Ipod

viernes, 1 de abril de 2011

Misión - Capítulo 15

Espero que les esté gustando! Con este capítulo se podría decir que llegamos a la mitad, tiempo de cuenta regresiva!!




Capítulo 15


Maldito Cass, maldito Sam, su madre, su padre, Bobby, Jo, su abuelo, primos y el maldito campamento al completo, jura que si alguien le pregunta una vez más por su condición se lo carga, no le importará quien sea, lo muele a palos. El “estoy bien” se ha convertido en su “buenos días, buenas tardes y buenas noches”, más harto no puede estar.
Espera de corazón que quien acaba de llegar ponga toda su atención en su trabajo y así pueda despegarse un poco de tanta consideración que lo ronda. Él no necesita un séquito de personas preocupadas, necesita silencio, soledad, tiempo consigo mismo.
Ingresa a la sala de estrategias sin mirar a nadie en particular, está molesto y varias cosas más que prefiere no procesar.
-Por fin llegas – lo saluda siempre tan cordial su abuelo – Ella es Selene, es quien nos ayudará.
El cazador alza la vista y durante unos segundos se queda prendado de los dorados ojos de la chica, la estudia casi como lo ha hecho Sam minutos antes, pero a diferencia de éste último al mayor no le molesta la mujer, por el contrario, de inmediato entiende que tiene frente a sí a alguien competente, puede parecer joven e inocente, pero él era experto en calar a las personas y a quien tiene cara a cara la califica de confiable de una.
-Dean – se presenta él mismo y tiende la mano hacia Selene.
Ésta lo mira y le dedica tanta atención como de la que ha sido objeto, su rostro no deja ver nada, perfecta máscara de póker, tan entrenada y eficiente como la que tiene en frente. Pero aún sin demostrar siente, aún con todas sus defensas en alto siente mucho venir de ese hombre, demasiado. No corresponde el gesto, no le brinda la mano, no puede hacerlo, de tocarlo todos sus escudos caerían como cartas al viento y sabe que experimentar al desnudo las emociones de ese hombre no es buena idea, sin embargo le cae bien, muy bien.
No aprieta su mano pero le dedica la sonrisa más dulce, real y deslumbrante de su repertorio, Dean deja caer la mano, ha captado algo en los ambarinos ojos, cierto recelo, pero también interpreta que esa sonrisa es auténtica así que la acepta como el saludo que no se han dado.
-Es un placer Dean – tuerce la sonrisa en una de medio lado – Creo que trabajaremos todos juntos, ¿no?
El resto de los presentes han visto todo el intercambio que se ha producido en esos segundo, que la muchacha no saludara a Dean les preocupa, que Dean no pareciera ofendido los confunde. Aún Sam se pregunta cuándo llegará el día que entienda a su hermano y sus reacciones irracionales, él mismo está molesto porque la chica no correspondiera el saludo mientras su hermano sonríe tranquilo como si fuera de lo más lógico.
-Así es, supongo que Cass te ha puesto al tanto de la situación – medio pregunta, medio adivina el rubio.
-¿Cass? jeje – interroga ella risueña por el apelativo – Sí, algo me ha dicho, dos acciones por lo que me contó – levanta un dedo en el aire – Primero encontrar al traidor – le une otro dedo al primero – Segundo ayudar a Sam a controlar la fuerza de Lucifer – todos la miran, ella encoje los hombros – ¡Pan comido!
Ahí está justo la actitud que Sam intuyó ella tendría, no sabía en qué se metía, era inocente y no tenía idea de lo que enfrentaban.
-No es para tomarlo tan a la ligera – la encara Sam molesto – Mucho depende de esto y si no puedes trabajar con seriedad, entonces...
Ella concentra todo la firmeza de sus ojos de gata en ese hombre que le saca unos buenos cuarenta centímetros de altura, la suficiente para silenciarlo.
-No sabes nada de mí, no me juzgues. Si Castiel fue a buscarme es porque sabe que soy la mejor, mi empatía está tan desarrollada que si liberara mi habilidad podría captar con facilidad lo que está sintiendo en estos momentos no sólo cada persona de este cuarto, llegaría a alcanzar a cada ser en el campamento y a varios kilómetros de distancia, si me concentro sobre alguien que conozco puedo sentirlo del otro lado del mundo – se acerca a él y aunque debe levantar el mentón para poder mirarlo a los ojos aún parece más imponente que el muchacho – Soy joven pero no inocente, nací con esto, tengo casi treinta años de práctica, así que cálmate y empieza a centrar tu elevada cabeza mientras yo les cazo al traidor.
Se vuelve hacia el mayor de los hermanos y le sonríe cómplice a la par que aplaude entusiasmada.
-Bien ¿cuándo empezamos?
El menor se queda aturdido, “mierda” piensa “carácter que se carga la enana”. Pero su hermano lo mira conciliador y Sam afloja su ira, la mirada no se le escapa a la chica.
-Tranquila tigresa – la exhorta Dean – Samuel y Bobby te presentarán a todo el mundo. Pensándolo bien, ¿necesitas grupos pequeños o sólo dejas caer tu habilidad sobre ellos y lo hacemos más sencillo?
-No, prefiero los grupos, no quiero bajar todas las defensas que tengo alzadas, no es buena idea recibir mucho en poco tiempo, tardaría más en saber a quién pertenece cada emoción.
-De acuerdo, entonces quedamos así. Abuelo, Bobby, por favor muéstrenle a todo el mundo.
-¿Qué les decimos Dean, que vamos a averiguar quién es la basura que nos vendió? - pregunta irónico Samuel.
-¿Qué te parece si haces una revisación médica obligatoria y la escondes a ella en alguna parte? O mejor ¿por qué no sales a ver los entrenamientos individuales y la llevas de escolta como la nueva integrante de la familia? O ¿por qué no piensan algo ustedes? - le contesta en igual tono su nieto.
-Dios – se aleja murmurando – Después soy yo el que no tiene cabeza...
Selene se vuelve a ver a quienes han quedado, sabe que el gigante no la considera preparada para ese trabajo, no le importa lo que piense, pero si es cierto que ella no puede lograrlo nadie más podrá hacerlo, no es casualidad que Castiel la buscara. De todas maneras necesitaría ayuda, pudo sentir con toda claridad como el hermano mayor ayudaba a controlar al menor con sólo una sonrisa entre ellos, esperaba poder soportar a Lucifer y Dean en la misma habitación porque iba a necesitarlo.
-Vamos – le dice Bobby a quien la muchacha le ha caído bien de inmediato, sentimiento mutuo de echo.
Estuvieron en el primer trabajo durante horas y no consiguieron nada

