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miércoles, 20 de abril de 2011

PROMESA - Capítulo 1

Bueno, como les dije, a partir de hoy empezamos con otras cosas. Promesa es un fic que aún estoy escribiendo y que empezó como one-shot y parece que va a ser mucho más. También está inspirado en la serie Supernatural, su relación temporal está atada a la sexta temporada y se me ha ido la olla y se me sigue yendo un poco más en cada capi.
Ahora, como éste aún no está acabado, no puedo decir cuánto tardaré con él, lo que sí puedo decirles es que actualizaré cada día hasta que llegue al mismo nivel que lo tengo en otros lados, luego, habrá que armarse de paciencia...ya sé que algunos no saben lo que significa, pero les juro que no es tan terrible :P
Espero que les guste!!


Titulo: "Promesa" (otra cagada el título!).
Autor u Autora: Lauranthalasah.
Calificación: [PG] (si les gusta llorar... o no, no está tan mal la cosa).

Género: Angustia, Dolor, Fantasía, Familia.
Extensión: en conflicto por ahora ;)
Resumen: Las promesas pueden atar tu voluntad a cosas que no deseas, pero cuando haces una puedes elegir dos caminos, el que traiciona tu palabra, o el que las honra. Dean puede ser muchas cosas, pero si ha sabido hacer algo en su vida, es cumplir una promesa, aunque ésta le cueste la vida.
Tema: tristón, no insistan, yo soy alegre sólo en la vida real, para escribir no me sale.
Estado: [WIP] (Work In Progress).
Aclaración: los Winchi no me pertenecen, ni Bobby, ni Castiel, ni ninguna otra invención de Kripke, lo que hay aquí abajo, sí que me pertenece!

SAM



De los dos miembros de mi familia que realmente conocí, sólo uno de ellos cumplía siempre sus promesas, siempre lo hizo, aunque le costara el alma, y fue precisamente a él a quien le hice prometer algo terrible. 


Hay días en que me pongo a pensar en los viejos tiempos, en todo lo que hice y fui. Recuerdo llamarlo egoísta, tantas veces le dije que sólo seguía ordenes, pienso en mí mismo y veo que yo fui el egoísta, papá lo fue, ¿pero Dean?, creo que la única vez que Dean fue egoísta, fue cuando me trajo de vuelta de la muerte y el muy desgraciado perdió su alma en el proceso, ¿cómo compites contra eso, cómo devuelves el favor?

A veces sólo olvidaba que él había sido más que mi hermano, que había sacrificado por mí más de lo que ningún hermano está destinado a dejar, yo no podía verlo de otra manera que no fuera como mi “soldado perfecto, molesto, ligón, comilón e impresentable” hermano mayor. Simplemente yo no entendía que nunca había sido para él sólo un hermano menor, yo era más, mucho más, algo que nunca, merecí ser.

En ocasiones me pregunto si sería capaz de ver la realidad de lo que nunca comprendí si pudiera volver atrás, si pudiera rescatar, de esos ojos que hablaban mientras la boca callaba, lo que se ocultaba en su alma. 

Durante años creí que era un simplista, del tipo de personas que no tiene ningún tipo de profundidad en ellos, los que pasan por la vida entre comidas, amistades ligeras, mujeres, placeres sencillos. 

Me llevó mucho tiempo abrir mi mente a la posibilidad de que se escondía detrás de esa fachada mucho más de lo que yo podría imaginar, y me tomó más, más del que dispuse, saber qué era lo que estaba escondido, qué tan profunda estaba escondida la verdad de mi hermano, que tan hondas y extensas eran sus heridas.

Dean era una persona construida sobre las murallas alzadas desde sus ruinas, todo él era una fortaleza que mantenía escondido, a salvo, invisible, el corazón más generoso que conocí. Pero todo estaba edificado sobre los restos de su antiguo ser, cada vez que una defensa era derrumbada otra se levantaba en su lugar, sobre el esqueleto de la anterior, nunca sobre terreno firme, todo sobre el cadáver de algo que ya nunca jamás sería otra vez. Una construcción precaria que se mantuvo en su sitio por más tiempo del que se creería posible, sólo la fuerza de voluntad indomable de mi hermano podía contener todo eso junto, o quizás simplemente era el hecho de que debía seguir así para continuar con lo que consideraba su única labor en la vida, cuidar de mí.

Nunca lo entendí del todo, nunca seré capaz de hacerlo y ni siquiera sé si alguien lo hace o lo haría, porque yo no puedo concebir que toda tu vida gire alrededor del bienestar de otra al punto que sin esa persona tu propia vida carezca de todo sentido o propósito, quizás por eso no comprendí cuánto estaba pidiendo cuando reclamé el cumplimiento de su promesa.

