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lunes, 18 de abril de 2011

Misión - Capítulo 29 - Epílogo

Bueno ya casi se termina, mañana les traigo el final y a partir de pasado mañana estaremos tratando con Promesa...eso sí, a ese, aún no lo acabo :P


Epílogo
Primera parte



Casi un año después de la muerte de Dean.

El ángel lo mira y todavía le cuesta creerlo. Lo sintió, ni bien nació la niña sintió una energía diferente, sintió su gracia saltar de la emoción, por unos momentos se convenció que era a causa de la pequeña, de tener finalmente allí a la descendencia de su amigo, pero más tarde entiende su equivocación, de alguna manera Dean había logrado lo imposible...otra vez.
Realmente tendría que empezar a dejar de lado las dudas cuando se trataba de los hermanos Winchester, siempre terminaban sorprendiéndolo a uno.
Observa al hombre como lo ha hecho por los últimos cuatro meses, desde la distancia, vigilando su progreso, su regreso a la conciencia de la existencia, a su antigua personalidad. Velando por su avance penoso y doloroso, lo ha visto llorar en ese recinto blanco una pena que no conocía de procedencias, un dolor sin causa sabida.
Era el nacimiento violento y doloroso de un ser adulto, roto y armado por piezas una y otra vez hasta su porción más pequeña. No venía mejorado, no venía limpio de trauma, era el mismo, él había elegido ser el mismo en cada singular detalle, él era Dean y por tanto quería ser la persona que había llegado a ser detrás de cada experiencia vivida, buena o mala, habían marcado su vida, guiado el camino de su ser y él quería ser lo que había aprendido a ser. No mejor ni peor, más maduro, más sabio, sólo él, Dean Winchester.
-¿Dean? - el proceso de recuperación estaba completo, el hombre estaba completo.
-¿C-Cass? - es sorpresa dentro de la incomprensión - ¿C-cómo es esto posible? ¿No que iba a desaparecer?¿Cómo volví?
Típico del humano, volvía de la muerte y cuestionaba el por qué ¿sería miedo a otro destino?
-¿Qué hiciste en tus últimos momentos?
La pregunta descoloca porque ha pasado tiempo, mucho para el hombre y tiene la mente confusa, inaccesible, detrás de un velo de olvido.
-Oh, ¡ah!. No lo sé – lo piensa - Creo que despedirme de Bobby, mamá, Selene y Jo.
-¿Te quedaste con Jo?
Son muchas preguntas y el cerebro empieza a funcionar otra vez.
-Sí, me quedé ahí hasta que ya no sentí más nada.
-¿Nada?
No, había sentido algo, algo hermoso, tan suave, bondadoso, gentil. Una linda sensación, como nadar en agua tibia un día fresco con los pájaros cantando cerca y el viento detenido en el aire.
-No...espera, sí, sentía una calidez dulce, inocente.
El ángel lo traspasa con su mirada azul.
-Eres un hombre realmente duro de matar Dean.
Él no puede evitar la mueca irónica.
-Sí, pero con más pelo.
-¿Cómo dices?
Y ese es su amigo, Cass, el ángel despistado, su autista favorito.
-No importa, cuéntame cómo me salvé esta vez.
-El alma de tu hija se enlazó con lo que quedaba de la tuya, padre e hija comparten mucho y ustedes compartieron por un tiempo su cuerpo, sus almas al menos, tu hija será muy especial. Ella nació hace cuatro meses terrestres, cuando salió del seno materno tu alma fue liberada, te ha tomado éste tiempo reponer tu fuerza, recomponer cada pedazo de ti.
Dean perdió el hilo hace un rato...
-¿Me estás diciendo que tengo una hija Cass?
Pero Castiel se mantiene firme en sus averiguaciones.
-Dean ¿sabías lo que sacrificabas?
-Claro que sí. Espera tengo una hi...
-¿Y aún así aceptaste?
Detrás de la pregunta se adivina algo más, un tono no muy usado en ese ser, cierta violencia contenida.
-¿Qué opción tenía Cass, dejar morir a mi hermano, dejar que Michael vistiera por toda la eternidad a Adam, permitir que gente inocente siguiera muriendo? No sé cuál sea tu concepto de mí, pero yo no dejo que la gente muera mi trabajo es salvarla.
El ángel casi no reconoce ese sentimiento que lo embarga, lo ha sentido una vez antes y también lo provocó ese humano frente a él, es furia, enojo, bronca todo junto, todo a punto de ebullición.
-El trabajo de todos era salvarlos y ellos sabían por que estaban ahí y conocían lo que arriesgaban – dice subiendo la voz.
-No hablo sólo de nuestra gente Cass, hablo de aquellos que estaban atrapados entre demonios y ángeles, hablo de mis hermanos, de mi familia, mis amigos, tú, hablo de los que no tuvieron otra opción más que cargar con un peso demasiado grande, de los que se vieron involucrados únicamente por saber aunque no tenían nada que ver. Hablo de gentes siendo títeres en una guerra estúpida.
Dean habla con pena, la misma que sintió cuando vio morir a esa niña frente a él.
-No hablas de ti. ¿Acaso crees que tú sí lo merecías?
El hombre sonríe, de esa manera que el otro ha visto muchas veces, con los ojos vacíos, la cara laxa, los labios torcidos a un lado.
-Yo inicié todo cuando me di por vencido en el Infierno.
-Eso fue destino.
-No. No Cass, no lo fue. Fue debilidad. Yo lo sé, Dios lo sabe y tú también. Si hubiera resistido nada de lo que vino después habría pasado.
El hombre no acepta consuelo, nunca lo ha pedido, nunca lo ha querido.
