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martes, 12 de abril de 2011

Misión - Capítulo 23

Lo siento, lo siento, lo SIENTO!!! Tuve un fin de semana agitado y la verdad es que ayer aún no estaba recuperada del todo, ahora sí, sin más retrasos, les dejo el capítulo nuevo!!!!




Capítulo 23
DÍA 22

La energía se movió como un remolino de viento, ya no necesitaba separarla, era increíble y terrorífico a la vez y estaba en sus manos, la sentía fluir con la consistencia del agua al tacto, tan lánguida y potencialmente destructiva. La voz del dueño gritaba enfurecida y Sam hacía oídos sordos manipulando la gracia en su forma agresiva.
No necesitaba ver a Dean o Selene para saber que estaban ahí, aún sin abrir los ojos, era otra habilidad que se adquiría, la fuerza de Lucifer parecía tener sentidos propios que le permitían percibir cada detalle del lugar, cada aroma en el aire.
Expandió el remolino quitando su poder destructivo, permitiendo que su hermano y Selene pudieran sentir la energía en su piel. Controlaba una substancia que parecía estar formada por pequeñas partículas todas ellas con la capacidad de explotar en un segundo, sentía las vibraciones como pequeños chispazos que activaban lo receptores de su sensible piel.
Al principio se agotaba tan solo pasados unos minutos, con los días fue capaz de tomar de esa misma fuerza la energía para seguir controlándola, creando un círculo que le permitía mantener la resistencia por horas. Sólo cuando se detenía el cansancio lo atacaba y lo dejaba sumido en la inconsciencia, experiencia que estaba a punto de volver a experimentar.
Guió con eficiencia la gracia hasta el interior de su cuerpo, regresándola al ser prisionero en su interior, cuando todo vestigio de esa fuerza hubo sido restringido las piernas se le doblaron y calló como peso muerto.
Selene estaba justo al borde del círculo sagrado presto a cortar su continuidad para que Sam no sufriera heridas innecesarias a la vez que Dean lo sujetaba antes de que su cuerpo tocara el piso. Los dos se miran, la mujer y el hermano, dorado y verde que se rozan con afecto.
-Lo ha logrado – dice Selene con la emoción bañando cada palabra.
-Sí – confirma sin necesidad Dean quien sostiene sobre sus piernas a un gigante como si fuese nada más que un niño pequeño.
La mujer se pone a buscar en un bolso cercano una botella de agua para tener lista en el momento que Sam despierte. La distracción de ella permite a Dean el tiempo e intimidad necesarios para observar a su hermano sin problemas. Está inconsciente y por eso mismo tiene el rostro relajado, un pequeño gesto de sonrisa curva la comisura izquierda de sus labios y el cabello le cubre parte del rostro, sin que medie la intención el mayor retira con ternura las mechas enmarañadas y por un momento lo invade tanta angustia que siente los ojos picar, respira profundo y traga con fuerza obligando a ese sentimiento caer al fondo de sí mismo, enterrarlo en un lugar de sus pies, no se permite sentir eso, sólo tiene permiso para sentir orgullo por ese hombre que es su hermano y que está dando cátedra de autocontrol al Diablo.
El pitido del reloj se cuela hasta sus pensamientos regresando su mente al presente.
-Yo me encargo – le dice la chica y él la mira.
Es hermosa y femenina, parece frágil pero él puede adivinar en ella el carácter que sólo se obtiene cuando uno a sufrido en la vida, de alguna manera la siente conocida, como a una hermana pequeña, le causa gracia la idea puesto que si sigue junto Sammy eso justamente pasaría a ser. Por otra parte él desea eso, un poco de cariño en la vida de su hermano.
-Cuida de él – le pide a la mujer.
Ella levanta la vista sobresaltada y penetra con su mirada en las lagunas esmeraldas en busca del significado oculto de esas palabras. El hombre le sonríe por toda respuesta haciendo que ella olvide su propósito, quiere a Dean, si alguna vez hubiese podido tener un hermano habría deseado que fuera uno pícaro como él.
-Lo haré – le asegura.
-Gracias – contesta el hombre, le planta un fraternal beso en la frente que alerta los delicados sentidos de ella y se marcha a la carrera para cumplir algún otro de sus compromisos.

