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jueves, 28 de abril de 2011

PROMESA - Capítulo 2

Hola :( lo siento!!!! Debería haber puesto el capítulo mucho antes pero estuve perdida!
En fin, les traigo el nuevo capi, como les dije está todo el fic en proceso, sigo escribiendo y no sé en qué va a terminar, por ahora les cuento que ya tengo listo el capítulo 12 y no veo el fin muy cerca, pero...todo puede pasar!
Ahora sí, los dejo para que lean :)





DEAN



Nunca debí hacer esa estúpida promesa, nunca debí asegurar que lo haría, nunca....NUNCA.
¿Qué hago ahora? ¿Qué hago cuando mi hermano se debate entre la cordura y la locura? ¿Cuándo sus recuerdos le hacen gritar como si lo estuvieran desollando vivo? ¿Qué hago cuando se me pide que cumpla mi palabra? Cuando me toca cumplir un destino que odio.


Rezar no sirve de nada, Dios no atiende a mis plegarias. Cass no puede ayudar, Muerte ya hizo su parte y Bobby aún tiene la nariz dentro de los libros y sé que no encontrará nada.

Escucho a Sam, está encerrado en la habitación del pánico, encerrado, una vez más, sus gritos ahogados por la puerta de hierro, pero la estructura no es suficiente para acallar su sufrimiento, porque no necesito escuchar a mi hermano, verlo, para sentir en carne propia su dolor.

Casi no puedo pensar, tengo la mente embotada, no encuentro otra salida, no veo otro camino y ¡demonios! cómo querría hacerlo, encontrar un momento de inspiración, un poco de esperanza en alguna parte, algo, cualquier cosa que me alejara de hacer lo que estaba considerando hacer.

La cabeza me duele, palpita, siento que el cerebro es demasiado grande para la estructura de hueso que lo contiene, que algo va a explotar, y si no era ahí, será en mi pecho, una fuerza invisible casi no me permite respirar, la garganta se me cierra y los ojos arden.

Es angustia, es el saber que deberé hacerlo, es ver mi arma frente a mí, en esa mesa y saber que en minutos la tomaré, bajaré esas escaleras y cumpliré mi palabra, cueste lo que cueste, otra vez.

Bobby me mira, pero no respondo su mirada, no tengo fuerzas para enfrentarme a su juicio. Apenas me alcanzaron para encararme a Cass, ahora ya no siento nada de resto dentro de mí. Lo siento alejarse, dejarme solo y hoy lo agradezco, hoy quiero estar solo, para siempre.

Estoy hundido, más que mi hermano, hundido en mi mierda, mi basura, mi vacío, en éste yo que volvió del Infierno que nunca llegó a ser quien fui.

Un nuevo grito se cuela entre las grietas del piso y lo siento como un resorte que me impulsa, un arma filosa que desgarra mi alma y apresura mi decisión, agarro el arma, no la reviso, desde que fue apoyada en esa mesa está lista para cumplir con su cometido.

Encaro las escaleras, me detengo un momento, siento mi pecho cerrarse, el nudo que no me deja tragar, respiro hondo, bloqueo parte de mi mente, la cierro detrás de esas murallas que me han permitido seguir viviendo estos años, aprieto los dientes juntando de algún lado fuerzas para hacer lo que debo.

Desciendo el primer escalón y mi decisión queda tomada, cada paso es una eternidad en sí mismo y podría jurar que dejo detrás de mí las huellas de una vida que acaba, las pruebas de que fui algo alguna vez, quizás humano.

Abro la puerta de hierro y mirando a mi hermano avanzo dentro del cuarto.

Lo miro a los ojos, hay un brillo extraño en ellos, es la demencia que se apropia de él un poco más a cada minuto que pasa.

-¿Realmente quieres esto Sammy?

Y lo veo en él, la desesperación angustiosa de estar perdiéndose a cada instante, lo entiendo, lo he vivido, sé que se siente y no quiero que mi hermano pase por lo mismo.

Escucho sus pedidos, súplicas, sus gritos cargados de acusaciones que se clavan dentro de mí pero no quiero escuchar sus palabras. Quiero escuchar su necesidad, la que se esconde debajo de todo el veneno, quiero escuchar esa voz que habla sin palabras, la voz de mi hermano pequeño que siempre he sabido oír, esa que siempre me dice la verdad aunque la boca de él me esté mintiendo.

