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miércoles, 6 de abril de 2011

Misión - Capítulo 20

Perdón, perdón!! Me quedé dormida, lo siento!!

Pero igual llega el nuevo capi!! :D


Capítulo 20


DÍA 5

-No me pondré eso .
-Dean no seas testarudo, necesitamos alguna protección.
-¿Qué tal un chaleco antibalas?
-¿Y de qué nos va a servir contra espadas?
-Demonios Sam, eso, eso es ridículo – dice señalando la prenda.
El menor mira el motivo de la discusión.
-Es sólo una armadura, Dean, petos más bien.
-¿Qué estamos ahora en el Señor de los anillos? - dirige la mirada a Cass – Creí que sólo traerías armas.
-Es una forma de arma, la defensa también lo es. Además debemos poder distinguirnos en el fragor de la batalla. - aclara el ángel.
-¡Oh mierda! ¿Tendré que usarla verdad? - le pregunta a su hermano.
-Todos tendremos que – acepta Sam con una mueca resignada de disgusto.
-¿Hay para todos? - pregunta el mayor a Castiel.
-Hay de sobra – le informa.
-De acuerdo, las usaremos – las mira con desconfianza. Pilas y pilas de armaduras “o petos”, todas ellas doradas y verdes, siente que van a parecer los power rangers o algo por el estilo – Dame una – le dice a Cass y la toma cuando este se la tiende, se sorprende al tocarla, creyó que eran de algún metal pero es suave y maleable – Cass esto es de cuero, dudo que nos sirva de mucho.
-No, no lo son, es una material especial, no impedirá que una ataque directo de una espada te llegue, pero sí te protege de los cortes y … - los mira – Puedo explicarles todo si desean, pero lo cierto es que son iguales a las que usan en los ejércitos del cielo, son fuertes, útiles.
-Nos veremos igual al resto de los angelitos – sacude Dean y el ángel debe respirar con fuerza buscando la calma.
-El coro de Michael tiene sus propios colores – informa.
-¿El coro?¿Van a cantar? -pregunta el rubio.
-Sus soldados, un ejército de ángeles se llama Coro – le contesta Sam ante el extraño brillo en la mirada que le dirigió Castiel a su hermano.
-Ah! - dice el otro mientras sigue murmurando por lo bajo “y yo que creí que éste no tenía más momentos Wikipedia” - Así que verde y dorado, bueno que mierda, mientras nos sirva de algo...
Un ruidito lo interrumpe, mira su reloj y deja el peto junto con los otros.
-Sam tu turno. Vamos con Selene.
Se alejan casi a la carrera pero antes de salir por completo el menor se vuelve a ver al hombre que queda.
-Gracias Cass.