**********************

-Cass! ¿Qué haces de pie ahí afuera? - le pregunta Dean cuando lo encuentra a la entrada del recinto que usarán para entrenar.
-No puedo entrar.
-¿Cómo dices?
-Han rehecho los sellos y no me permiten entrar.
-Rayos – dice el hombre acercándose al ángel, corta su mano con una navaja y luego hace un corte similar en el otro, une las manos para luego dibujar con la sangre mezclada un símbolo extraño.
-Ya está – informa.
-¿Qué has hecho?
-Hicimos un conjuro, sólo mi sangre y ese sigilo hechos por mí mismo funcionan para dejar entrar ángeles o demonios.
-¿Sólo tu sangre?
-Para entrar con los sellos activados Cass, si alguien los borra entonces no necesitas nada de esto. Entremos.
Dentro se encuentra Sam revisando que todo esté preparado para cuando finalmente puedan empezar con él.
-Selene quiere que ayudes Dean, también tú Cass.
El mayor lo mira extrañado.
-¿Cómo voy a ayudar yo?
-Al parecer ella cree que tienes alguna conexión conmigo que me hace tranquilizarme.
-Siempre creí que era todo lo contrario – suelta el mayor irónico.
-No. Tiene razón, cuando estoy cerca tuyo siento que es más fácil ser yo mismo.
Se miran mientras el ángel los observa a ambos, se relaja frente a las circunstancias que están por vivir, no porque sean fáciles de sobrellevar, quizás ni siquiera puedan hacerlo sin embargo puede ver algo que estuvo buscando en la mirada que se dedican los hombres, han vuelto a ser hermanos, esa tarea será complicada pero con ellos dos juntos tendrá una posibilidad de salir bien.