Se hace oír, es tan clara para mí como las palabras que se dicen y tal vez aún más. Mi hermano está perdiendo, no puede luchar contra eso, no quiere, está cansado de sufrir, quiere paz y yo lo entiendo, mejor que nadie, entiendo la necesidad de echarse y descansar para siempre, la necesidad imperiosa de dormir en paz. Y Castiel me aseguró que su alma tendría paz en el Paraíso.

No necesito más, y necesito....tanto.

Levanto el arma, la apunto directo a su cabeza, su frente, veo sus ojos, por un segundo veo su antigua mirada, esa que tenía antes de que me fuera al Infierno y conociera a Ruby, y en esa mirada veo a mi hermano, a Sammy, es a Sammy a quien disparo.

Mi dedo se mueve determinado, no escucho el disparo, no escucho a Bobby detrás mío, no veo a Cass quitar a la fuerza el arma de mi mano. Siento un ruido sordo en mi cabeza que acalla todo sonido y mi vista desenfoca apuntado hacia un sólo sitio. No recuerdo que pasó después, no sé qué pasó con el cuerpo de mi hermano, qué hicieron Cass y Bobby conmigo. Lo último que recuerdo de ese día es la cabeza de mi hermano estallando por la bala que yo le puse dentro, una imagen que me persigue cada vez que cierro los ojos.

Después de eso...nada.

Lo siguiente que figura en mi memoria es estar fuera de la casa de Bobby, sin saber cómo llegué allí, el brazo derecho sangrando por el orificio que dejó una aguja, ni siquiera entiendo cómo tengo ese conocimiento, ni el que esa aguja transportaba suero, aunque no recuerde por qué lo necesitaba.

No sé cuánto tiempo ha pasado, no me interesa, sé una cosa, sólo una, he matado a mi hermano. He asesinado a la única razón que he tenido de mantenerme firme, de seguir adelante, lo único bueno que me había pasado en la vida.

Podría suicidarme, acabar de una vez por todas con los malditos Winchester, terminar con nuestra herencia.

Era más fácil acabar con mi vida, volarme la tapa de los sesos y aparecerme a visitar a Meg en el Infierno. Pero sería adelantarse a los hechos.

El Infierno no existe únicamente en esa dimensión pervertida, también existe en la Tierra si uno hace las cosas de forma correcta, y por Dios, que yo había jugado mis fichas con maestría para obtener uno.

Las palabras de Tessa me golpean la memoria, yo estaba rompiendo con mi propia existencia el balance natural, caos y tristeza me acompañarían siempre y “siempre” era aquí muy cierto.

Así debía ser, no merezco morir, no merezco el descanso eterno, no lo tendré, Cass me había dicho que si mataba a Sam aún sería suicidio, que yo sólo sería el método, y él sería juzgado por un crimen que se castiga con el Infierno.

Hice otro trato por mi hermano, Cass no había querido aceptar, pero se lo rogué, que fuera mi amigo, que hiciera eso por mí, finalmente, en contra de sí mismo y no se bien por qué, aceptó. Sam tendría pase libre al Paraíso y en cambio, yo seré acusado de fratricidio, el primer crimen, el peor, seré el nuevo Caín y tendré el castigo de él. No hay excusas, no hay razonamientos válidos, lo que hice, no importa por qué, no tiene perdón.

Caín había sido condenado a vivir la eternidad sin descanso, a vagar por siempre la tierra, a partir de éste día ese es mi destino, mi castigo, justo castigo para mi crimen. La eterna existencia con mis pecados a cuesta.

Miro a mi nena, sigue ahí, aunque Bobby la ha cubierto para protegerla de los elementos. Me subiría en ella y saldría de allí, pero es demasiado hermosa, un auto que llama la atención y lo que yo quiero es desaparecer en el mundo.

Inicio mi camino despacio, paso a paso, dejo atrás lo único que me queda. Dejo a mi nena al cuidado del hombre que ha sido mi segundo padre. No me despedí de él.

No tendría amigos nunca más, no sembraría más caos en la vida de inocentes, me dedicaría a lo único que sé hacer.

Cazar...será el trabajo de mi vida.

Las pesadillas...mi descanso.

Vivir...será mi castigo.

El recuerdo...mi agonía.

Y Sammy en el Paraíso....mi esperanza.




Besitos!!!

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