A medida que avanzaban Dean notaba como su hermano empezaba a quedar rezagado.
-Sam ¿qué haces?
El menor se detiene por completo y el rubio se vuelve a verlo, se quedan allí de pie, juntos y verlos así se ha vuelto algo normal para todo el mundo, muchos, la mayoría conocen algunas historias sobre esos dos hombres, no los entienden, aunque quisieran se les escapa la posibilidad porque no han vivido lo mismo, ni lo querrían y no saben cómo se mantienen unidos, que fuerza les hace seguir siendo hermanos.
-¿Cuál es el problema? - pregunta el mayor y el otro no se sorprende de que Dean siempre sepa cuando le pasa algo.
Él se ha guardado sus problemas y dudas para no incrementar las de su hermano pero los secretos nunca habían resultado ser un buen camino a seguir así que se decide a contar con su él.
-¿Qué pasa si no lo logro?
Dean sabe a qué se refiere Sam.
-Lo harás.
Puede ver la mirada del menor, como si esperara esas palabras pero no le sirvieran de nada.
-Sam, Sam mírame – el otro lo hace – Se que tienes miedo, ¡qué rayos, YO tengo miedo!, pero puedes hacerlo, se que puedes, te he visto controlar a ese hijo de puta, aún cuando estaba en su mejor momento pudiste con él.
Camina nervioso de un lado a otro.
-No sé porque somos siempre nosotros, en realidad no tenemos nada especial, no me refiero ahora – le dice ante el intento de Sam de negar con lo evidente de su situación – Piénsalo Sammy, Dios eligió a nuestros padres para que naciéramos y fuéramos los trajes de esos idiotas. ¿Por qué nosotros? ¿Por qué nuestros padres? ¿Cómo decidieron que debíamos ser nosotros, entre todas las personas que nacen en el mundo, por qué? Tal vez nunca lo sepamos, tal vez tampoco importa. Lo que importa es que estamos aquí, los dos, que somos familia y lucharemos para proteger a los nuestros. Al parecer yo debo dirigir y tu ser nuestra arma secreta, no me importan las probabilidades, no me importa si tenemos todo en contra, lo que sé es que saldré allí y lo daré todo por ustedes – lo apunta con un dedo – Y lo haré porque tu estarás a mi lado dando todo también.
Se para frente a su hermano y lo mira directo en los ojos.
-Darás lo mejor Sammy, porque siempre terminas dando lo mejor, te llenas la boca hablando de tu ira, tu destino maldito, pero siempre terminas haciendo lo correcto. Ésta no será una ocasión diferente.
-No sé si pueda Dean, es demasiado fuerte, demasiado tentador cuando tengo todo allí a mi disposición.
-Lo sé Sam. A veces es muy difícil ser lo que se necesita, lo que los demás quieren, pero se logra, si importan lo suficiente se logra. Encontrarás la manera y si no lo haces igual estaré ahí, cubriendo tu espalda.
-Gracias Dean.
Sam vio en su hermano la misma mirada que cuando lo salvó del hijo de Azazel.
-De nada – una sonrisa pícara tuerce los labios - Vamos que se nos hace tarde y Selene me echa la culpa.

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Lo sentía, como cada día, pero hoy era diferente hoy su voz no gritaba era un susurro lejano que apenas se escuchaba. Hoy quizás podría lograrlo.
La fuerza se elevaba en él como un tornado adquiriendo velocidad, era enorme y no sabía si podría controlarla, pero lo que sí sabía es que Lucy no tenía el control. Empezó a liberarla, poco a poco, podía sentir sus poros abriéndose dejando pasar la energía a través de ellos, las manos crispadas y las yemas de los dedos electrizadas.
Fraccionó la fuerza, la limitó en pequeñas porciones, tomó una de ellas con su mente y la moldeó en una pequeña bola de pura energía, pequeña, más pequeña hasta que parecía una canica (bolita de juego infantil), la disparó como un tiro y ésta explotó contra la pared.
-¡Suficiente Sam! - le dijo una voz suave, una que empezaba a escuchar hasta en los sueños.
Presionó la fuerza hacia el fondo, la envolvió en tranquilidad y la cerró bajo siete llaves imaginarias. Lucifer gritaba enfurecido, se retorcía violento e indignado, un ser que se había dedicado por milenios a torturar y rebajar a otros recibía una cuchara de su propia medicina y lo odiaba. Sam sonrió, se lo merecía el bastardo arrogante y caprichoso.
Abrió los ojos lentamente permitiendo que la luz ingrese en ellos y definan una imagen, lo primero que ve es a Selene que le sonríe con toda la cara haciendo que sus dorados ojos brillen, sin saber bien por qué no puede evitar imitar como espejo. Luego ve a su hermano, Dean está sangrando, tiene heridas de raspones en el lado derecho del cuerpo y rostro pero también está feliz, es entonces cuando Sam ve la pared, o lo que quedaba de ella, allí donde hasta hace instantes estaba dibujado un blanco no quedaba nada y se veía sin problemas el exterior.
Dean se mueve hacia él pero antes de romper el anillo de fuego le dirige una mirada a Selene, Sam no se siente molesto, se ha vuelto una costumbre asegurarse si él es o no él mismo, prevención se diría.
-Sammy, you rock, hermano. Has estado Genial – lo toma de un brazo y lo saca dándole unas palmadas afectuosas en la espalda.
-¿Selene? - pregunta Sam al ver que la chica se tambalea, Dean lo suelta permitiéndole ir en su ayuda - ¿Estás bien?
-Sí, sólo cansada – se dejar sostener por el hombre – Ha sido un gran trabajo Sam, ahora sólo debemos trabajar en esto hasta que se vuelva algo normal para ti.
-Desearía tener más tiempo – se queja el gigante.
-Lo harás bien Sammy – se acerca a ellos sin tocarlos, manteniendo las distancias con Selene, algo que hacía siempre de manera inconsciente que la joven no dejaba de notar y agradecía en silencio – Confío en que lo harás muy bien.
Dean le dedica una mirada de esas que sólo dedicaba en contadas ocasiones, una que cada vez que Sam ve le llena de seguridad y determinación.
Otra vez el sonidito que viene interrumpiendo su vida, mira el reloj y suspira.
-¿Por qué no van a descansar un poco? Turno con los angelitos – aclara, les guiña el ojo y se larga.
-¿Crees que lo lograré? - le pregunta Sam a la chica.
-Sí.
-Pareces tan segura como Dean.
-Tu hermano ha de conocerte bien, porque hasta dónde puedo ver has avanzado muchísimo en muy poco tiempo y aun quedan unas semanas para que lo domines por completo así que creo que sí, vas a lograrlo.
Ella sonríe y Sam no controla el impulso que lo hace tomarla de la cintura, acercarla a él y besarla saboreando esos labios llenos y gráciles. Selene estaba esperando que ese gigantón se decidiera de una vez por todas a hacer eso, se suma al beso cargándolo de deseo reprimido. La pasión los consume y ambos olvidan su cansancio por una noche.