DÍA 24

-¿Qué estrategia usaremos? - pregunta Samuel a los reunidos en la sala.
A Dean comenzaba a dolerle la cabeza, él era un hombre de acción, a él le gustaba que le digan que debe hacer, no ponerse a planear cada desgraciado paso que van a dar, desde la otra punta de la mesa su hermano le dedica una sonrisa burlona y él siente el infantil deseo de sacarle la lengua, se contiene únicamente por no hacer el ridículo frente a esas personas que lo miraban como si fuera el libro gordo de Petete.
-No hay mucho para hacer – informa seguro Castiel.
Una decena de personas le clavan los ojos encima.
-No atacaran de la misma manera que lo hacen sus ejércitos, esto será una batalla en la que Michael creerá tener todas las cartas, es confiado y nos superan en número. Su ataque será frontal, sin segundas intenciones.
La noticia no es del todo alentadora pero el simple hecho de no tener que estar horas planeando hace que Dean tenga ganas de dar saltos de alegría.
-¿Está todo listo? - cuestiona John.
-Sí – contesta seguro Dean – Lo más listo que podrá estar.
-¿Qué nos queda por hacer?
Se miran todos, Dean y Sam saben con precisión cómo se sienten, impotentes, insectos ante dinosaurios, no son nada, ínfimos seres enfrentando a leyendas y pesadillas. Ambos se sienten de la misma manera, la diferencia está en que ya lo han vivido y las primeras veces sólo contaban con ellos mismos, de alguna manera no todo depende exclusivamente de su accionar y eso los reconforta.
-Seguir con el entrenamiento y esperar – propone Sam.
-Sí – acepta Dean – Pero mañana haremos día de descanso y al día siguiente empieza la evacuación.
-De acuerdo – asienten todos emprendiendo la retirada.
Se quedan solos los hermanos.
-Me enteré que convenciste a Bobby de que se fuera.
-Sí.
-¿Hay más gente en esa lista de refugiados tuya? - pregunta Sam
-De hecho la hay – contesta Dean con una sonrisa sobradora.
-¿Quienes?
-Selene, Jo y si puedo lograrlo Ellen también.
-Jo y Ellen no van a querer.
-Lo sé – reconoce el mayor – Pero igual lo intentaré.
-Si de ti dependiera me mandarías a mi también, ¿verdad?
El rubio agacha la cabeza.
-¡Vamos Dean!
-Sí. Si de mí dependiera no te quedarías aquí.
El menor le regala una sonrisa sincera.
-Si de mí dependiera tú tampoco te quedarías.
Se miran risueños, es bueno, condenadamente bueno sentirse tan hermanos.

DÍA 26

Dean observa la despedida de su hermano y Selene, desea con todo el corazón que no sea un adiós, puede ver cómo ese amor aún verde ha hecho renacer una parte de Sam que había muerto hacía mucho tiempo.
-Cuídense, por favor hijo – le pide su madre y lo toma entre sus brazos – Te amo Dean.
El mayor la abraza y se traga el nudo de la garganta.
-Te amo – le confiesa.
La mujer se suelta luego de unos minutos y muchas lágrimas derramadas para acercarse al menor.
-Lo lamento Sammy, por todo lo que tuviste que vivir – se disculpa Mary.
-No fue tu culpa mamá, no lo sabías, no podías saber y moriste tratando de protegerme. No te culpes – la abraza fuerte y le da un beso – Te quiero ma.
-Te amo pequeño – podría provocar risas en otras circunstancias.
Selene se acerca al rubio y preparando su arsenal de defensa lo envuelve en un abrazo que sorprende al hombre.
-No hagas una tontería, sólo trata de que no te maten – le pide la joven, Dean no puede evitar sonreír con cariño, esa chica se lo ha ganado en poco tiempo.
-Haré mi mejor esfuerzo – le promete.
Bobby se arrima, parece a punto de abrazar a los hermanos pero se contiene.
-Bueno muchachos, no la caguen y llamen ni bien termine todo.
Les palmea los hombros sin atreverse a envolver a esos chicos, que son sus hijos porque así lo siente, por miedo a no poder marcharse luego y abandonarlos a su suerte.
Se dedican apenas un asentimiento de cabeza con John, uno en que se piden mutuamente que cuiden las partes de ellos que se quedan con el otro.
Jo se acerca a Dean en muestra de apoyo y éste la toma de la cintura, posa descuidado las manos en su vientre abrazándola desde atrás y le da un beso suave en el cuello, ella se aleja unos pasos de él sosteniendo el lugar donde fue besada.
-¿Qué fue eso? - pregunta pero aún antes de que todos puedan volver a ver que le sucede pierde el equilibrio y Dean la toma en brazos en tanto la joven se desvanece.
-¿Pero qué demonios? - increpa Ellen.
El rubio se apresura con la mujer en brazos y la sube en la destartalada camioneta de Bobby.
-Ella no se queda Ellen y lo cierto es que deberías ir con ella – asegura sin posibilidad de réplica el muchacho.
Ellen mira a su hija adormecida, sí debería, pero también tiene allí la oportunidad de hacer el mundo más seguro para ella.
-No, me quedo – se acerca a Mary – Si algo me pasa dile que la amo y siempre voy a amarla. Cuídala por favor.
Dean aún está con Jo y se despide rozando con sus labios los femeninos mientras que deja algo en su mano cerrada. Se aleja del vehículo y los adioses se apuran para que esa separación no les cueste la vida.
Hay lágrimas en los ojos de cada uno de los presentes, pero todos agitan sus manos cuando se aleja Bobby levantando una nube de polvo detrás de él.
El silencio los envuelve opresor y ellos deben juntar fuerzas para poder continuar con la labor.
Los que se acaban de marchar son los últimos de la lista ya sólo quedan en el campamento aquellos que pelearán en la guerra.

*********************

La niña corazón despertó sin recordar su muerte, su aldea estaba destruida y nadie quedaba de sus amigos y familia, emprendió un largo viaje que la llevaría por muchos lugares y andando esos caminos descubrió algo maravilloso. La vida se abría paso en su vientre, la niña no sabía cómo había sucedido pero era feliz.
“El nombre de su esperanza será AMOR” se escuchó decir al padre del hombre que no lo era.

Continuará... 


Qué poco nos queda...

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