Aún recuerdo su mirada de acero cuando entró en la habitación del pánico de Bobby donde me mantenían cautivo, recuerdo como caminó hasta mí, con los hombros rectos, soportando una vez más una decisión que superaba sus fuerzas, portando con estoicismo el peso de las decisiones de otros que debía llevar hasta sus últimas consecuencias, siendo, como siempre, el títere de los propósitos de alguien ajeno a él. 

Se acercó hasta mí, me miró directo a los ojos y me preguntó sin ningún tipo de inflexión en la voz si realmente quería eso. 

Se lo supliqué, le rogué que hiciera lo que yo no tenía fuerzas para hacer, le grité, lo acusé, lo que fuera para que terminara mi agonía y una vez más demostré mi debilidad, porque preferí rendirme a luchar, porque preferí cargar en su espalda la culpa de algo que no existía, le reproché que devolviera mi alma, cuando en realidad yo ERA mi alma, y mi única oportunidad de salir del Infierno, de terminar con mi tormento, era la que Dean había tomado.

Él no tenía la culpa de que yo estuviera en ese lugar, yo tomé esa decisión, pero en mi dolor, mi suplicio, yo buscaba culpables externos y culpar a mi hermano de mis debilidades siempre era más fácil, sobre todo porque Dean me perdonaba luego. 

Tarde comprendí que él podía perdonarme a mí, a nuestro padre, a Bobby, a Castiel a cualquiera menos a sí mismo, que las culpas que sobre él caían quedaban enterradas en un pozo cada vez más grande de desesperanza, remordimiento y autodesprecio.

Demasiado tarde, entendí que las culpas de mi hermano no podían ser perdonadas por nadie más que él y que él jamás estaría dispuesto a hacerlo. 

Que así como nosotros ventilamos a los cuatro vientos nuestros errores, como la mayoría busca excusas para sus acciones, Dean hacía todo lo contrario, no hablaba de ellos, no buscaba excusas y mucho menos las esgrimía, lo que había hecho estaba hecho, él lo había realizado, de él era la culpa y de él era el castigo. Dean no busca terceros a quienes caer con sus quejas ni siquiera las compartía.

Cuando mi hermano cometía un error era todo de él, no importaba si tenía apenas diez años, o si había soportado treinta años de tortura agonizante, era su culpa, suya y de nadie más. 

Por ello si yo le dije que era su culpa mi locura, mi sufrimiento, eso se transformó para él en realidad, y de repente no era un hermano rescatando a otro del Infierno, era un hermano llevando a otro a la tortura. 

Mi padecimiento se convirtió en culpa suya, la única solución posible era culpa suya y llevar a cabo la misma, aunque era suficiente castigo, jamás sería suficiente para Dean.

Le dije que sí, le dije “por favor”, y él lo hizo, como siempre que yo pedía algo por favor. 

Vi su mano alzarse, que no tembló ante la decisión tomada, vi el dedo contraerse lentamente y luego sus ojos, instantes antes del final y fue allí, milésimas de segundos antes de que mi intelecto cayera en el vacío, que vi una verdad no comprendida hasta entonces, él me lo había dicho, yo no lo entendí, pero ese día lo que sus ojos decían me golpeó, entre mi calvario, mi demencia, aún entre todos mis recuerdos de mi estadía con Lucifer, vi la verdad y la entendí.

Escuché el disparo, pero antes de procesarlo sentí el impacto de la bala en mi cabeza y luego ya no supe más nada, me dejé caer en un sopor de quietud, sin luces, en la oscuridad, tranquilo, flotando, por un corto tiempo estuve en completa paz y luego vinieron a mi memoria unos ojos verdes, un decir silencioso, sin palabras, sin sonidos y cargado de significado, significado entendido demasiado tarde, como siempre
Ese día le pedí a mi hermano que cumpliera su promesa, que me matara antes de seguir convirtiéndome en algo que no era. 

Él cumplió su parte, exactamente lo que un hombre como Dean haría cuando ya no quedaban opciones, cuando no quedaba la posibilidad de salvar, hizo lo que debía hacerse, lo que había prometido hacer.

Lo que vi al final, fue que en mi egoísmo, no había decidido sobre mi vida únicamente, sin pretenderlo, ese día, con ese disparo, con esa bala en mi cabeza, YO, maté a mi hermano.



Hasta mañana gente!!! :)

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