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El entrenamiento era extenuante, aún le quedaban un par de horas de trabajo que organizar y no sabía si podría resistir los siguientes minutos, los malditos ángeles estaban muy bien entrenados y trabajaban en grupo como si fueran extensiones de un mismo ser. Les estaban dando una paliza en todos los sentidos y se sentía impotente ante ellos. De repente tenía a Ariel frente a él y estaba a punto de recibir un buen golpe de lleno en el plexo solar lo que lo dejaría grogui por un buen rato, se iba a dejar hacer, después de todo necesitaba el descanso, pero había algo en él que le impedía dejarse ganar, aún cuando cada fibra de su cuerpo y su cerebro se lo rogaba.
Una micro fracción de segundo y sin saber de dónde le salió le dio vuelta la cara al monje con un derechazo a la mandíbula, esperaba el dolor de golpear su mano contra granito, esperaba conseguir un pequeño espacio de tiempo para evitar los golpes directos, lo que no esperaba era ver la sangre surgir del labio del ángel, tanta fue la sorpresa de ambos que se quedaron quietos estudiándose uno a otro. Momento propicio para ser atacados por el resto.
Una hora más tarde Dean se siente como bolsa de boxeo, cada parte de su cuerpo duele y recién comienza a ponerse el sol. Esa rutina iba a terminar con su vida antes que la guerra. Por lo menos habían hecho avances, empezaban a trabajar como equipo, sólo debían seguir así, un escozor provocó que se mirara la mano que usara para golpear a Ariel. Debía buscar a Cass también, tenía la mano destrozada.

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Tanto era el cansancio del misionero que tomó la decisión de pasar en la aldea de la niña más tiempo del que había estado en otras. Pronto descubrió que sin pretenderlo había llegado a encariñarse de esas personas.
Fue así que la niña corazón se convirtió en mujer y desarrolló un cariño especial por el hombre que no lo era. Sentía que él no correspondía al cariño de nadie pero no le importaba puesto que ella no pedía que la amaran, sólo ofrecía su amor.
Pasó un día que el jefe de la aldea vecina falleció y su hijo tomó el mando, éste era un hombre ambicioso y había decidido hacía mucho que cuando llegara su turno de mandar comenzaría a expandir sus territorios.
El primer poblado que atacó fue el de la niña corazón, el hombre que no lo era presenciaba con dolor la matanza a su alrededor pero no tenía permitido intervenir, tan concentrado estaba en el pánico reinante que no advirtió el arma que se dirigía a su cuerpo.
La niña sí lo vio y con todo el amor de su corazón corrió directo hasta interponer su cuerpo entre la espada y el hombre que no lo era.
El misionero recibió en sus brazos el cuerpo herido de la niña corazón y por primera vez desde el día de su creación su propio corazón lloró de pena.
Gritó a los cielos pidiendo que se lo llevaran y así lo hicieron.


Continuará... 

Buena suerte!!

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