-¿Así que fisionar tu alma era el precio adecuado? - la voz suena más dura, acusadora.
-Era la solución Castiel, no entiendo cuál es el problema.
El control del ángel desaparece, la furia lo embarga tan rápido que la siente salir fuera de su piel creando una capa a su alrededor. Toma al hombre del cuello de su campera y lo estampa contra la pared de luz más cercana
-¿No ves cuál es el problema? - está gritando y no le importa, lo necesita, ha sufrido, aunque cueste creerlo ha sufrido por meses la pérdida de ese hombre. Ha insultado a su padre, renegado de él, de un ser capaz de aceptar un sacrificio semejante. Ha deseado poder sentir dolor físico al golpear rocas. Ha llorado y hasta donde él sabe sólo un ángel ha llorado antes en el Cielo y era parte de una historia que él creía leyenda - ¿Es que estás ciego Dean?¿Es que todo lo que pregonas no se te aplica?¿Acaso la gente no puede salvarte nunca?¿Acaso nunca serás digno de un sacrificio?¿Crees que tu hermano quería ganar a ese precio, tu padre, tu madre, Bobby, Jo, Samuel, Adam … Yo?¿Crees que quería ganar de esa manera?¿Sabes cómo me he sentido durante todo éste tiempo?¿Cómo se ha sentido tu familia?
-Cass, no había nada más que hacer.
Lo dice suave, con la certeza tiñendo de dolor cada palabra.
-¿Cómo lo sabes?¿Cómo sabes que no había otra opción, una en la que, para variar, ninguno de ustedes muriera? No lo sabías Dean.
-Sí, sí lo sabía.
Castiel lo suelta.
-¿Cómo?
-Mi alma me lo dijo.
-¿Qué? ¿qué debías pagar por tu culpa?
-No. No eso.
-¿Entonces qué?
-Que si los amaba lo suficiente encontraría la manera, que ya sabía la respuesta, que hiciera lo de siempre, que siguiera adelante, que no me rindiera.
-¿Y cómo podía tu alma saber algo así?
-El por qué de eso lo supe cuando estaba... explotando. Nuestras almas son parte de Dios, todas ellas y por tanto tienen los mismos conocimientos que él, han surgido de su energía primordial. El cómo, tu sabes que morir propicia la comunicación con el alma y bueno, contando el sueño de Raphael he muerto más de un millón de veces así que las barreras entre mi parte espiritual y física estaban un poco...un poco...ummm...inexistentes de hecho.
-Y lo hiciste, sin pensarlo dos veces.
El rubio no contesta, simplemente encoge los hombros.
-Por culpa.
La mirada verde se clava dura en la azul, casi con enojo, directa y retadora.
-Por amor, lo hice por amor, porque no podía soportar perder a nadie más, porque si eso pasaba aún habría perdido mi alma Cass, al menos así lograba algo bueno.
-¿Sabes que quiero golpearte? Te lo mereces, pero no serviría de nada porque tu seguirías siendo así – en un gesto humano sacude la cabeza en negativa - Te entiendo a ti tan poco como entiendo a mi padre.
-Lo siento Cass, no quería hacerlos sufrir pero no encontré otra manera.
Castiel sonríe, no puede evitarlo, mira al hombre que lo observa apenado y la sonrisa se le vuelve risa y así descubre algo que no conocía, un regocijo que se desata en un sonido grave y cortado. Y decide que bien puede hacer eso que tiene tantas ganas de hacer, algo que tampoco sintió antes, se vuelve a acercar al hombre y lo toma en un abrazo fuerte, lo aprieta hasta que escucha un gemido de dolor.
-Demonios Dean, me alegro que hayas vuelto.
Dean lo mira sorprendido por la palabra elegida y responde la sonrisa con una propia a la vez que le devuelve el abrazo.
-Me alegro de haberlo hecho.
Se separan y toman asiento, son amigos, hermanos tal vez y están cómodos con la mutua compañía.
-¿Les dirás que estoy bien, que no desaparecí?
Castiel no necesita preguntar a quienes, tiene claras las prioridades de Dean.
-¿No prefieres decirles tu?
-No hagas eso, sabes que me encantaría, pero es imposible.
-Te llevaré con ellos.
Lo dice decidido.
-No estás autorizado Cass.
Dean ya sabe cómo funciona ese extraño mundo.
-No me importa.
-No es verdad.
-Lo es.
-¿Por qué? Te arriesgas a caer.
-Porque lo mereces, mereces tener felicidad Dean. Además, luché por la humanidad, si caigo pasaré a formar parte de aquello que juré defender, no sería más que un honor para mí.
-Gracias – la voz le sale emocionada.
-No me des las gracias yo te las debo a ti.
-No es cierto.
-Sí, lo es, me enseñaste a pensar por mí mismo, a seguir mi propio código ético, a sentir. Contigo aprendí a ser mejor – Castiel habla con su acostumbrado tono neutro lo que hace más solemne el momento.
Dean se pone colorado, es un hombre grande pero no ha recibido muchos agradecimientos de ese estilo, no está acostumbrado y no puedo evitar que la sangre le invada el rostro. El ángel le regala una pequeña sonrisa.
-No me vas a creer o no vas a querer hacerlo pero es verdad. Gracias.
-Sí, bueno...yo...de nada – acepta entre tartamudeos de vergüenza.
-¿Vamos? - pregunta Castiel y Dean no necesita preguntar a dónde, acepta con un movimiento de cabeza y desaparecen dejando el sitio de luz vacío de vida, a la espera de otro momento, uno futuro, dentro de muchos años cuando comience a llenarse de familia, de almas unidas.

Continuará...


Hasta mañana!!

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