**********************

La noche había llegado y aún no encontraban al traidor, era mucha gente para estudiar y poco el tiempo que les quedaba. Como cada día Dean se encontraba a solas en su pequeña parcela de colina estudiando la noche, la oscuridad en general.
Sam y él estaban mejor que nunca y ya se había decidido empezar el entrenamiento al día siguiente sólo un par de horas en la mañana y otras tantas en la tarde, estaba nervioso por lo que pudiera pasar, por lo que se jugaban en una movida arriesgada. Nervioso por esa chica, por lo que había visto en sus ojos, recelo, no era por la situación, era por él. Ella tenía miedo de tocarlo y él también, trabajaba tanto en mantener sus demonios escondidos y todo se podía ir al carajo por una persona demasiado sensible. Se preguntaba si ella podría sentir todas sus emociones, qué pasaría si ocurría, no quería que alguien más sintiera lo que había en su interior, nadie debía sentir lo mismo que él, nadie.
Escuchó unos pasos que se acercaban y sus instintos se pusieron alerta, pronto los reconoció, era Jo, se acercó como cada día, usualmente la rehuía, negándose su cercanía por miedo a la pérdida, hoy no se fue, se quedó sentado en ese espacio que le pertenecía, la dejó acercarse, sentarse entre sus piernas y apoyar la pequeña espalda en su pecho. La rodeó con sus brazos y apoyó el mentón en el hombro derecho, hoy no se iba, hoy necesitaba ese calor, el calor de ella, el calor humano.
Estuvieron en la misma posición durante un largo rato hasta que ella tembló de frío y en un gesto instintivo él besó el femenino cuello. Ella se estremeció y esta vez nada tenía que ver con el clima, algo se encendió en las entrañas de Dean, un deseo que no sentía desde hacía mucho tiempo, Jo giró el rostro hasta encontrar sus labios y él le devolvió el beso. Una caricia, suave y dulce. Intentó apartarse pero ella lo retuvo con una mano en la nuca.
-No hoy Dean, no te vayas, no me dejes – le suplicó.
Él perdió la fuerza de su decisión ante el pedido, la besó, volcó en ese beso todo su sentir por ella, toda la necesidad y ansias. La necesitaba tanto y de tantas maneras, la esencia de ella nublando sus sentidos y su deseo desatado intentando atrapar lo que se le brindaba.
Había amado a esa mujer, nunca había respetado a otra como a ella, primero la consideró una niña y luego, cuando comprendió que era toda una mujer el tiempo se le había escapado entre pesadillas y culpas. La había perdido antes de que pudiera aceptar que la había encontrado, dejarla ir fue una de las cosas más duras que hizo en la vida, echar sobre su recuerdo un manto de amistad había sido una cobardía, pero una que necesitó para continuar con su vida. Ahora ya no podría usar ese truco si algo le pasaba, ya nunca más podría ver sólo a una amiga porque lo que tenía entre sus brazos era la mujer que había amado y perdido sin nunca reconocer nada.
Ya no tenía importancia, ella estaba ahí, él estaba ahí y no quedaban secretos ni escudos, ella se entregaba, pero también él se entregaba, más de lo que ella sabría. La besó con la necesidad y el deseo impreso en cada movimiento, deseaba su forma de mujer, la dulzura de su piel y la suavidad de sus curvas.
Se besaron los dos, desapareció el mundo y sus problemas, eran dos personas, sólo un hombre y una mujer amándose con su piel, cada roce pasión, cada gemido placer. Lágrimas mezcladas entre risas, jadeos y gemidos. Sudor cubriendo sus cuerpos y pasión galopando en sus venas.
En alguna parte del cerebro de Dean una alarma gritaba enloquecida, le hablaba de sufrimiento y pérdida, él la conocía, pero la ignoraba, no importaba, todo podía perderse en días, no perdería un segunda oportunidad, no cuando era Jo quien estaba en juego.
Se perdieron uno en el otro y se encontraron juntos, unidos como nunca antes. A partir de esa noche Jo y Dean no volverían a dormir separados. Se quedaron desnudos recostados en el pasto, la brisa fresca acariciando su piel, sus brazos entrelazados, ella sollozaba quedamente, Dean no preguntaba la razón, la sabía.
Había sido perfecto en su calor y ansia desesperada, perfecto era la palabra adecuada, terrible también se le aplicaba porque ambos comprendieron algo, pertenecían juntos, a partir de ese día su felicidad estaría siempre ligada al destino del otro y los dos sabían que el destino de Dean no era prometedor.

Continuará...

Besitos!!! ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario