pendiendo en su cabeza - ¿Está claro? - pregunta el hombre.
El demonio enfrenta sus ojos, verde contra verde y sabe que si intenta algo hacia el lado equivocado, el dueño de la mirada firme que lo observa inalterable, le hará arrepentirse del día en que hizo un trato por su pene.
-Claro – asegura.
-¿Selene? - pide segunda opinión Dean.
-Lo está.
-¿A cuántos tienes para unirse a nosotros? - pregunta Bobby.
-Cerca de cien de los más poderosos. Tan viejos como yo o más. Puedo convocarlos cuando quieran.
-Dame tu mano – interrumpe Dean, el demonio lo mira desconfiado para regalarle una sonrisa pícara luego.
-¡¡DEAN!!¡ Y yo que pensé que querías guardar en secreto lo nuestro!
-Muy bien gracioso, pasa. - le dice y señala una habitación cercana.
Crowley se acerca a ésta riendo y sin esperar que le digan nada se inclina para sujetar la puerta e ingresar, cuando está a punto de rozar el picaporte con los dedos una fuerza poderosa lo impulsa al aire y después de elevarse unos metros impacta contra el suelo. Cuando abre los ojos, más sorprendido que dolorido, se encuentra con la cara risueña del cazador rubio, la diversión bailando en sus ojos.
-Sabes – le dice el hombre – Siempre prefiero reír al último.
Lo ayuda a recuperar la verticalidad y luego en un sólo movimiento le abre la mano en un corte, Crowley está por hacerle algo cuando ve que hace lo mismo con la suya y las une. Se acerca al edificio y hace un símbolo que no conoce con la mezcla de las sangres.
-Ahora puedes entrar a este edificio, pero sólo a éste, el resto están vedados - le informa – Llama a los tuyos, Selene los analizará primero, tampoco tú querrás un traidor en tus filas. Luego de eso tendremos una reunión. Sam, ven.
Se acercan y hablan despacio entre ellos.
-Quiero que te quedes con Selene y la ayudes con todo esto. Tengo que hablar con Cass y ver qué pasa con su gente. ¿Está bien?
Sam lo mira, puede ver los círculos debajo de los ojos de su hermano, toda la tensión está empezando a pasar factura.
-Mierda Sam me voy a desangrar para que todos estos desgraciados puedan entrar a un puto edificio.
-Lo siento.
-No. Fue buena idea – le sonríe – Nadie esperaba que vinieran tantos a unirse.
-Unos doscientos entre ángeles y demonios - suspira – Dean ¿Cómo haremos para que trabajen todos juntos?
-Si quieren sobrevivir a esto encontrarán la forma - pasea la mirada por la muchacha de pie entre esa gente extraña y peligrosa – Cuida de ella Sam, es fuerte pero esto es otra liga.
-No hay problema, yo me encargo – palmea el fraternal hombro y empieza a alejarse.
El mayor lo mira mientras se va, ve a su hermano acercarse a la chica, los ve intercambiar una mirada, muchas cosas se adivinan en sus expresiones, le sorprende ver que Selene ha logrado interesar a un hombre que prácticamente se ha alejado del género opuesto desde la muerte de Jessica. Siente cierto dolor en su interior, uno que es acompañado por otra sensación, ansia, ansias de dar a su hermano el tiempo para ser feliz, para que vuelva a ser el hombre que fue una vez, su hermano, el pequeño Sammy que siempre se preocupaba por todo, el que quería una vida sencilla. No sabe cómo, pero espera poder darle a su hermano lo que siempre soñó para él, felicidad y una familia.
Cierra la mente ante la picazón que invade sus ojos, no se puede permitir pensar en eso ahora, no necesita hacerlo, su prioridad es que su Sam salga vivo y limpio de Lucifer en todo eso.

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Está solo, no siente nada, vacío. Una luz blanquecina recubre todo el lugar, un espacio abierto sin fin a la vista, no hay nada en su interior excepto él. Está ante la eternidad y quizás ya haya pasado una allí dentro o allí fuera según se piense.
No recuerda quién o qué es, no recuerda él lugar, no recuerda un tiempo anterior a ese.
Sólo una sensación que nace de su interior, es como si su estructura se cerrara sobre un espacio demasiado grande para cubrirla con su carne. Le duele, duele en forma constante, cuando ingresa aire a su cuerpo y cuando sale.
Duele la piel que lo recubre y la sangre que lo recorre, duele una pérdida que no recuerda, una conciencia que no tiene, una emoción que no siente. Duele tanto que se ahoga, el aire no le alcanza, su interior no se satisface de él. Se ahoga y queda de rodillas en el piso con las manos en la cara. Una humedad se desliza entre los dedos, son lágrimas, lágrimas que caen silenciosas, desde los ojos al piso dejando pequeñas gotas de agua esparcidas en el blanco suelo.
Jadea en busca del elemento que no lo llena y un gemido se escapa entre sus labios, es el dolor hecho sonido que se extiende en el espacio infinito cayendo en el vacío de la nada. El gemido sube de volumen hasta alcanzar la categoría de grito, es un lamento, el grito desgarrado de un ser sin descanso.
Duele, duele no ser, no tener, no querer, duele la soledad que lo acompaña.
Dean despierta agitado con un grito estrangulado en la garganta, uno que contiene a tiempo de no despertar a Jo. Se levanta y aleja de la cama en busca de un espacio para tranquilizarse, hace meses que tiene ese sueño, empezó nada más caer Sam en el hoyo, en un principio pensaba que era un reflejo de cómo se sentía. Pero nunca se fue, cuando Sammy regresó creyó que se terminaría. En cambio, cada día se le agregaban detalles, cada día lo recordaba mejor, el sentimiento en el sueño se hacía más vívido, como si realmente estuviera allí, cada día sentía crecer en su interior la certeza de un futuro que lo esperaba en la forma de un extenso espacio en blanco, uno en que su única 
compañía era la ausencia de todas las cosas.

Continuará...

Besitos y buena suerte :D

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